VALÈNCIA. Ahora que estamos en verano es útil saber que, según un popular dicho ente madres, para hacer una maleta dispones del tiempo que tienes antes de tu viaje… ya sea una hora o cuatro días. Depende del destino, los nervios y las ganas, uno puede hacerse una maleta con más o menos parsimonia, pero sea como sea puede conseguirlo en el tiempo del que disponga. Hay otros ámbitos, como el musical, en el que las prisas no son buenas y saltarse algún paso puede hacer que una preciosa melodía acabe en estruendo. Ahora bien, ¿sería posible crear un ensamble musical en solo cuatro días?
Este es el reto al que se enfrentan desde el Conservatori Superior de música Joaquín Rodrigo de València, en el que Jesús Santandreu intenta, a través de un método propio, generar una Big Band de jazz que roce la perfección a contrarreloj. Este proyecto, cuya semilla se siembra hace más de ocho años, encapsula una idea que le dio el concertista y compositor Greg Hopkins -en la Berklee College of Music de Boston- a Santandreu en el año 2000, en la que defendía que para afinar a un conjunto de Big Band de jazz sería necesario comenzar por notas cortas de afinación.
Con este germen, Santandreu comenzó (hace unos ocho años) a poner este sistema en práctica en el conservatorio e intentar llevarlo a cabo para superar el reto jazzístico de conformar una Big Band en tiempo récord. Ahora bien, ¿cómo lo hace? En los ensayos comienza a trabajar con las notas cortas del piano -una para maderas, otra para metales- para poner al resto de instrumentos en sincronía, haciendo que logren dar la nota en el tiempo justo.
“En los ensayos es donde todo tiene que funcionar en sincronía, necesitamos una afinación y afinidad única que permita que todo el mundo tenga el mismo enfoque”, explica el director, quien con este método único de afinación genera en la sala lo más parecido a un juego, en el que la victoria está en la excelencia: “El pianista toca notas cortas y los que le rodean las adivinan, con esto generamos un nivel de interacción bastante sólido en el que se rompen las jerarquías comunes de la Big Band y se desdibuja la figura del líder. Todos tienen que ajustar su interpretación”.
Siguiendo el método de Hopkins, y "dando caña" a sus alumnos, Santandreu comenzó a trabajar en un “arma secreta” para encontrar el protocolo de afinación ideal para llegar a una representación superior. Este, exportado en formato de proyecto, le ha valido este año la inclusión dentro del programa Erasmus+, con el que ha podido contar en València con quince estudiantes y profesorado de cinco países europeos. Con ellos, la semana pasada y a lo largo de cuatro días, pudo conformar su Big Band con la que demostrar que lo que defiende es posible a través de un concierto.
Para ello, entre clases magistrales y lecciones intensivas, estudiantes de Letonia, Estonia, Lituania y Polonia han podido comprobar que el formato funciona en sus propios instrumentos. Airè, al contrabajo, explica que durante estos días ha podido enfrentarse a un reto “muy desafiante” en el que han tenido que trabajar todo contrarreloj y escuchando al director como un jefe: “Creo que es la idea para que todo funcione a la perfección, trabajamos con un modelo muy estructurado y estricto, pero con un gran líder que nos ayuda. Es un desafío en el que aprendemos mucho en muy poco tiempo”, señala la única mujer de la Big Band.
Para ella, este método de afinación con notas tan cortas les ayuda a “encontrar algo en común” y generar una armonía con mucha velocidad, con un calentamiento que considera que le puede ser útil de cara a futuras ocasiones, tal vez para cuando vuelva a Letonia. En palabras del director, la idea de poder exportar este formato innovador fuera de València les permite tender puentes con otros países e incluso mejorar su rendimiento. Con un sistema de calentamiento propio buscan tender lazos con otros conservatorios para que lo apliquen: “Montamos algo que creemos que funciona y que permite que se represente un repertorio de alto nivel -en el caso de este concierto el de John LaBarbera- trabajamos con verdaderos profesionales e intentamos que en tiempo récord todo salga a la perfección. Si el método no fuera bueno, no podríamos trabajarlo”.
Desde el conservatorio, Miguel Ángel Bosch, trompeta, trabaja con Santandreu durante todo el año en un sistema en el que defienden que “el lenguaje de la música se vuelve universal” y a través del que pretenden que puedan girar a otras ciudades. Tal y como lo explica Vicent Sanchis, coordinador Erasmus del conservatorio, la idea es que una vez “vendido este proyecto” se puedan ir abriendo las vías de intercambio con otros países, comenzando con los que ya han visitado València en esta estancia de proyecto. Con esto buscan que "sean los valencianos quienes puedan salir a poner en práctica sus aprendizajes allá fuera".
Dentro del programa de acogida Erasmus se encuentra también Toms, un estudiante de Letonia de contrabajo. València es su cuarto destino del "Erasmus musical" y considera que este programa les permite aprender “mucho en poco tiempo” y de grandes maestros como Jesús, conocido entre los integrantes de la banda como el jefe: the boss. “Tenemos que saber trabajar de forma muy estructurada y estricta, pero merece la pena, consigue que tengamos una buena disciplina y que funcione el diálogo entre nosotros en muy poco tiempo”.
Observando el calentamiento, y siguiendo las breves notas de piano, Santandreu logra que quince personas que apenas se conocen trabajen en sintonía y con toda su concentración en un mismo punto. Respecto a este trabajo intensivo, el director se muestra orgulloso de demostrar que en tan poco tiempo se puede hacer un concierto que funciona.
“Lo que hacemos es salir de la zona de confort para alcanzar esa excelencia interpretativa dentro del jazz, nuestro objetivo es que esto también suceda por toda Europa”, añade el exportador de este novedoso formato, en el que logra que la Big Band suene como un organismo único. Tras el concierto, y con la prueba empírica de que unos días, junto a grandes profesionales, son suficiente, Santandreu sueña con viajar a otros países para trabajar de primera mano este concepto con todo tipo de estudiantes. Una forma de convertirse en el boss musical allá donde vaya y de lograr la excelencia en cada nota, siempre y cuando entren en el circuito las ganas y, al menos, unas notas de piano.
Fotos: CONOTROENFOQUE