publicaciones de carlos bonet y Christian Robles

Píxeles, ceniza y fotografía para 'sobrellevar' el duelo

7/12/2023 - 

CASTELLÓ. Dos libros que son libro y son objeto. Dos libros que tratan el duelo y los restos. Dos libros que no narran y a la vez dicen mucho. Los puntos de conexión entre los dos fotolibros que la editorial Pólvora presentará el próximo 16 de diciembre en Cúmul (carrer del Crónista Muntaner 4, Castelló) son muchos. Como dice Christian Robles, uno de sus autores, en ambas publicaciones es importante tocar. Si das un pequeño golpe a la portada de El día después podrás apreciar que esta suena, como si fuera interior de una caja; mientras que Auto de fe, de Carlos Bonet, tiene la singularidad de que sus hojas manchan. Así, como Robles dice, ambos libros  "necesitan ser atendidos", más que observados. 

El dolor reducido al píxel

En El día después, Robles hace una reconceptualización de lo que supone el duelo. Sus fotografías fueron tomadas 24 horas después de producirse un entierro, pero dejan fuera cualquier concepto referencial, de tal forma que la imagen por sí sola puede provocar unos sentimientos muy distintos en quienes las vean.

"Mientras tomaba las fotografías preguntaba a la gente del pueblo quiénes eran esas personas, porque yo no soy de aquí, soy de Asturias. Hacerlo me permitía crearme una identidad global del lugar, pero además era una manera de ofrecer un último gesto de despedida. La muerte es igual para todos y todas. Y, realmente, los cementerios están configurados como un lugar de contemplación. Vas a un cementerio a contemplar y a rememorar. Asistimos para rememorar lo que estas personas hicieron en vida. Por eso, cuando me contaban sus historias yo las revivía de alguna manera", señala el fotógrafo. 

Christian Robles capturó en sus visitas flores, pájaros, nombres, símbolos y las mismas fotografías que descansan sobre las tumbas. Unos elementos que visualmente producen un "hachazo". Es por esta razón que al verlas al cabo de un tiempo, decidió ampliarlas lo máximo posible para deshacerse de cualquier elemento explícito que produjera dolor ajeno.  "El tamaño píxel nos lleva a un espacio de representación mínimo. Mi intención es ofrecer al espectador un espacio abierto a la observación, sin necesidad de esa descripción. Al no difuminar la imagen sino ampliarla, lo que se consigue es que el color y la luz original se conserven. Y a partir de aquí, todos podemos ser protagonistas de esta historia".  

  

Tanto es así que no ha querido el fotógrafo que su nombre aparezca en el libro. En el interior pueden encontrarse 24 imágenes, por las 24 horas de diferencia entre el funeral y la toma de las fotografías. Además, como dato curioso, cuenta su editor Adrián Beltrán que la publicación abre con un píxel muerto, un píxel negro dentro de un fondo blanco, "evocando el nacimiento". Y cierra con un fondo negro y un píxel blanco, "como se suele representar la muerte, que es yendo hacía la luz". 

Incendio en la biblioteca familiar

El motivo que empujó a Carlos Bonet a tomar las fotografías que hoy componen el libro Auto de fe es bien distinto. Las imágenes muestran los restos del incendio que se produjo en la pequeña biblioteca familiar del autor. Tras retirar todos los objetos que había en la habitación donde ocurrieron los hechos, el castellonense observó como en las paredes quedaron unas marcas de esos libros y objetos que estuvieron allí colgados. Una imagen de lo que el espacio fue y nunca volverá a ser. 

"Era como si con el incendio lo que se hubiera activado fuera el disparo de una cámara. La habitación tenía una poética visual muy fuerte. Parecía una radiografía de lo que había pasado. En las paredes habían quedado los restos como un fantasma del pasado ", señala Bonet, quien en ese momento sintió el mismo impulso de coger su teléfono móvil y hacer unas fotografías que después colgaría en Instagram. 

"Fue entonces cuando Julián Barón y Jorge Alamar me escribieron para que tomara más fotografías, pero yo no había hecho nada antes. De hecho, no sé controlar casi una cámara. Días después quedé con Julián en el párking de la estación de Puçol y me dio una clase improvisada de fotografía. Cuando volví a mi casa, me tiré dos días en la habitación. Creo que hice como unas 900 fotos". 

 

Además de la fuerza visual que aquel espacio en blanco y negro evocaba, a Bonet le interesó la imagen tan violenta que suponía el incendio de su biblioteca. "Recordé la quema de libros públicos que hicieron los nazis en Bebelplatz, ese ataque a la censura. Y es que en esos momentos dio la casualidad de que se estaban censurando un montón de obras de teatro y libros (en todo el país). Así que empecé a ver el libro cómo una forma de hablar de violencia, de censura y de memoria", explica Bonet. De ahí, el título del mismo libro: "El auto de fe es un proceso judicial que se hacía durante la inquisición para condenar a una persona o, a veces, incluso a objetos".

Sobre la edición, Adrián Beltrán apunta que en este caso se quiso jugar con la ida de prender fuego a algo y por eso el diseño del libro se planteó como si fuera una cerilla. "El libro pasa de negro a rojo, representando el fuego, y después vuelve al negro. Pero, además de todo esto, mancha. Tuvimos que buscar un papel muy concreto para que esto pudiera pasar y al final se consiguió".

 

El "funeral" de presentación en Cúmul

Ambas publicaciones serán presentadas el día 16 en Cúmul, en una jornada que promete "pólvora y música". Además, por la mañana (de 11 a 14h) tendrá lugar un taller colaborativo de 'bookjockey', donde se propone a los asistentes traer más publicaciones que aborden el tema del duelo, sea cual sea la perspectiva. Los resultados del encuentro se presentarán durante la tarde, pero antes (a las 18h) tendrá lugar la presentación de los libros. 

No es la primera vez que el colectivo castellonense y la editorial de València estrechan lazos. Hace dos años, Cúmul acogió la fiesta de presentación de Pólvora en Castellón y desde entonces han trabajado mano a mano en muchos otros proyectos. Con todo, esta actividad servirá para retomar la actividad en el espacio de creación underground, que funciona de forma autogestionada gracias al voluntariado de sus miembros.

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