ALICANTE. Hay cosas para las que España se queda pequeña. Nueva York no tiene una tradición, no tiene una historia. No puede haber historia donde no existen recuerdos a los cuales aferrarse, porque la misma ciudad está en constante cambio, en constante construcción y derrumbe para levantar nuevos edificios. Había una vez, hace ya mucho tiempo. Había una Isla. Unos alemanes. Algunos indios y algunas baratijas. Cientos de baratijas dieron paso al barco de vapor y los rascacielos, Wall Street, luces eléctricas, periódicos, el split, los Yanquis. El Central Park y la exposición universal, ¡Broadway! El edificio Crysler y el estudio 54. La Quinta Avenida y el MoMA. El Little Spain a un lado y unas calles más allá Little Italy. Y el nueve de septiembre de 2023 sucedió. Es lo que yo conozco como Nueva York D.P. Nueva York Después de Palomo.
En el hall del hotel Plaza de Nueva York se congregó la flor y nata de la juventud cultural Y musical de la moda neoyorquina, además de su grupo de amigos, prensa internacional e iconos de la ciudad.
La colección presentada iba acompañada de una colaboración ha tenido presencia a lo largo de todo el desfile con una línea de joyería, calzado y bolsos que alcanzaron su máxima expresión en estos 7 total looks de la colección cápsula llamada Bimba y Palomo por la colaboración que ha realizado con la firma Bimba y Lola. “Palomo es conocida por su enfoque glamuroso y sin sexos”, así como por mantenerse “fiel a sus orígenes folclóricos a la vez que abraza sin miedo una representación sensual y, en ocasiones, incluso provocativa de la masculinidad”; mientras que “por su parte, Bimba y Lola es la marca más moderna y vanguardista de España, con un fuerte enfoque en el empoderamiento de su vibrante comunidad femenina”, sentencian, subrayando así las características principales que se han buscado potenciar bajo el paraguas de esta cápsula colaborativa de la que Bimba y Lola se han valido para oficializar su apertura al mercado norteamericano.
“Cruising in The Rose Garden” es una colección esta arraigada en la ingenuidad de la infancia, de un estereotipado “chico Palomo” que ha pasado ahora a entrar en una nueva etapa de su trayectoria vital en la que ha empezado a descubrir su identidad sexual. Una celebración del amor y el deseo completamente ajena a cualquier prejuicio social estereotipado. Una mezcla entre lo carnal y lo romántico a través de una amplia gama de color y variedades textiles que expresan la abundancia posible del “Made in Spain”.
Una hora más tarde, a ese mismo lado del Atlántico y en pleno Soho neoyorkino –como hizo muchos años antes la gran Sybilla– la firma madrileña Casa Otrura aterrizaba en Nueva York con su colección SS24 con sus patrones en deconstrucción y sus innovadoras formas de corte que caracterizan la firma y hacen de su taller en la madrileña calle Víctor Hugo un sitio de peregrinación de los que nos gustan los cabos que no están sueltos. “Sergio cuida cada detalle de las prendas. Ves sus patrones y son rompecabezas que se van uniendo” admitía Verónica, la otra cabeza pensante tras la firma. De Otrura yo me pondría hasta los prototipos hechos en algodón blanco.
Ambos encabezaron la pasarela del Fashion Designers of Latin America (FDLA) en un luminoso "loft" con vistas al río Hudson en Chelsea, Manhattan, por donde pasaron el domingo más de una decena de diseñadores y un centenar de modelos, incluyendo algunas representantes de Miss Universo.
Custo Dalmau, el alma creativa de Custo Barcelona, presentó una colección con unos 50 conjuntos en la que destacaron los minivestidos, los caftanes y el "dos piezas" de top y pantalón, con una fusión de materiales y gráficos, y su experimentación característica de líneas y volúmenes. Se vieron conjuntos formales y frescos de pantalón estampado y camisa blanca, vestidos largos con aberturas en la pierna, cortos con vuelo y capas que daban movimiento, o chaquetas cortas estructuradas, todo en colores pastel, flúor y con detalles de transparencias y metalizados. Según explicó a EFE Dalmau tras el desfile, para el que hubo una larga fila y seguidores luciendo sus creaciones previas, la propuesta se tituló "Object of desire" y trataba, esencialmente, de "provocar el deseo en las mujeres a través de la emoción para que quieran comprar".
Tras Custo, la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada desplegó una colección de inspiración naíf, con sus emblemáticos motivos multicolor de corazones, estrellas y círculos, a los que sumó nubes y soles en una inocente bienvenida al verano, tanto en la ropa como en diademas.
La diseñadora se decantó por vestidos, tanto cortos como largos, y dos piezas de blusas con pantalón o falda en los que jugó con los volúmenes; como complemento incluyó bolsos grandes de rayas de estilo marinero con su logo estampado.
Los españoles dieron paso al grueso de la FDLA, que desde hace años trae talento de Latinoamérica a la cita neoyorquina, con propuestas llamativas como la de la marca Y III Chuan Eo, que usó una paleta neutra para sus trajes de chaqueta y conjuntos de pantalón y top desenfadados.
Y así, sin más, los españoles enseñaron que el talento no entendía de fronteras ni límites políticos.