A propósito de su exposición en la Galería Thema de Valencia hablamos con el artista Miguel Castillo Oñate, quien reivindica el valor de la pintura contemporánea y sus múltiples posibilidades
VALENCIA. La exposición “Global Village” de Miguel Castillo Oñate fue inaugurada en Galería Thema el pasado viernes 28 de octubre y puede visitarse hasta el 19 de noviembre en el espacio situado en Plaza de América 4, tratándose de una individual que muestra los trabajos más recientes del artista y nos adentra en su universo de abstracciones con un lenguaje propio muy particular y evocador, pinceladas hábiles, colores vivos, veladuras y una profundidad perturbadora que retrata lugares en los que podríamos identificarnos.
El pintor valenciano, que fuera galardonado en 2008 con una de las medallas de honor otorgadas en la XIII edición del premio BMW por su obra "Vista sobre el Sena", ha ido derivando su trabajo pictórico hacia la abstracción, cortando radicalmente con la pintura realista que lanzó su carrera y planteando una reflexión sobre el momento actual que viven la mayoría de pintores en España. Hablamos con él y nos cuenta que se trata de la producción más reciente en la que está inmerso en estos momentos, desde hace más o menos dos años y medio, por lo que esta exposición es el resultado de un proceso en el que avanza para elaborar un discurso sobre el objetivo que tiene la pintura como parte integrante de la sociedad actual en la que vivimos.
El término Aldea Global describe como la información inmediata que se origina a través de los medios electrónicos de comunicación audiovisual, televisión e internet, producen una interrelación cotidiana entre los individuos de cualquier parte del planeta, “con lo que este hecho transcendente supone en cuanto a eliminación de fronteras”, señala Castillo Oñate. El término fue acuñado por el sociólogo canadiense Marshall McLuhan.
“Los artistas podemos contribuir con nuestro trabajo a promover ideas y crear puentes entre culturas que enriquezcan la globalidad. Esa eliminación de barreras es la que me interesa plasmar en el terreno pictórico. Tengo en mente una obra que se extienda sin límites, con total libertad de ejecución”, explica. “En mi trabajo busco aglutinar una serie de factores de distinta índole que pueden estar presentes... La memoria individual como elemento definitorio de la identidad, el sueño como coadyuvante de nuestros deseos y temores, la experimentación que propicia encuentros, la percepción de nuestra propia realidad como materia que también construimos. La fantasía como la única parcela de libertad que tenemos y el salto al vacío, sin miedo. Esa amalgama de conceptos y, sobre todo, cómo se interrelacionan, son los que me proporcionan una gran libertad formal a la hora de expresar las ideas que tengo en mente, sin demasiadas normas que constriñan mi proceso de trabajo a la hora de ejecutar una idea sobre otra adyacente u obsoleta; Todo es elección. Voy introduciendo algunas claves dentro del cuadro que transporten el pensamiento hacia mundos oníricos, paisajes en los que no todos los elementos son reconocibles o poseen un rol determinado. Si, el proceso de metamorfosis entre las partes que se unen espacio-temporalmente propiciando un diálogo entre lo presente y el recuerdo del que proviene nuestro propio archivo de escenas mentales”, aclara.
Según el artista, que fue dibujante para la Agencia de Artistas Selecciones Ilustradas en Barcelona, ha trabajado creando gráficos de ordenador para videojuegos en Microdigital Soft en Madrid y también ilustraciones para publicaciones del medio "Micro manía", esa comunicación inmediata llevada a las distintas esferas de la pintura es la que posibilita una visión del "todo" en su conjunto. La eliminación de fronteras y la convivencia entre todas las partes diferenciadas de la obra.
