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'ENTRE EL MITO Y EL ESPANTO'

Mar, cárcel y cementerio: artistas reflexionan sobre el Mediterráneo como frontera

¿Existe el Mediterráneo como entidad cultural, política y social más allá de un mar? ¿Cómo ha evolucionado esa visión del Mediterráneo desde su idealización hasta el drama de los refugiados, de los muros en Palestina, de las vallas en Melilla?

22/02/2016 - 

VALENCIA. El comercio, el desarrollo económico y las relaciones socio culturales han condicionado la evolución del Mediterráneo como una de las zonas con mayor interacción entre las distintas civilizaciones. Desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, esta área geográfica demostró ser un lugar amable, donde los sueños y placeres se cumplen. Sin embargo, a mediados del pasado siglo la situación se oscureció. Del cielo al infierno. El lugar mítico se quedó detrás del telón y el temor, la muerte, el racismo y la inmigración pasaron a escena. 

Cada día centenares de personas intentan cruzar el Mediterráneo partiendo del sur y del este con el objetivo de llegar a la Unión Europea, donde reside la esperanza. Hace décadas la inmigración en Europa procedente del Mediterráneo era sobre las 5 millones de personas, es decir, un 20% total de inmigrantes. Esta cifra ha ido aumentando en los últimos años hasta llegar a alcanzar los 9 millones de personas. La mayoría de ellos proceden de países del Magreb y de Turquía, lugares que se exhiben en las distintas obras de la exposición del IVAM 'Mito y Espanto: el Mediterráneo como conflicto'

La leyenda griega

Para entender el espanto actual del Mediterráneo hay que echar una mirada hacia atrás. En el primer bloque de dicha exposición se pueden contemplar varias fotografías de Wilhelm von Gloeden, Frank Roth, Nicolas Muller, Herbert List, así como las pinturas de destacados artistas como Picasso, Pinazo, Sorolla o Muñoz Degraín. En esta etapa se destaca la facilidad de viajar y descubrir un mundo amable. Muchos de los intelectuales de aquella época viajaban para encontrar una visión del cuerpo humano mucho más libre y erótica.

La salud corporal adquiere un gran valor en los artistas que buscaban la salud entendida como la búsqueda del equilibrio, de la belleza. La preocupación por la higiene y la enfermedad, hizo que muchos de estos artistas viajasen al concepto de lo "natural". Un concepto que se plasmó en el hombre como un bello pastor, un héroe con hojas de laurel en la cabeza. 

El desnudo mascullo se convierte en lo ideal para los artistas del primer bloque. Herbert List es uno de los artistas más influenciados por el poder y el deseo del hombre como equilibro de la armonía en el arte. Las imágenes tienen tal belleza y tranquilidad formal que se convierten en un producto simple de asimilar. 

Magreb, Argelia, Tánger, Turquía. Estos son los países que muchos de estos artistas visitaron para la recreación de sus culturas, así como de dibujos topográficos. Un mundo desconocido, un paisaje puro bañado de luz solar. El mundo árabe se contemplaba con una visión armónica, tranquila y agradable. Todo lo contrario a la realidad actual que se representa en el segundo bloque de la exposición. Estas mismas ciudades son también protagonistas en la segunda etapa pero por el ansia de salir de allí.  De este modo, lo mismo ocurre con el concepto del mar. En esta época el mar Mediterráneo era como pisar la tierra. Tanto Pinazo, Sorolla y Lozano dieron protagonismo al mar por su visión romántica, porque el mar para ellos, sí era vida. Y ahora un cementerio. 

Un mar de desencuentros

La segunda parte de la exposición, la más contemporánea, reflexiona sobre cómo se ha pasado de esta visión idealizada, a la del “espanto”, con el Mediterráneo como permanente zona de conflicto, con problemas como la inmigración, la desigualdad, el racismo o las fronteras infranqueables. A través de las fotografías y vídeos de artistas como Sergio Belinchón, Yto Barrada, Xavier Aranós, Ursula Biemann, Zinedine Bessai o Adrian Paci, entre otros, que muestran como ahora las personas del otro lado se paran y el mundo no se detiene.

