VALÈNCIA. El IVAM echa el cierre a la exposición de Pinazo ante el peligro de filtraciones. Dos años hace desde que se publicara esta noticia. Poco después de la inauguración de la exposición Pinazo en el espacio público, la dirección del museo optaba por cerrar el espacio ante las filtraciones provocadas por las intensas lluvias –y el riesgo que podría suponer para las obras allí expuestas- así como para acometer mejoras ante las distintas deficiencias de la sala. Dos años hace ya desde que se cerrara la sala, un tiempo en el que se ha mantenido sin visitantes, sin pintura, sin esculturas. Hasta ahora.
Será en apenas unos días cuando las obras de arte vuelvan a ocupar sus muros, con la inauguración de la exposición Pinazo: Identidades prevista para el próximo 25 de abril, momento en el que el museo recuperará la sala en su recorrido expositivo. Y es que, entre una cosa y la otra, entre el cierre forzado y la inminente reapertura, se ha llevado a cabo una profunda intervención en el espacio que, además de solventar los problemas mencionados, también ha puesto a punto una sala que esconde una parte importante de la historia de la ciudad de València.
“Es la primera vez que se lleva a cabo una rehabilitación integral de la muralla desde que se inauguró el IVAM en el año 1989”, ha destacado Sonia Martínez, directora adjunta del IVAM, durante la presentación a medios de la intervención, acto en el que ha estado acompañada por Sergio Estruch y Laura Mantecón, de El Fabricante de Espheras, el equipo de arquitectos coordinadores del proyecto, y con los arqueólogos José Ferrandis y Antonio Sáez.
Más de tres décadas han pasado desde que volviéramos a mirar, al menos con este nivel detalle, a una muralla medieval que da forma al esqueleto invisible -o casi invisible- de la ciudad, una muralla que también es parte del museo.. Con un acceso separado del principal, a través de una rampa que nos sumerge en el nivel -1 del centro cultural, la Sala Pinazo destaca por girar en torno a un fragmento de la muralla de 80 metros, creando un puente directo entre el siglo XIV en el que fue construida y el arte del siglo XX que desde hace años la envuelve.
La construcción fue levantada como protección ante la guerra entre Castilla y Aragón así como, incide el arqueólogo, para proteger a la ciudad de posibles inundaciones ante la posible crecida del río Turia, una muralla que formó parte del entramado urbano hasta finales del siglo XIX. Su demolición comenzó en el año 1865, quedando como herencia las Torres de Serranos y las Torres de Quart, con el objetivo de propiciar la expansión de la ciudad y mejorar su salubridad. Sobre sus restos pronto se levantarían nuevas edificaciones, un siglo después, de hecho, se sumaría el propio IVAM, que hoy descansa sobre un fragmento de muralla clave para contar su historia.
“En toda València no hay un elemento arqueológico expuesto con esta calidad y con estas características", destacó Ferrandis durante la presentación a medios de la intervención. Los trabajos arqueológicos comenzaron con una excavación “inédita” en la rampa de acceso a la sala, una intervención gracias a la que han aflorado distintos fragmentos de cerámica taifa del siglo XI, así como restos arquitectónicos de los edificios que se construyeron en el espacio que dejó la muralla tras su derribo en el s. XIX, tales como pavimentos, pilares o muros.
“Hasta ahora las únicas investigaciones sobre la muralla fueron realizadas coincidiendo con la construcción del IVAM entre 1985 y 1987, y se realizaron únicamente de manera parcial y extramuros”. En estos meses se ha llevado a cabo la limpieza total del muro, eliminando elementos impropios y restaurando aquellos elementos que presentaban un estado deficitario de conservación, un proceso que ha permitido arrojar luz sobre la construcción de la muralla defensiva de València, poniendo en valor las técnicas constructivas de mechinales/agujales que atravesaban el muro.
Además del estudio realizado sobre la muralla, también se ha querido sacar ‘brillo’ a este elemento patrimonial con distintos cambios en la Sala Pinazo, como una mejora en la iluminación o con la instalación de una gran ventana que permite verla desde el exterior. En el otro extremo del tramo, de igual forma, se ha realizado un sutil cambio de pavimento para marcar la huella de la expansión de la muralla, generando una suerte de ‘puntos suspensivos’ que invitan al visitante a imaginar cómo seguía su recorrido.
La rehabilitación del tramo de la muralla medieval y la adecuación de la sala, que ha mejorado su sistema de climatización, accesos e iluminación, forman parte del Plan Director de Inversiones del IVAM que marcó el inicio de una serie de reformas tácticas que pretenden actualizar el edificio que, tras más de treinta años desde su inauguración, requería intervenciones sobre su estructura. En este marco se han realizado acciones en el vestíbulo, con nuevas taquillas y guardarropía, la renovación de la cafetería, la apertura de una nueva tienda y librería y la reforma de los Labs.