La Generalitat Valenciana compra por 3,7 millones el espacio en el que un día el gobierno de Zaplana soñó con una Ciudad de las Artes Escénicas -rehabilitándolo por 22 millones- y que hoy sirve de almacén
VALÈNCIA. Fue en septiembre de 2001 cuando los labios de la Ciudad del Teatro tocaron por primera vez el champán, una borrachera que duró hasta el cambio de década. Casi nada. Tras la barra libre llegó una resaca que no duró menos, años de abandono de un espacio que fue uno de tantos iconos de otra época, en concreto de la de un Eduardo Zaplana como presidente de la Generalitat Valenciana. Los delirios de la Nau de las locuras, para la que hasta se llegó a soñar –aunque nunca se materializó- una versión de Cien años de soledad capitaneada por Pedro Almodóvar, acabaron en el prematuro abandono de un gigante que ni siquiera quiso asumir la exconsellera de Educación, Cultura y Deporte popular MªJosé Català. Eso sí, tras una inversión del gobierno autonómico que superó los veinte millones de euros solo para la rehabilitación del espacio, inmueble propiedad de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Con más historias de las que caben en sus miles de metros cuadrados, la Nau de Sagunt abre de nuevo sus puertas para encarar una segunda vida en la que quiere hacer borrón y cuenta nueva.
De esta forma, la Generalitat Valenciana ha comprado finalmente a SEPI, hasta ahora titular de las instalaciones, la nave ‘maldita’ por un importe de 3,7 millones de euros (3.018.723 euros en metálico y 774.000 euros mediante la entrega de una finca en Paterna). Convertido en esta última etapa en un trastero, un final que no hizo sino agravar la parte simbólica en torno a la gestión del proyecto, la Nau de Sagunt pasa ahora a manos de la Generalitat, lo que permite no solo hacer uso de ella sino poder intervenir con el fin de adecuarla para reabrirla al público. El objetivo: generar un nuevo contenedor cultural con programación propia y, también, un espacio para la creación. “El uso que se le quiere dar es evidentemente cultural […] que no solo se pueda ver espectáculos sino tener allí una parte de la producción de nuestras actividades”. En estos términos se expresó ayer el conseller de Cultura, Educació, Investigació y Esports, Vicent Marzà, de quien dependerá en última instancia la gestión del centro.
La noticia de la compra la dio el propio jefe del Consell, Ximo Puig, tras una reunión en el Palau de la Generalitat entre las administraciones autonómica, central y local sobre la recuperación del edificio, quien se congratuló de haber llegado "al final de un proceso" que había estado "absolutamente atascado". En el encuentro estuvo acompañado por el propio Marzà; la secretaria autonómica de Modelo Económico y Financiación, María José Mira; el alcalde de Sagunt, Francisco Fernández; el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues; la presidenta de la SEPI, Pilar Platero, y la de SEPI Desarrollo Industrial (Sepides) Rosa María Mosulén. Con este acuerdo se da por desbloqueado un conflicto entre la Generalitat y los propietarios de la Nau de Sagunt que acabó en los tribunales, un nuevo punto de partida para el que se tiene claro que es y será un espacio cultural y que, aunque gestionado por la conselleria de Cultura, se promoverá una mayor participación del Ayuntamiento de Sagunt para que allí desarrolle su propia programación.
Aunque la cuestiones en torno a la dirección del nuevo centro corresponden a una “segunda fase”, explican desde la administración, lo cierto es que sí concretan uno de los primeros pasos a dar en la puesta en marcha del gigante. No todo es ruptura, pues se trata en este caso de retomar en uno de los últimos coletazos de vida de la Nau. Fue entre 2007 y 2009 que acogió algunas de las funciones del festival de artes escénicas Sagunt a Escena, haciendo sombra al propio Teatro Romano históricamente vinculado al evento. Dependiente del Institut Valencià de Cultura (IVC), es este festival uno de los eventos que volvería a ocupar el espacio de la Nau. Eso sí, una vez se acometan las obras de acondicionamiento del espacio, un proceso para el que, aunque desde la conselleria no han querido fijar fecha, sí han comunicado que se ha estado trabajando previamente a la formalización del acuerdo para que sea “lo más pronto” posible. “No está en condiciones para darle un uso inmediato", recalcó Marzà.
