VALÈNCIA. Martí Guillem ha logrado establecer en València su oferta de “arte en acción”. PinPanPun, aquello que se inició como un festival anual en 2011 y que él mismo trasladó a Berlín creando fiestas como Loopsider, ha vuelto a València con la última de las ideas que ya mantenía en la capital alemana: ofrecer una vez al mes una serie de conciertos en torno a los sonidos y acciones experimentales. En los primeros años valencianos el festival fue mutando de duración y forma, pero en Berlín acabó por definirse con esa idea de ciclo que, además, ocupa en cada una de sus fechas un lugar distinto.
“Lo que pretende esta fórmula es mostrar propuestas abiertas, no exclusivamente musicales, y donde el sonido tiene una importancia mayor”, apunta Guillem. La poesía fonética, los audiovisuales, la acción en torno al sonido, pero también la danza o las artes plásticas pintan mucho en PinPanPun. Guillem, que es “escéptico con la idea de arte sonoro, por la consideración que podemos tener o no del arte”, pone toda la atención en la música en proceso: experimentos y propuestas que “no necesariamente están acabados ni definidos”.
La vocación final tiene mucho de generar –como también hizo en Berlín– “una escena, de gente de dentro y fuera de València que entienda que tiene un escenario para presentar proyectos no finalizados”. Una especie de puerto al que anclarse para mostrar obras experimentales o que, sencillamente, todavía no han encontrado su definición (o sí). De hecho, Guillem no exige a los músicos saber qué tipo de repertorio u obra van a proponer y defiende su carácter independiente que, de momento, no cuenta con ninguna ayuda pública de ningún tipo.
También dispone “una relación muy horizontal con el público”, donde prima la cercanía de los instrumentos y donde no existe relación estilística entre los distintos artistas del cartel. Ruido, electrónica, instrumentos clásicos modificados y objetos se dan el relevo habitualmente en las sesiones PinPanPun. Ese concepto forma parte de algo que a Guillem y a muchos de los músicos jóvenes más les inquieta: la recuperación de la atención del público sobre la música en los conciertos.
En un sentido filosófico, el ciclo PinPanPun incide en no ser un espacio de alcohol y socialización. No exclusivamente o como un fin, tal y como se establece en prácticamente cualquier evento musical de cualquier estilo, más pequeño o –especialmente– más grande. “Son propuestas que exigen su atención. Incluso, silencio. No me niego a que haya socialización y es importante conocer a los músicos, porque también hay toda una parte didáctica en el hecho de compartir experiencias, pero es cierto que la música ocupa mucho y en cierto sentido es el foco destacado de lo que sucede”.
En esto abunda que no haya estilos similares entre los artistas: “si vas a una sala de reggae, tu bagaje cultural va a crecer poco más allá del reggae. Lo mismo si es de punk. Esa idea de convivencia tiene que ver con la parte de construcción para artistas y para público”. Además, Guillem aprovecharé el paso de artistas internacionales en muchos de los PinPanPun para que estos hagan talleres. Agente Costura lo hará con su máquina de coser musical el día 8 de septiembre en la CSOA l’Horta de Benimaclet. En octubre, Corazón de Robota (México y Chile) hará su taller de construcción de sintetizadores en paralelo al que será el siguiente episodio de PinPanPun.
La próxima será el 7 de septiembre en La Fábrica de Hielo, donde actuará la artista estadounidense Lisa Simpson. Conocida como Agente Costura y residente en Berlín, durante su show cose un vestido con ropa reutilizable mientras su Singer –y ella misma– van generando una música marcada por los tiempos de la producción de la pieza (textil). Rodeada de otros músicos, su ejercicio se basa en la improvisación y la experimentación con el sonido. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad Tuiuti do Paraná y Máster en Artes Aplicadas por la Emily Carr de Arte y Diseño, es una muestra de la vocación de Guillem por la presencia de artistas internacionales en el ciclo.
Estará también el pianista Víctor Trescolí Sanz, con otro extenso curriculum internacional de másteres por toda Europa, que ha investigado desde la Música Callada de Mompou hasta la historia del repertorio existente para piano de juguete. En el Toy piano al que John Cage le dedicó una suite se centrará su actuación, ya que es, posiblemente, uno de los mayores estudiosos e intérpretes actuales. Además, el propio Guillem colaborará con la bailaora sevillana Ana Arenas en un dúo inédito. “Baile, electrónica, ritmo y ruido” son la base para una improvisación de otros dos artistas de anchísimo bagaje formativo, pero que en este caso tratarán de conectar al flamenco con la música en proceso.
Guillem mantiene un discurso optimista y abierto sobre la escena en la ciudad de València. “ De momento, encuentro espacios para poder tener al menos una fecha del ciclo al mes. A veces, más de una. No creo que no se pueda hacer nada y no tengo un discurso derrotista sobre las posibilidades de público de la ciudad”. De hecho, cree que, para este tipo de propuestas, València está algo mejor que Madrid (“no hay nada”) o Barcelona (“hay cuatro sitios”); ciudades que por su cantidad de población e interacción cultural deberían destacar también en este ámbito.
Las sonoridades inusuales de PinPanPun también se darán cita en una previa del curso este mismo sábado, 25 de agosto, en Magazine Bar. Uno de esos ejemplos, según Guillem, de “sala convencional que no le hace ascos a otras realidades en torno a la música y está dispuesta a mezclar estilos y estéticas”. En este caso, bajo el paraguas de Improlandia, actuarán Fernando Junquera, Hada Benedito, Avelino Saavedra y el propio Guillem.
Música y sonidos de experimentación en directo, pero también su relación con otras expresiones, didáctica, talleres y escaparate para hacer recalar a referencias internacionales ligadas a estas expresiones artísticas (incluyendo a los propios representantes de la ciudad y su entorno). Un disfrute más para la agenda cultural local desde los márgenes del sonido.