VALÈNCIA.
Atracadora
Cristina Expósito de Vicente
Botín
The Dinner Party, de Judy Chicago (1974-1979)
La obra The Dinner Party irrumpió en el panorama artístico en 1979 y es considera la primera gran obra feminista con implicaciones internacionales. Su autora, Judy Chicago (1939, Estados Unidos), fue una de las pioneras en el Arte Feminista en un mundo donde el arte todavía estaba dominado exclusivamente, en autoría y reflexión, por hombres. Es una artista polifacética que nunca se enmarcó en un estilo concreto ni en una técnica; Judy utilizaba todo lo que estaba a su alcance para hacer llegar su mensaje activista: resituar el papel y la capacidad de agencia de las mujeres en la sociedad de mediados del siglo XX desde la reflexión del pasado y con una proyección hacia el futuro.
Y en este contexto de génesis del Arte Feminista surge la instalación The Dinner Party, una obra que abrirá el camino a grandes artistas feministas como Jana Sterback, Mary Kelly, Annette Messager, Cindy Sherman, las Guerrilla Girls, Barbara Kruger, o Nancy Fried, entre otras. La instalación de La Cena tiene como objetivo reivindicar el papel activo de las mujeres a lo largo de la Historia, así como su importancia en el mundo de las Bellas Artes –donde en muchas ocasiones las artes femeninas han sido devaluadas a artes menores.
Para ello Judy Chicago presenta una mesa triangular (elemento asociado con la igualdad y el útero femenino) donde se disponen 39 lugares para sus comensales, todas ellas mujeres. La particularidad es que cada invitada dispone de un plato con forma de vagina. Treinta y nueva vaginas diferentes, coloridas, minimalistas, abstractas, floreadas... simbolizando cada una de ellas a una mujer destacada en la historia. Así es posible recorrer desde los inicios de la civilización con la Diosa primordial o la divinidad Kali, continuar con la escritora y teóloga Santa Hildegarda o Trotula de Salerno, la primera ginecóloga, hasta los orígenes del feminismo con la escritora Mary Wollstonecraft, la poeta Emily Dickinson o la enfermera Margaret Sanger, pionera en la lucha por la libertad reproductiva.
El robo de esta obra del Museo de Brooklyn, Nueva York, no sería para un disfrute personal sino, tal y como proyectaron Judy Chicago y las otras 129 mujeres artistas que colaboraron, esta instalación nació para la colectividad. Una mesa que, desgraciadamente y en el siglo XXI, deberían sentarse muchas personas a recordar un menú compuesto por los valores y derechos fundamentales de las mujeres.
Una Cena a la salud de Judy Chicago, de las 129 mujeres que colaboraron con su arte, y de todas aquellas artistas que lucharon y siguen luchando por una igualdad real donde no exista la apropiación no consentida del cuerpo femenino, donde el abuso y la discriminación sean penados con dureza y la capacidad de agencia femenina no sea manchada con discursos paternalistas y patriarcales.