La Nave de Talleres de la antigua cabecera siderúrgica de los Altos Hornos del Puerto de Sagunto, que ha estado siendo usada durante ocho años como almacén por parte de la Generalitat, quien la utilizaba a través de la cesión del Estado, fue propiedad de SEPI –vinculada al Ministerio de Hacienda- hasta el 29 de diciembre de 2017, momento en el que se ha realizado la compra. Con esta operación se da una nueva vida al frustrado proyecto de Ciudad de las Artes Escénicas que Zaplana llevó a Sagunt tras desplegar sus alas en Alicante con la Ciudad de la Luz, dos proyectos mastodónticos de torpe trayectoria. Precisamente, en este segundo caso, fue el pasado mes de diciembre la Comisión Europea reducía el plazo efectivo de penalización sobre las actividades a desarrollar en el complejo al acortar las restricciones a 2027 –en un primer momento la penalización era de 15 años-, y también ha autorizado a que en ese periodo se pueda vender o alquilar parcialmente para actividades económicas.
Fue en el año 2001 cuando la Generalitat pidió a la propietaria de la Nau la cesión del espacio –mediante la Fundación de la Comunitat Valenciana para la Ciudad de las Artes Escénicas- para la representación de Las troyanas, un montaje teatral dirigido por Irene Papas y La Fura dels Baus a partir del texto de Eurípides. La producción de la obra por parte de la administración pública costó entonces 2,34 millones de euros, una cifra que supera el total de ayudas al teatro y el circo concedidas por la conselleria en 2017, cuyo montante ascendió a 2.006.000 millones. Papas, cuya valedora fue Consuelo Císcar –exsecretaria autonómica de Cultura y actualmente imputada por su gestión al frente del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)-, se puso al frente del centro de artes escénicas con un contrato de 180.000 euros de cuatro años de duración. La nave de los sueños también soñó con crear un teatro al aire libre que sería símbolo de esa futura Ciudad de las Artes Escénicas, un proyecto tasado en 6 millones de euros que nunca llegó a realizarse. Eso sí, el arquitecto –Manos Perrakis- cobró el 10% (600.000 euros) por el proyecto, cuya maqueta llegó a exponerse en la feria de arte contemporáneo ARCO de Madrid.
El montaje inaugural no tuvo su punto final en Sagunto, sino que Las Troyanas viajaron con Irene Papas a Roma, por lo que cobró 360.000 euros, un montaje cuya escenografía –diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava- ahora perece en el entorno de la Nau de Sagunt tras haber sido inmovilizada por orden judicial. En similares cifras a las de la obra de Papas se movió Las comedias bárbaras, un montaje de Bigas Lunas que tuvo un coste de 2,4 millones de euros. Fue en 2006, con Consuelo Ciscar ya en el despacho del IVAM, cuando la secretaria autonómica de Cultura, Concha Gómez, y la entonces alcaldesa de Sagunt, Gloria Calero, anunciaron el proyecto de Campus de las Artes Escénicas, una iniciativa de ámbito educativo con un presupuesto previsto de 23 millones de euros a ejecutar hasta 2010. Nunca se materializó. Cumplida la mayoría de edad de un proyecto que se inició en el año 2000, habrá que esperar todavía para conocer la ambición de la conselleria de Cultura para un espacio que necesitará de mucho mimo. Por lo pronto, la Nau de Sagunt vuelve a rodar.
365 días después del anuncio de compra por parte de la Generalitat, aún no se han licitado siquiera las obras de adecuación del espacio