Actualmente el mar Mediterráneo se ha convertido en una árida frontera, una barrera difícil de pasar para los miles de inmigrantes que huyen desesperados de sus países en busca de una esperanza de vida. Las guerras, las persecuciones religiosas y los problemas económicos son elementos claves en esta parte de la exposición. Si antes los países buscaban el mar, ahora las costas europeas prefieren dar la espalda en vez de establecer relaciones sólidas y crear núcleos. La mayoría de estos países forman parte de la Unión Europea y son los que han convertido el Mediterráneo en una frontera militarizada. Todas las obras aquí mostradas se centran en los exilios soñados, las migraciones forzadas, la guerra, la violencia así como la estrategia de supervivencia que la gente tiene en mente nada más llegar a Europa. 

Las ciudades del Mediterráneo se caracterizan más que nunca por ser sociedades multiculturales. En este contexto, la alteridad no debe ser un elemento problemático, sino un factor de desarrollo personal y cultural. Sin embargo, los conflictos entre los países hacen que artistas como Taysir Batniji reúnan en su serie Watchtowers (2008), veintiséis imágenes en blanco y negro que recogen varias torres de vigilancia que el ejército israelí construyó en Cisjordania para controlar la población palestina. 

En esta serie de fotografías comprobamos la imposibilidad de moverse tranquilamente entre las fronteras, los continuos controles y la situación de encontrarse siempre entre dos paredes. El sentimiento de desaparición, de no sentirse agosto en ningún lugar.  Las condiciones peligrosas de estos lugares y la prohibición del artista hace que las imágenes no estén muy bien acabadas. "No hay modo de entender estas construcciones militares como esculturas o incluso como patrimonio", aseguró Batniji.

La fosa común del horror

La vida parisina no es como la que el resto de europeos se imaginan. En el sur de Francia las relaciones de fuerza se establecen en los barrios más marginales de los alrededores de París. Un drama continúo que se muestra en alguna de las imágenes del artista Mathieu Pernot, en serie Les Migrants así como en Le fue. El drama es cotidiano para aquellos que sienten que han sido dejados de lado por el poder instituido y se siente excluidos del resto de la sociedad. Existe una fuerte tensión entre las diversas comunidades de migrantes. Una sola mirada o roce ya es motivo para que haya un conflicto. Los jóvenes negros y los jóvenes magrebí son los protagonistas hoy en día de los conflictos urbanos. 

Las profundas diferencias sociales, económicas y culturales provocan la sensación de exclusión en los diferentes barrios de las ciudades europeas. Para entender esto solo hay que comprobar la plaza de Villemin de París repleta de cuerpos de migrantes afganos envueltos. Muertos o aislados del mundo exterior.  Están tapados pero son invisibles para el resto. Ellos mismos quieren desaparecer y aislarse del mundo, de esta forma evitan el asedio policial, la violencia y las miradas esquivas.

Lo mismo ocurre con los miembros de las familias gitanas si recordamos los hechos violentos que se produjeron en diversos pueblos del sur de Francia en los que se quemaron todas las pertenencias de diferentes comunidades gitanas. La marginación y el exilio que sufre el pueblo gitano en sus propios países, aunque sean parte de la sociedad europea, hacen que no se sientan orgullosos de su representación. 

Es evidente que hay muchos tipos de fronteras y muros igualmente de agresivos. El artista Sergio Belinchón con su vídeo Avalancha muestra lo que podría ser el asalto a una valla en Europa por los propios europeos, blancos y rubios. No hace mucho vimos una "avalancha" parecida en las ciudades de Ceuta y Melilla. Más de medio millar de subsaharianos intentaron entrar a nado y saltando la valla. El miedo, el dolor, la angustia por querer pasar al otro lado se pudo resumir en una pesadilla. Los intentos de saltar la valla no van a parar. Ni los muertos, ni las cuchillas en las vallas ni la violencia en las fronteras detendrá las siguientes avalanchas. La presión migratoria seguirá existiendo mientan existan sistemas de desiguales. De momento, estos artistas que exhiben en el IVAM nos hacen testigos mudos de la vergüenza de una sociedad capaz de crear esas fronteras. 

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