El proyecto de Rafa Valls y Mercedes Valle se convertirá en el nexo entre el producto fresco del mercado y el 'cliente final'
VALENCIA. Es posible que cuando 'el' Uno lleve unos meses en marcha alguien interprete que la idea, que poner en marcha el primer take away del Mercado Central era una obviedad. El principal centro de abastecimiento municipal sigue a vueltas con sus propios estatutos y posibilidades para dar salida a su producto fresco, de alta calidad, sin pervertir la imagen, el sentido y la historia del propio Mercado. Sin embargo, Rafa Valls, el popular y querido Rafa Valls que hizo del Mancini uno de los últimos centros de fricción cultural en torno a una barra de bar y a un menú del día, está a punto de culminar un año y medio de negociaciones, proyectos, obras y finalmente abrir su parada.
La parada no será una parada, claro. Será un take away. El último año y medio de Rafa Valls, apoyado ahora en este proyecto por su mujer Mercedes Valle, mide seis metros cuadrados. Su situación en el mercado, en el primer puesto nada más entrar desde el acceso de la Lonja, le ha dado nombre al puesto y será clave para que habituales y turistas encuentren una fórmula para llevarse ese producto gourmet a casa en soluciones de cremas frescas, cremas calientes, ensaladas, bocadillos, platos de elaboración mínima y en la que los vegetales y las frutas imperarán en la oferta.
En tan solo seis metros cuadrados, el Uno "no pretende únicamente servir comidas". Un servicio para llevar que, si todo marcha bien, Valls espera extender con reparto a domicilio "por el centro con bicicletas". El clima y la llanura en la Seu y su entorno invitan a creer que será la salida habitual a este restaurante casual con una sede privilegiada junto a uno de los accesos del Mercado Central. Pero como asegura Valls a Valencia Plaza, su intención ha sido la de aunar modernidad y tradición para este proyecto, inspirado en una persona que acabó por convertirse en fundamental para entenderlo: Jaime Hayón.
El diseñador de origen madrileño, acaso uno de los referentes mundiales y que en Valencia es más conocido -además de por poseer su estudio en la ciudad- por haber sido el responsable de la línea más vanguardista de Lladró durante los últimos años, "se ha volcado con Uno". Suyo será el interiorismo y suya ha sido la influencia por respetar ese templo cívico que es el Mercado Central y crear una parada de comida para llevar poniendo a trabajar a su equipo como lo ha podido hacer para marcas como la ya citada o Camper, entre otras.
Hayón, más allá de todas las cuestiones más generales de la estética y las necesidades pragmáticas de la parada número uno del mercado, implantará una fachada de azulejo dibujada por él mismo en colaboración con el ceramista Vicente Gimeno. Esta será 'la cara' más conocida de Uno y en la que se trabaja apurando los plazos para tratar "al menos de poder quitar las lonas y 'saludar' el próximo 17 de septiembre". Para esa fecha está prevista una fiesta de apertura vespertina y nocturna de todos los mercados municipales y Valls, Valle, el estudio de Hayón, Gimeno y las personas ya implicadas en la elaboración de la carta y gestión de la parada esperan poder abrirse eventualmente a la ciudad.
Como sucede con Central Bar o cualquier otra parada del mercado, la actividad cesará a las 15 horas cada día. Una particularidad con la que Valls y Valle cuentan de cara a la idea de negocio que en apenas unos días quiere convertirse en un integrante más de esa ajetreada ciudad de olores y sabores, patrimonio inmaterial de los valencianos, que es el Mercado Central. Para entonces Valls habrá olvidado más de 18 meses de proyectos, salvedades de normativa, obras frustradas y todo tipo de vicisitudes que por otro lado ha ido contando a través de su cuenta en Facebook, donde se puede seguir la última hora 'del Uno'.