En cuanto a su formación, la que le llevó a emprender esta trayectoria que oscila de lo digital a lo matérico (y no al revés, como suele pasar), comenta que tras cursar un par de años en la Escola de Cerámica de Manises la pintura le sedujo y como le gustaba hacer caricaturas, se decantó por el género del retrato realista en principio. “Este fue mi objetivo, el realismo, durante mi formación en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de la Universitat Politècnica de València. Tras finalizar los estudios me presenté a concursos en los que obtuve varios premios, como la Mención de Honor en el II Concurso de la Fundación de las Artes y los Artistas en 2007 y la Medalla de Honor en el XXIII Premio BMW de Pintura de 2008, siendo estos los más destacados. Aún así la pintura realista que yo hacía no me acababa de llenar y me encontré en un callejón sin salida, atado al referente fotográfico, entonces decidí cortar de raíz y darle rienda suelta a mi imaginación para pintar de una manera más libre en todos los aspectos. Paulatinamente he llegado a lo que hago ahora”, expone el artista que desde hace 15 años tiene su estudio ubicado en Mislata.
Su relación profesional con la Galería Thema se estableció desde hace unos siete años, según relata, desde que empezó siempre ha sentido que apostaban por trabajo y han expuesto tanto su pintura realista, pasando por una evolución hacia otras formas de expresarse, hasta desembocar en su trabajo reciente. En el contexto de su muestra actual le preguntamos por el momento histórico que está viviendo la pintura contemporánea en el mercado del arte, a lo que responde rotundo: “La pintura ha muerto y ha resucitado muchas veces, en un momento en que los medios tecnológicos se han apoderado de la difusión y la creación artística, quiero reivindicar que lo material, la pintura, sigue teniendo un gran valor vigente, y un campo a desarrollar con enormes posibilidades, ya que la huella permanente que puede dejar en el espectador que se sitúa delante de la obra, posee unas connotaciones que le son propias y únicas y que no pueden ser reproducidas tecnológicamente con el mismo efecto. Es una forma de rebeldía tratar de levantar a la gente de sus asientos y sus pantallas para desplazarse e interactuar con la obra física, puede ser tomado como un pequeño viaje hacia una exposición en la que el objeto posee un valor único e irrepetible "aurático" como bien apuntó Walter Benjamin. El mercado y sus intereses macroeconómicos son los que dictan lo que es o no susceptible de ser valorado, y en esto, la pintura se lleva la peor parte en las últimas décadas, si bien es cierto que en las grandes subastas las grandes firmas llegan a alcanzar precios astronómicos. Pero a nivel local, los artistas seguimos sin tener un mínimo apoyo institucional que dignifique nuestra profesión.
“Tengo alma de pintor, y esto todavía no se ha diluido, aunque sí me seduce hacer otras cosas más tridimensionales y también me entusiasma el videoarte. De momento he sido elegido para participar con una obra en la Feria internacional de Arte Contemporáneo de Castellón MARTE del 18 al 20 de Noviembre, ya que una de mis obras de la serie expuesta en la galería, Aldea Global, fue seleccionada por Ciutat Vella Oberta en la edición del año pasado”, dice. El objetivo que el pintor busca alcanzar con dicha serie es la puesta en valor de los elementos plásticos que construyen las imágenes, haciendo que se establezca un diálogo entre lo que percibimos y el concepto o el mensaje de la obra. El vehículo es, en este caso, la propia pintura y su expresión formal.
“La pintura es pintura, algo que de tan obvio no tenemos del todo en cuenta a la hora de valorar la obra conceptualmente. Una cosa es lo que quiero decir y otra cómo lo expreso gráficamente. La combinación de los colores o el uso de veladuras o empastes expresan ya de por sí un universo de relaciones asimiladas como elementos de la naturaleza en los que subyacen ideas de nacimiento, continuidad o destrucción, también los colores con sus características determinadas pueden influir en nuestro pensamiento dependiendo del modo en que estén dispuestos dentro de la obra. El abanico de posibilidades que se abre ante la mirada a la hora de crear una imagen es infinito”, concluye Castillo Oñate, cuyo planteamiento es componer una imagen abstracta en principio, tratando de no distraer la contemplación de base con elementos figurativos que pudieran condicionar la mirada ante la objetualización de las formas presentadas.