El Teatre El Musical se convierte en el escenario de una disputa de pareja en Querencia, una obra escrita y dirigida por Paco Zarzoso. En ella reflexiona sobre el teatro, el ego, el amor y las despedidas a través de una conversación entre una diva del teatro y un excrítico de teatro, ahora crítico taurino. Su encuentro se lleva a cabo el 16 y 17 de febrero sobre las tablas, a ojos de un público que puede entrometerse en la vida de ambos de forma indiscreta
VALÈNCIA. Muchas cosas pueden cambiar en un hogar en apenas dos años: la disposición del salón, las fotografías que se muestran en una habitación, la cubertería y hasta pueden incorporarse nuevos elementos en recovecos de la cocina o el cuarto de baño. Sin la necesidad de una reforma al uso un espacio puede cambiar totalmente a través de los pequeños detalles, o por aquellos que lo habitan. El hogar puede cambiar también según la “querencia”, por el amor que se vuelca en un mismo sitio y por como se quieren quienes lo habitan.
El amor, a su vez, puede mutar mucho a lo largo de una vida: no quiere igual alguien con mucho éxito y “poco tiempo para nada” que alguien que comienza una relación con toda su energía. Todos estos amores caben en todo tipo de espacios, y ahora se suben al escenario del Teatre El Musical a través de Querencia, una obra del dramaturgo Paco Zarzoso. En ella aprovecha las ventajas y desventajas del amor para hablar del éxito, el distanciamiento y la familia en clave de tragicomedia y que se representará los días 16 y 17 de febrero.
Sobre el escenario, una pareja de actores: Lola López y a Pep Ricart. Ella da vida a una gran diva de la escena, que regresa a su hogar tras dos años de gira por todo el mundo representando a Medea con enorme éxito. Él solía ser crítico de teatro pero ahora se dedica a la crítica taurina ya que la considera “más real”. Ricart, una de las partes de la pareja, justifica la decisión del cambio de su personaje a través de "la realidad" del toreo: “Se ha cansado del teatro de alguna manera, en los toros ve muerte de verdad, ve sangre y ve la vida pasar. Se pasa a la crítica taurina en búsqueda de una realidad que no le da el teatro, que lo considera más artificial, dice que en los toros la sangre y el vino siempre son de verdad ”, confiesa.
Ricart trabaja bajo los mandos del dramaturgo y director Zarzoso, quien explica que la obra “habla de las grandes dificultades de las facciones humanas”, del dolor y del amor a partes iguales: “Muchas veces hacemos daño a quienes más queremos, es una gran paradoja. Sobre el escenario vemos como la fama, la ambición y la parte en la que se descuidan les llevan a obviar las partes más importantes y sencillas de su vida”, añade el director.
Fotos: PATRICIA VARGAS
En esta tragicomedia ambos personajes redefinen el concepto de “querencia”, que da nombre a la obra y que sirve para hablar complejidad sobre los lazos y las relaciones. “En la obra vemos cómo estas dos personas tienen una gran coraza, tienen máscaras y se les caen para que hablemos de la poesía y la humanidad. Ellos salen a escena con máscaras puestas por sus propios personajes sociales, pero desde el orgullo se va viendo su fragilidad”, explica Zarzoso sobre este diálogo entre ambos en el que el público puede verse reflejado.
“En las artes escénicas buscamos cómo identificarnos en las historias. Creo que el teatro es la patria de los sentimientos, es un lugar donde los sentimientos complejos se comprenden”. Con esta frase Zarzoso recuerda a una vieja amiga que le explicaba las claves para hacer un buen teatro: “Para que el público mueva el culo tienes que mover tú el corazón”, aconsejaba a Zarzoso, quien a través de sus textos intenta que los personajes provoquen esto mismo.
La obra, que ya ha girado por Argentina, trata con poesía y complejidad una postura muy importante sobre el amor. Con música original y un juego en el escenario muy cuidado el público se puede ver inmerso en “los monstruos y los ángeles” de la pareja, además de las sorpresas humanas e imprevisibles que componen el relato. Tal y como lo explica una mitad de la pareja, Ricart, considera el cambio de su personaje como uno de los puntos fuertes entre el reencuentro de ambos.
Se genera una gran tensión al ver como su personaje pasa de ser un hombre totalmente enganchado al teatro, a la crítica y a la cultura a un hombre que se reconcilia en su relación amor-odio hacia lo taurino y que vuelve a los orígenes de su familia -su padre fue banderillero- para reencontrarse. La diva y el crítico, quienes fueran pareja, ahora se reencuentran en el hogar, y un tercer personaje que vaga por el escenario y se entromete en la conversación de alguna manera. La separación, los espacios y la conversación hacen que se encuentren en la que fuera casa de ambos, ahora tierra de nadie… solo de las artes si es que todavía caben.