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'orden/desorden', en el ivam

Opresión, identidad y sexualidad en la Europa de entreguerras

22/10/2020 - 

VALÈNCIA. En la Historia (en mayúscula) tan importante es lo que se cuenta como los silencios, esos vacíos incómodos, realidades ocultadas deliberadamente que, por suerte, poco a poco afloran para recomponer un relato que se ha construido desde un único punto de vista. Con el objetivo de ofrecer un abanico más amplío en el campo de la sexualidad, el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) inauguró ayer la muestra DES/ORDEN MORAL. Arte y sexualidad en la Europa de entreguerras, que tiene por objetivo examinar las representaciones de la sexualidad en el arte y en la cultura visual surgidas en el contexto europeo durante esa época. Comisariada por el profesor de la Facultad de Bellas Artes Juan Vicente Aliaga, el proyecto busca recomponer un puzzle de historias a través de 219 elementos, entre pinturas, dibujos, grabados, fotografías, esculturas, películas y documentación de más de cincuenta artistas como Otto Dix, George Grosz, Rudolf Schlichter, Francis Picabia, Man Ray, Claude Cahun,Tamara de Lempicka, Jeanne Mammen, Hannah Höch, Salvador Dalí o Federico García Lorca.

“Es una muestra actual porque aún seguimos peleando por esos espacios de libertad y disidencia”, expresó por su parte la directora del IVAM, Nuria Enguita, durante la presentación. La exposición se compone de numerosas piezas que hablan de justicia (o falta de ella), como una fotografía de Oscar Wilde con su amante, Alfred Bruce Douglas, cuyo padre, el marqués de Queensberry, denunció al autor por "sodomita". Ejemplos de una homofobia institucional que hoy continúa y que está lejos de resolverse. Prueba de ello -una de tantas- es el caso del matemático Alan Turing, que a pesar de ser procesado por homosexualidad en 1952 no fue hasta 2013 que se promulgó el edicto que lo exoneró.  Junto Wilde, por cierto, se exponen las obras del círculo de Bloomsbury, con autores como Vanessa Bell y Duncan Grant, que retrataron la sexualidad y la erótica homosexual, tanto en hombres como mujeres, durante los años 10 y 20, un viaje en el tiempo que nos lleva a más de un siglo de lucha por la igualdad.

Deux femmes allongées, ca. 1923. Germaine Krull

Esa actualidad de la que habla Enguita también forma parte del discurso de Aliaga, que habla de un “espejo” con el mundo contemporáneo. “Podemos aprender mucho del pasado porque nos interpela el presente”, explica a Culturplaza, un presente que pasa por la discriminación desde las instituciones marcada por las llamadas “zonas libres de LGBT” de Polonia la dura legislación rusa o el “peligro del ascenso de los neofascismos” en países como Brasil, relata el comisario. Quizá y porque la discriminación también se ejerce desde el propio poder que la muestra se vertebra a través de esos dos ejes: orden y desorden, un orden “opresor y discriminatorio” frente a un desorden que iluminó un camino que se apagaría con el auge de los fascismos la Europa del pasado siglo.

La exposición propone un ejercicio de reconstrucción histórica, una mirada al pasado que, defiende Aliaga, también debe hacerse desde una mirada adaptada a ese tiempo. “Cualquier intento de indagar en el pasado con una perspectiva actual no debe olvidar lo que fue ese momento, con su lenguaje y maneras”. En este trabajo se trata también de recomponer esos vacíos y de dar una historia más rica del colectivo LGTBIQ+ de la contada habitualmente, una historia que pasa de puntillas por Europa y que suele tomar como primer hito las revueltas de Stonewall en Estados Unidos. “Muchas veces se olvidan de que hay precedentes. Obviamente con diferencias, pero no hay que olvidar al primer colectivo, el Comité científico humanitario, que luchó en 1897 para pedir abolición del párrafo 175 del código penal que criminalizaba las prácticas sexuales entre hombres. Es importante que se conozca”.

En este sentido habla de numerosas publicaciones, “que hoy llamaríamos gays o lésbicas”, que generaron un archivo hoy muy valioso aunque sobre el que todavía queda mucho trabajo por hacer. “Hay un gran debate sobre la sexualidad que no llega al gran público pero que está en el ámbito del arte o la medicina. Hay estudios sobre espacios intermedios de la sexualidad, lo que hoy llamaos Intersexualidad, o la transexualidad. Es una época muy fascinante de la que hay mucho que aprender, en un contexto con leyes muy feroces”, explica el comisario. Sobre estos archivos, explica Aliaga, todavía queda “mucho por bucear” en el caso de España, pues habla de un universo escrito por Álvaro Retana o Lorca y pintado por Néstor Martín del que poco se sabía, acorralado por la moral católica de entonces. Un lugar destacado ocupa en el recorrido el grupo de pensadoras y artistas llamadas Las sinsombrero, representado aquí por Maruja Mallo, ejemplo de rebeldía ante las imposiciones sociales.

Todo en esta exposición tiene un porqué. También la imagen que han seleccionado para dar imagen al proyecto, una pieza de la artista italiana Carol Rama en la que condensó todo aquello que el Fascio quería eliminar. Appassionata (Marta e i marchettoni) (1939) fue considerada obscena y, en consecuencia, confiscada, evitando que fuera expuesta en 1945 en la ciudad de Turín. “Es una imagen contundente”, relata el comisario. La muestra traza un recorrido circular desde aquella película germana de 1925 Caminos hacia la fuerza y la belleza del cuerpo, que elogia los cuerpos atléticos y desnudos de inspiración griega, hasta el imponente pórtico final que da paso a un conjunto de esculturas marmóreas de culto a la fuerza del hombre que imponían los totalitarismos.

Dividida en siete secciones que juegan con la idea de orden y desorden. El preámbulo de la exposición es una obra de Eugène Jansson titulada Flottans badhus (La casa de baños de la Marina) (1907) en la que un grupo de hombres desnudos contempla con interés el salto de otro marino en la distancia. La pieza es la protagonista del primer bloque de la muestra dedicado al culto al cuerpo o körperkultur, mientras que una lánguida escena de seis hombres sin ropa tomando el sol en Bathers by the Pond (1920) de Duncan Grant anuncia el apartado dedicado al Círculo de Bloomsbury, un grupo que se situó a la vanguardia de la modernidad artística británica. Los bares y cabarés berlineses que retrató Jeanne Mammen, la dualidad masculino/femenino de Claude Cahun o las relaciones amorosas entre mujeres que pintó Tamara de Lempicka conviven con la España de Alfonso XVIII o el genio de Lorca. El orden, el desorden y todo lo demás.

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