VALÈNCIA. Inauguración de la temporada de abono de la Orquesta de Valencia en la, a su vez, primera temporada tras el exilio forzado del que ya se ha hablado y escrito suficientemente, lo que viene a ser el verdadero reencuentro de la formación y su director titular con los abonados. Un concierto interesante, aunque de resultados un tanto desiguales y que cabe atribuirlos a la readaptación de los músicos y de Alexander Liebreich a una acústica, de sobras conocida por los profesores, pero no tanto por el director bávaro, pero que implica una forma de tocar que se había abandonado durante cuatro años. Casi llena la amplia sala y presencia de tanto de los nuevos gestores como de los anteriores, lo que, después de las vicisitudes padecidas, resulta inspirador.
Buena lectura de las Noches en los Jardines de España de Manuel de Falla, aunque desde una visión más intensa, incluso por momentos expresionista que romántica e impresionista o también afrancesada. Una lectura más directa que insinuada. De hecho el propio Perianes, que ofreció una excelente lectura de una obra que conoce hasta sus últimos detalles, se ciñó a la versión elegida por un Liebreich que la debutaba, con incisiva pulsación y cierta vehemencia, frente otras ocasiones en las que su pianismo se torna más delicado como el Mozart de la última visita al Palau de Les Arts.
Resultó arrebatador el fraseo de Perianes en el tercer movimiento de una obra que casi la lleva en su ADN. Excelentemente planificado y expuesto el primer gran crescendo orquestal y muy bien llevada la amplia, crepuscular, postromántica y, me atrevo a decir, “mahleriana” coda de la partitura el pasaje menos “español”, por parte de Liebreich y los profesores de la orquesta con esa célula repetida por tres veces. Desde el punto de vista de los solistas, mencionar las flautas en el inicio del segundo movimiento, así como el violonchelo de Iván Balaguer.
Como decía, volver a tomar el pulso a la sala Iturbi y su magnífico, pero también particular sonido, que nada que ver a lo que se ha tenido que enfrentar (y digo bien, enfrentar) en su exilio la Orquesta de Valencia va a llevar algo de tiempo, tal como me comentaba un profesor de la orquesta al finalizar el concierto. La excelente acústica de la Iturbi no significa que no esconda sus secretos y en mi opinión esa calidez, en ningún caso sequedad, que tanto aproxima al oyente tanto el sonido global (al contrario que en el auditorio de Les Arts), repercutió en una Vida de Héroe que tuvo un resultado que no pasó de la corrección y por momentos de la mera discreción por un problema de conjunción de la infinidad de dinámicas dentro de una masa orquestal de un centenar de músicos más en una partitura que es un reto para músicos y director.
La magistral orquestación straussiana implica, salvo en momentos muy puntuales, una contención, transparencia y fluidez que no siempre se hizo presente. Quizás la parte menos afortunada fuera el pasaje del Campo de batalla. No obstante, la obra estuvo excelentemente interpretada por el conjunto orquestal y los solistas, entre las que hay que destacar las maderas con un sensacional primer fagot, bien también trompas y trompetas, y una cuerda en su integridad que sonó con volumen y empaste. Siempre que se habla de esa obra hay que hacerlo del primer violín con un cometido endiablado por la dificultad que entraña su participación durante el pasaje La compañera del héroe, y en la extraordinaria coda del poema sinfónico. En esta segunda parte del programa le correspondió rol a Anabel García, que cumplió con más que dignidad las expectativas. Como dato curioso de la obra pude comprobar en el programa de mano que la primera lectura de la Orquesta de Valencia fue muy reciente, ¡en el año 2003!, lo que me parece un dato sorprendente en una obra de repertorio estrenada en 1899, de un compositor que ya fue una celebridad en vida.
Antes de todo el programa se inició con unas palabras de bienvenida de Alexander Liebreich y con una brillante lectura de la Marcha burlesca de otro Manuel, en este caso Manuel Palau.
Ficha técnica
18 de octubre de 2023
Obras de Manuel Palau, Manuel de Falla y Richard Strauss
Javier Perianes, piano
Orquesta de Valencia
Alexander Liebreich