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María José Mora: "Las necesidades del sector son las de Dansa València"

16/03/2021 - 

VALÈNCIA. Dansa València fue uno de tantos festivales que hace un año tuvo que echar el freno ante una crisis sanitaria que dejó fuera de combate a las industrias culturales. Tras el shock inicial y la incertidumbre posterior se desplegó en noviembre una edición excepcional que suponía, además, el punto y final a una etapa. Pocas semanas después el Institut Valencià de Cultura (IVC) convocaba concurso para renovar las direcciones de sus principales eventos culturales, junto con Cinema Jove o Sagunt a Escena, un proceso que sumaba un nombre nuevo al tablero, el de María José Mora. O no tan nuevo. La coreógrafa y gestora cultural asume la dirección con una mochila en la que cabe su trabajo en otras ediciones del festival, más de una década al frente de la compañía Marea Danza o una estrecha vinculación con el tejido asociativo cultural. Todas estas herramientas serán de gran ayuda para poner en marcha la nueva edición del festival, que se celebra del 11 al 18 de abril, apenas un mes después de su incorporación. Sobre el presente inmediato y el proyecto futuro de Dansa València hablamos con María José Mora. 

-En la renovación de direcciones de festivales públicos has sido la ‘peor’ parada, pues hace apenas unos días que te has incorporado y el festival se celebra en un mes, ¿cómo ha sido el aterrizaje?
-La transición está siendo muy natural. Por supuesto tengo los nervios propios de un festival que es dentro de un mes, acabo de firmar el contrato, pero con trabajo y dedicación se va a sacar adelante. Hay dos cosas positivas: he trabajado tanto en el festival como en producciones de artes escénicas del Institut Valencià de Cultura. Conozco el equipo y las dinámicas de trabajo. Además, soy del sector. Tengo ese conocimiento sobre los agentes culturales de la danza. 

-¿Cuál es el gran reto en este año?
-La programación estaba diseñada por Mar Jiménez [anterior directora del festival] en lo que se refiera a exhibición de espectáculos. Quedaba pendiente el diseño de las actividades paralelas, además de gestionar la producción efectiva. El reto ha sido conformar un equipo que lo pudiera llevar a cabo. Estoy agradecida porque el equipo del IVC se ha volcado y, además, contamos con algunas personas externas que vienen a reforzarlo. Una de las cosas en las que tengo mucho interés es en el cuidado de las personas que participan en el festival. No quiero que las prisas por que quede un mes afecte al público, participantes o profesionales. 

Foto: KIKE TABERNER.

-¿El equipo está completo?
-Este es un año para ver qué necesidades tiene el festival y, conforme a estas necesidades, el año que viene diseñar un nuevo equipo de trabajo. Tengo mucho interés en sistematizar el festival, en hacer una metodología de trabajo. Que dentro de cuatro o cinco años, cuando entre un nuevo equipo, el festival tenga una práctica y que el cambio de personal no sea un inconveniente para su desarrollo. Es muy importante también que el festival sea del IVC, que las personas de la casa hagan el festival, además de que haya un coordinador artístico y algunos apoyos externos, pero que el equipo del IVC esté totalmente involucrado: tanto el técnico, en producción o comunicación. 
No podemos dejar el festival siempre en manos de agentes externos. Las personas que hay en la casa son un valor y hay que aprovecharlo. Ellos son los que mejor conocen esta institución. Además, siento que aquí hay un gran amor por el festival.

"Tengo mucho interés es sistematizar el festival [...] que el cambio de personal no sea un inconveniente para su desarrollo"

-La idea de sistematizar los trabajos en instituciones culturales públicas no es nueva. En centros culturales, museos o festivales siempre se demanda que no se tire por tierra el proyecto global con el cambio de un director o de responsable político, no tener que volver a levantar la casa cada cuatro años.
-En este caso creo que hay mucho trabajo adelantado. El festival tuvo una primera etapa definida aunque después, como todo el mundo sabe, se desdibujó y desapareció. En la etapa anterior a la mía [con Mar Jiménez al frente] se ha empezado a construir y se ha hecho mucho. A partir de esa base vamos a continuar evolucionando. Esto no quiere decir que nada cambie, pues los proyectos artísticos deben estar en continua reflexión, pero sí tiene que haber una cierta continuidad interna. La danza no se puede permitir romper estructuras. Mi idea, además, es que el festival no esté limitado a un espacio y un tiempo, que tenga continuidad a lo largo del año. 

