VALENCIA. El próximo 9 de marzo La Nau de la Univeristat de València abre al público una exposición única. La relación de dos amigos -o mucho más que eso-, se desborda a través de la creación artística y el diseño con la firma de Paco Bascuñán y Quique Company: Paco Bascuñán i Quique Company. L’equip Escapulari-O i altres derives, abierta hasta el 15 de mayo.
Con apenas 16 años, ambos se matricularon en 'Decoración' en la Escuela de Artes y Oficios "porque por aquel entonces era lo más parecido a lo que ellos querían hacer: pintar". Así lo asegura Lupe Martínez, viuda de Bascuñán y comisaria junto a Marisa Giménez de la inminente exposición.
Estudiaron juntos, pintaron juntos, diseñaron juntos y vivieron juntos. De hecho, lo que se exhibirá en esta muestra es la obra conjunta de ambos. "Con 17 o 18 años alquilaron un piso en la Calle Bolseria, donde creaban de forma conjunta. Uno iniciaba una pintura, el otro pasaba y añadía un dibujo, luego el primero iniciaba algo nuevo a partir de esto último... hay una parte de la obra en la que es difícil saber cuál de los dos hizo qué".
No obstante, buena parte del valor de los que a la postre serían diseñador y artista, está en lo generado por ambos bajo el heterónimo de equipo Escapulari-O. "La obra en el periodo de este equipo, entre 1974 y 1978, muestra a las claras su compromiso político que era tan fuerte que la propia obra no podía ser expuesta durante aquellos años", apunta Martínez. Y buen ejemplo de ello es su versión a partir de la figura de Salvador Puig Antich.
Su simbiosis duró hasta el final de sus días, ya que ambos murieron de forma prematura. Company en 2005, tras pasar algunos años retirado en su pueblo (Fuentes de Ayodar) de la sociedad frente a la que montaba crítica a través de su obra; Bascuñán, en 2009, de forma repentina cuando era una de las voces más preclaras del diseño de vanguardia, una década más tarde de haber sido reconocido como tal en una retrospectiva integral del Institut Valencià d'Art Modern. El museo, por cierto, tiene piezas de ambos en sus fondos recopiladas tras las exposición 20 dissenyadors valencians de 1995.
La obra, que repasa sus obras desde los 70 hasta los 90, incluye una última pieza que resume como ambos creadores habían llegado a sincronizarse a lo largo de su interesante carrera. Esa obra fue un encargo para Esfera Azul en el que cada uno pintó seis lienzos por su cuenta. Finalmente, los unieron, en una composición de 12 en la que para el espectador es muy difícil distinguir de quién es cada una de las obras, y lo más importante: funcionan como un todo sin haber visto ninguno de los dos la creación del otro.
Más conocida es su obra de marca para ACTV, a mediados de los años 80. De hecho, en buena parte de las referencias del diseño valenciano es la fórmula más plausible de concretar el legado de Company. Y es que Bascuñán y Company compartieron hasta el año de nacimiento, aunque la propia identidad de la profesión como diseñador les llevó a separarse. Aunque formaron el Equipo Escapulari-O, llegaron a ser miembros de La Nave y colaboraron en diferentes proyectos, Company nunca se sintió cómodo en la producción de diseño. Bascuñán, por su cuenta, montó su propio estudio y -entre otros hitos- llegó a ser nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
La exposición, que se divide en los encuentros creativos en torno a sus vidas, irá acompañada en el catálogo de textos como el de Nacho Lavernia. No pasará por alto un viaje a Berlín, a principios de los 80, que les influiría ni su obra también conocida como Dies irae. Los materiales, como especificidad, son en gran medida inéditos, acumulados tanto por Giménez como sobre todo por Martínez y las hijas de Bascuñán. Con una carga de denuncia social que sorprenderá, sobre todo, a los seguidores de este último por aspectos de diseño más conocidos, el visitante se aproximará a los fusilamientos de 1975, a la influencia que en ambos ejercieron Goya o Tàpies y a dos referentes en sí mismos de los movimientos artísticos post-Grupo Bulto.