último concierto en los jardines del botánico

Pablo Maronda: "Con el cambio político, la cultura está a años luz de lo que era antes"

El próximo 16 de septiembre, la banda valenciana Maronda cerrará el ciclo de conciertos Sons al Botànic y lo hará con un directo eléctrico donde repasarán los tres trabajos de su discografía

7/09/2016 - 

VALENCIA. La aspiración es una de las caracterísiticas con las que se definde Maronda, una banda valenciana que nace de la experimentación. Sus piezas artesanales mezclan los años 60 del pop nacional con punteados del más puro estilo folk norteamericano. El cuarteto, formado por Pablo Maronda (vocalista), Marc Greenwood (guitarrista en Maronda y bajista de La Habitación Roja), Alfonso Luna (batería) y Paco Beneyto (bajista); no mide el éxito en función de la venta de los discos. De hecho, sus trabajos pueden descargarse gratuitamente en la plataforma Bandcamp y han apostado de nuevo por los clásicos, por el vinilo como canal de comunicación. Su mirada al pasado no debe confundirse, su sonido es propio y no suena rancio, a refrito. Sus letras universales pueden funcionar como la catarsis de muchos de sus oyentes. El concierto que han preparado para el próximo viernes en el Botànic, es parecido al que los valencianos dieron en València Vibrant, hace un año en La Rambleta. Las entradas para este evento en un marco incomparable, están disponibles vía online.

El grupo presenta su último trabajo, Vibraciones, un tercer álbum que fue autoeditado en 2015, tras un verano en los escenarios de festivales de prestigio como el Festival Internacional de Benicàssim, el Low Festival o el Sonoroma Ribera. El pop de guitarras vuelve a reafirmar su identidad, pero con Vibraciones ganan en contundencia y nervio, pues Luna (Tachenko) y Beneyto (Midnight Shots) se suman definitivamente a sus filas. El elenco de estilos musicales se amplía con los apuntes de neopsiquedelia, pop contundente y viñetas de folk bucólico.

-He leído en vuestras redes sociales que para Sons al Botànic habéis escogido actuar en eléctrico y no en acústico... 

-Hemos actuado mucho en acústico y cuando estamos toda la banda siempre recalco que vamos todos, un concierto eléctrico. Somos los únicos artistas que llevamos un eléctrico a Sons al Botànic y el nuestro es el ultimo concierto del ciclo, quizás por eso han abierto un poco más la mano. Tenemos ganas de hacer mucho ruido. 

-Da la sensación de que estáis a caballo entre Valencia y Madrid. 

-Bueno... a caballo tampoco, yo voy a Madrid sobre todo por amigos. Tocamos por ahí pero no tenemos una ciudad. En Madrid sí hemos tocado un poco más, es más fácil repetir. Actuar en las capitales es mucho más sencillo que en una ciudad pequeñita como la nuestra. Yo me quedo con Valencia por que siempre me ha gustado, es muy manejable. En Madrid sempre puedes disfrutar de exposiciones y conciertos, pero me resulta tan grande, tan inasumible...

-¿Qué le hace falta a Valencia para igualarse a la capital? 

-Yo creo que es un conjunto de cosas, con el tiempo se está trabajando la perspectiva de esta ciudad, la gente va a más eventos, hay cada vez más grupos, más actividades... También más circuitos que se alejan de lo más mainstream, está habiendo un poco de todo. En Valencia ha habido una infinidad de propuestas. Gracias a la nueva gerencia municipal es mucho más sencillo montar eventos en el exterior, pinchadas o conciertos.

-Según un estudio reciente de Ticketea, Valencia era la ciudad más cara de España para asistir a un concierto, más de 1 euro por encima de la media. ¿Esto no dificulta el acceso de las nuevas generaciones a la música en vivo? 

-El de los estudios, el de las encuestas, es un discurso muy frío, en la realidad hay una amplia variedad de conciertos, con precios razonables y asequibles. 

-¿Qué grupos destacarías del panorama valenciano? 

-Ramírez, Tórtel, Cuello, Salfumán, El ser humano, La Habitación Roja... 

-Vuestro sonido, precisamente recuerda a veces a La Habitación Roja, ¿cómo ha influido que Marc Greenwood sea también el bajista de esta banda? 

-Sí que puede haber similitud, LHR ha sido la cantera de Marc. Jugamos con referentes diferentes y comunes. La intención no era hacer una copia, ni muchísimo menos, pero sí tenemos matices en común. Nosotros nos remontamos más al indie de los 90 y los 60. 