-¿En qué se traduce esta 'ampliación' de Dansa València?
-En abril acaba la exhibición, la fiesta de la danza, pero siempre debe haber una persona accesible para los creadores, intérpretes y asociaciones. Además, Dansa València no se puede ubicar únicamente en la provincia de València, debe ir a Alicante y Castellón. Tenemos que llegar allí generando actividades con esos conservatorios que ya están en activo. Por otro lado, debemos potenciar el trabajo de mediación, algo que no se puede encorsetar a los días del festival. Si queremos que tenga un reflejo en una producción que se pueda exhibir o en un taller se debe poner en marcha con tiempo. El trabajo con los públicos no lo podemos limitar a marzo, cuando tenemos la programación cerrada. Ahora es una buena oportunidad porque estas nuevas direcciones [En Dansa Valencia y el resto de festivales de la Generalitat] son más estables, lo que permite trabajar y generar complicidades a largo plazo. En danza, además, contamos con La Granja como cómplice para desarrollar acciones. 

Foto: ESTRELLA JOVER.

-Es imposible no hablar de la coordinación del festival de este año sin tener en cuenta el contexto que vivimos, una crisis sanitaria que ha afectado especialmente a las artes escénicas. De hecho, la edición pasada se tuvo que recuperar en noviembre haciendo encaje de bolillos con la programación.
-Tenemos la experiencia de ese festival en noviembre que se hizo en plena pandemia, con lo que muchos de los sistemas se repetirán en esta edición. Los teatros han continuado funcionando, con lo que en la exhibición de sala tendremos la misma dinámica. Debemos insistir: la cultura es segura, no hay que tener miedo a ir al teatro. Lo más complejo, que ya lo fue en noviembre, es la exhibición en la calle. Aunque en este caso estoy bastante tranquila porque, de hecho, esa programación de 2020 la ejecuté yo, con lo que tenemos esa experiencia. La exhibición de calle va a continuar porque es muy importante decirle a la gente a pie de calle que la cultura sana. Lo que haremos será limitar el aforo, con una infraestructura de sillas, vallas, medición de temperatura, gel hidroalcohólico... se hará con todas las condiciones. 

Es muy interesante que la danza repiense el espacio público. De hecho, me gustaría ir más allá y que el festival hiciera producciones específicas de intervención en espacio urbano. La danza en la calle es, además, una forma de llegar al público joven. Tenemos mucho interés en esto. Tenemos el ciclo Danseta, con el Teatre Escalante, que se centra en el público infantil, ¿pero qué pasa con el público joven? Ahí me gustaría hacer un trabajo, a ser posible con la Universitat de València, para acercarnos a ese público. 

"La exhibición de calle va a continuar. es muy importante decirle a la gente a pie de calle que la cultura sana"

-¿Cuál es el futuro próximo de esa inmersión en espacios no convencionales?
-En esta edición tenemos espectáculos de danza que se van a situar en museos, pero el interés está en creadores y creadores que creen obras específicas para ellos. Que esas piezas queden en su catálogo. Ahí es donde podemos darle un cambio, trabajándolo con la complicidad de los espacios museísticos o patrimoniales. Vamos a trabajar por ahí, que no sea la simple exhibición con un espacio, que no sea solo el contenedor, sino en una conexión de esos espacios con la danza y el movimiento. 

Foto: ESTRELLA JOVER.

