VALÈNCIA. Melomans presentaron hace ahora un mes el ambicioso estreno de 004. Licencia para cantar: 12 funciones en el Teatro Flumen, con el riesgo y el pánico escénico de llenar 396 asientos sin más -ni menos- propuesta que la de un musical a capela made in València. Y lo han logrado. Desde la más absoluta independencia, han llenado butaca a butaca cada una de sus representaciones con una comedia que sirve para la reflexión de cómo un producto escénico puede combinar calidad y capacidad para ser -absolutamente- 100% abierto a todos los públicos.
Esa es la gran baza de la propuesta independiente de estos cuatro músicos valencianos que en cuestión de meses meses concluirán el Grado Superior de canto repartidos entre el Conservatorio Superior de Música Mestre Rodrigo y el Musikene de San Sebastián. Con 004. Licencia para cantar, cuyo título e imagen ya imbuyen al espectador en un contexto de paradigmas del cine y melodías populares. La obra hilvana con pericia temas de Queen hasta Lady Gaga, de Los Secretos a Serrat, o desde Elvis Presley hasta Christina Aguilera, Raphael, David Bisbal o Tequila. Sin demasiados meandros en una dirección -a cargo de María Colomer- que aun le puede aportar fluidez a los pasos teatrales, la voz en off de Luis Porcar recoge y acompaña comodamente el espectáculo.
La distancia con su opera prima, Desconcierto, tenía que ver con la subida de varios peldaños en lo referente a su vis interpretativa. Ese era el reto marcado y, aunque siempre se puede esperar que estos músicos profesionales sigan avanzando en esa cara de su desarrollo como formación (desde luego que hay margen), el público nota la experiencia que han ido acumulando con su primera propuesta. Una obra que, todo sea dicho, fue girada quizá durante demasiado tiempo y que ahora se queda muy alejada gracias a su nueva exhibición con la que ya han empezado a cerrar fechas por España.
Más allá del lado interpretativo, su paso por el reality show A Capela de #0 (Movistar+) ha aportado mejores rendimientos para el concepto de show y para registros que actualizan mucho su repertorio, como el beatbox. Todo ello ha redundado en una obra que les deja en el disparadero de esas propuestas escénicas y de empaque que ya deberían ser lo suficientemente atractivas para que teatros de más aforo acompañaran su obra de una inversión añadida. No ha sido poca la que han asumido sus cuatro impulsores, pero cuesta poco imaginar que ese esfuerzo independiente que ha ganado a su público butaca a butaca, pueda ser un filón en giras veraniegas o épocas como la Navidad. El filón que supone haber entendido de la mejor manera la forma de convertir su formación vocal para generar un espectáculo de entretenimiento de calidad y para Todos los Públicos y que, tras sus tres semanas en València, iniciará su recorrido por ciudades medianas y pequeñas en las que ya tienen varios compromisos.