-Muchas veces la crítica habla de dúo, Marc y tú, pero sois cuatro.

-Somos un dúo compositivo y productor, yo compongo y el produce, viste las canciones. Pero sí somos cuatro, Alfonso y Paco. También me gusta tocar solo, porque tengo más libertad, puedo conseguir más teatralidad. 

-Jugáis con el sonido armónico, con las guitarras eléctricas y el folk americanao, pero también miráis el pop español del pasado...

-Siempre he sido coleccionista de pop en general, sobre todo el de la costa oeste americana y el pop británico de los 60 y 90, el de la época psicodélica. He investigado mucho al respecto. También he buscado en las raíces del pop español, no son “muy ortodoxas”, añaden elementos extranjeros, de Estados Unidos e Inglaterra. Algo que ya se hacía en otros países. Hay muchos grupos que han sido influencia, Los Brincos, por ejemplo. Se trata de grupos muy interesantes, pero poco conocidos. Habían adaptado la tradición americana y extranjera. Grupos que a mitad de los 60 bebían de la influencia de la costa este americana o del pop inglés. Nuevos Horizontes, Los Pasos, Los Grimm... Me hice coleccionista de ese tipo de pop que intenta incorporar la tradición del indie. En Inglaterra grupos como The Jam, un producto contemporáneo con referencias previas. Era un pop español que picaba de allí y de allá. Pau Riba, también me fascina bastante, es uno de los grandes. O Vainica Doble

-Según vuestras redes sociales, nacisteis en 2009, pero hasta 2011 no sacásteis vuestro primer disco, El fin del mundo en mapas. 

-Bueno, 2009-2010 y sí, en marzo de 2011 comenzamos a editar el disco. En 2010 empezamos a ensayar Marc y yo, y a conocernos. El disco fue un proceso que nos llevo tiempo conseguir. Escogimos 14 canciones y se quedaron fuera casi 10. Hubo mucho trabajo, más de 20 canciones... Con el tiempo nos hemos centrado un poquitín [ríe]. 

-En vuestros dos últimos trabajos, La orfebrería según los místicos (2013) y Vibraciones (2015), apostáis por el formato digital y el vinilo. ¿Realmente hay una ventaja del vinilo frente al cd o es una mera tendencia? 

-Sí, está la versión digital, en descarga gratuita, y el formato vinilo, no hemos querido hacer cd. La calidad del vinilo es brutal. Pensamos: “Ya que lo digital es tan barato de conseguir, ¿por qué no hacemos el formato físico en vinilo que nos mola bastante?”. La gente esta muy animada, de hecho, todo lo que hemos sacado en vinilo se ha vendido muy bien. Yo creo que es una ventaja. El cd es súper rentable, puedes hacer muchos por muy poco dinero y se venden a un precio que se multiplica por diez el coste. Y la gente realmente lo compra... El vinilo a lo mejor te cuesta tres, pero lo vendes por 10. Aunque el margen de beneficios se reduce, nos mola mucho la idea. 

-Una de las recompensas en el crowdfunding para la grabación de Vibraciones era una ilustración tuya. ¿Dibujas? ¿El artista debe diversificarse para evitar la precariedad? 

-Hago dibujos de vez en cuando y si firmo un disco suelo hacerlo con uno. Siempre he hecho algo que me ha molado. Tengo mi rollete [ríe]. Yo creo que no, cada uno tiene que hacer lo que sepa hacer bien. Bueno... diversificar dentro del arte, me parece bien, cada uno elige los formatos en los que quiere expresarse. Si por diversificar te refieres a tener un trabajo funcionarial para comer, para poder mantener el tema de la música... Lo solemos hacer casi todos. Yo lo necesito, la música no te da un a seguridad para toda tu vida, me aterra no saber si voy a llegar a fin de mes. Particularmente, me viene bien tener una rutina laboral que pone en orden en mi vida, que evite que salga todas las noches [ríe].

-En 2010 participasteis en el cd recopilatorio Primavera Valenciana con 'Brigadistas'. ¿El cambio de gobierno ha ido de la mano de una mejora cultural?

-No ha habido grandes cambios estructurales, el Ayuntamiento está pelado. Lo dejaron completamente endeudado y temblando. Están haciendo lo mejor que pueden, con sus más y sus menos, y en general la gestión me parece cercana a la gente. Más humana. Con el tema cultural, estamos a millones de años luz de lo que había antes. Han abierto la mano, hay un cambio de actitud. Ya no nos lo ponen difícil.


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