-Llevas años girando con tu compañía Marea Danza y, además, muy implicada en el terreno asociativo con AVED o la asociación de gestores culturales. Ahora que estás del otro lado, el de lo público, ¿qué crees esperan de ti?
-Más que de mí, del festival, de las políticas y estrategias culturales. El festival siempre ha sido un hito, la insignia de la danza, y debemos trabajar por no cerrarlo a este espacio tiempo. No podemos volcar todas nuestras ilusiones y esperanzas en un evento cultural, sino que tiene que ir acompañado de unas políticas de apoyo y un marco que permita su fortalecimiento. Y hay voluntad. Tenemos ahora que articularlas de la mejor manera. El sector de la danza en la Comunitat Valenciana es muy potente, muchas compañías trabajan a nivel estatal y llevan la marca IVC. Hay que apoyarlas y fomentar que sigan creciendo y sean estables, esa es una de sus demandas. Pero no solo en la producción, también en los espacios y en la inversión en investigación y formación. A veces están obligadas a ir producción tras producción y el mercado no tiene capacidad de absorción, con lo que también hay que trabajar esos circuitos de exhibición. 

Actualmente estamos muy acostumbrados a la imagen fácil, al consumo rápido, y a veces la danza contemporánea exige un trabajo intelectual, una reflexión. Debemos hacer este trabajo de mediación para que el público se acerque a la danza con las herramientas para asumirla. En este sentido, y siendo un festival público, creo que es muy importante es potenciar el acceso de todos los ciudadanos, tanto en la exhibición como en la experimentación y la práctica. 

"El festival siempre ha sido un hito, la insignia de la danza, y debemos trabajar por no cerrarlo a este espacio tiempo"

-De hecho este año la compañía Titoyaya desarrolla un trabajo con la tercera edad.
-Este es un trabajo de danza comunitaria que se está trabajando con gente mayor y personas de centros de acogida de jóvenes. Es ahí donde también tenemos que trabajar, proyectos en los que hacemos que las personas realicen la práctica artística. Ahí está la comunión entre el arte y el ciudadano. 

-Ya ha tenido encuentros con los profesionales del sector, ¿cómo ha ido?
-Son agentes culturales que conozco y con los que he trabajado. Conozco sus demandas, así que estas reuniones han servido para especificar qué tipo de acciones se van a hacer este 2021. Seguiremos trabajando en la Misión Inversa [junto con AVED], que ampliaremos para poder llegar a más agentes culturales, así como con la APDCV [Associació Professionals Dansa de la Comunitat Valenciana], con acciones enfocadas a aquellos bailarines y bailarinas que acaban su carrera como intérpretes. Las necesidades del sector son las necesidades de Dansa València. El festival es una estrategia para servir al sector y lo que proponen las asociaciones son acciones interesantes para el festival. A mí me gustaría que este contacto con las asociaciones no se centrara en un mes antes del festival, sino que sea un trabajo hecho con tiempo y cuidado. No hay que sacar acciones para cumplir un calendario, sino porque hay realmente un escucha. 

-¿Cuál debe ser la relación del festival con las salas privadas?
-Para Dansa València no hay espacios principales y secundarios. Todos son importantes. Las salas privadas son imprescindibles para el festival, porque son las que están programando mayoritariamente danza durante todo el año. Tienen la dinámica de trabajo, un público afianzado y están conectadas a nivel local y estatal. Salas como Carme Teatro o Inestables son parte del festival. Me parece muy interesante también generar lazos con salas de fuera de la ciudad de València, bien para exhibición, bien como altavoz de sus propios territorios. Además de los espacios físicos hay que escuchar a proyectos como Migrants o Circuito Bucles y ver cómo podemos colaborar, como es el caso de Graners de Creació. 

-La anterior directora apuntó como reto a futuro el alcance internacional del festival, que nunca ha sido el objetivo principal. ¿Dónde queda en su proyecto?
-El proyecto internacional está dentro del proyecto que presenté al concurso, pero es un proyecto a largo plazo. No es -ni debe ser- solo una misión de Dansa València, es un reto de la institución y del sector. Dansa València no puede abordar sola una internacionalización. Sí que vamos a empezar a trabajar en crear lazos con otros espacios para poder entrar en el circuito de las compañías internacionales que vienen a España. Hacen un circuito muy habitual y Dansa València quiere entrar en él. También hay mucho interés en tener presencia en los festivales internacionales, empezar a generar lazos con algunos espacios y ver de qué manera compañías valencianas puedan viajar a otros países. En este caso estamos hablando más de compartir, de hacer intercambios. 

Foto: ESTRELLA JOVER.

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