El autor de la aclamada novela gráfica 'Scott Pilgrim', Brian Lee O´Malley, publica junto a la dibujante Leslie Hung una sátira sobre las blogueras de moda y tendencias
VALÈNCIA. En el pasado remoto que nunca volverá, para molar, pues te comprabas una camiseta. También podías añadir algunos apaños, más o menos estudiados, para molar en condiciones, pero todo se reducía a eso, a un look. Quizá podías impostar una actitud y poner las poses de la gente que veías en las fotos de las revistas, pero eso ya dependía de que fueses gilipollas o no.
Hoy día, como todo el mundo sabe, no basta con maquearse. Hay que trabajar en un perfil digital, en proyectar una vida. Otrora hubiese sido el curro de un profesional, nos mostramos de forma publicitaria al exterior, pero ahora somos empleados de agencias de marketing sobre nosotros mismos. Generalmente, enseñando lo que no somos o lo que nos falta.
Se esconde la debilidad y, como con los looks de antes, de forma más o menos estudiada. En fin, no es que quiera ponerme cenizo, pero es por todos conocido que detrás de, por ejemplo, las grandes sonrisas de Facebook, puede, e incluso suele haber, grandes tragedias y angustias.
La trama se desencadena porque, como en los mejores momentos siempre se le caen lagrimones y mocos, va al médico a que la den algún antialérgico y las pastillas que le recetan complicarán toda su vida, ya de por sí bastante inestable emocionalmente.
Es una historia un tanto caótica, alterna la vida real de la protagonista y la que se proyecta en las redes, lo que no es fácil de seguir. La verdad es que al cuelgue de las redes sociales de una It girl no le sentaría nada mal un poco de realismo soviético, pero en los primeros cinco números, en Kindle en amazon.com en inglés, uno se divierte y esboza media sonrisa más de una vez. En estas viñetas los unfollows por celos vienen y van, un error en una fiesta es grabado en vídeo y se vuelve viral, una sesión de namesearching puede resultar fatal para los nervios... La vida de hoy, ni más ni menos.
El punto culminante de esta primera serie de cinco números, que continuará en junio, es cuando se da la paradoja de que la fashion blogger y una de sus seguidoras se enfrentan por fin a la casi inaccesible cruda realidad. Le dice en un diálogo impagable: "llevo desde el instituto siguiendo todo lo que dice tu blog, tengo 24 y no soy ni remotamente feliz". La conversación daría para un spot estatal para un consumo responsable de las redes sociales o algo así, porque la protagonista le contesta que ella ni es perfecta, ni tampoco tenía idea alguna de qué estaba publicando en su blog. "¿A quién he estado siguiendo entonces?", se pregunta la otra pobre.
El conflicto entre lo real y lo virtual se plantea constantemente en estas páginas. El problema es que se hace con pocos contrastes. La protagonista que lleva años triunfando con su blog de moda es en realidad una chica deprimida, con la crisis de antes de los treinta, con una vida sentimental irrisoria y supuestas amigas que pasan bastante de ella. Es demasiado fácil ese perfil en un mundo que debe de tener unos grises bastante interesantes, divertidos y jugosos más allá de este estereotipo.
Tras la lectura de Snotgirl, es imposible no recordar a la protagonista de la primera novela gráfica de su autor, Brian Lee O´Malley, titulada Lost at the sea, de 2003, más incluso que Scott Pilgrim, el culebrón con el que más éxito ha alcanzado y que en 2010 terminó en el cine en Scott Pilgrim vs. The World de Edgar Wright y en un videojuego.
En su debut, la protagonista, una chica superdotada, también sufría inseguridades paralizantes y tenía arrebatos que nueve de cada diez mortales calificaríamos de graves chaladuras. Arrastraba una depresión profunda, que también estaba producida en buena parte por no lograr intimar con los amigos y, sobre todo, por la pérdida de un amor. Es un calco.
El desenlace, además, iba por los mismos derroteros. O´Malley incidía en que la imagen de sí mismos que tienen los adolescentes y postadolesentes -edad que se puede prolongar fácilmente hasta los 40 hoy día- a menudo nada tiene que ver con la realidad. Y también recurría al juego de plantear que una persona que se desprecia y se considera un individuo lamentable de repente se encuentra a otra que la admira desde hace años por cómo es. Se trata de la misma fórmula de las primeras entregas de Snotgirl.
Pero la vida de esta fashion blogger tiene entidad propia. Básicamente, por el modelo narrativo, con diferentes colores si es vida real o virtual, y la avalancha de redes sociales. También porque Jung ha dibujado con un estilo asiático un cómic americano, algo que no es muy común. Y por las alergias.
Los que una vez al año, o varias, vean su existencia irse por el sumidero por culpa de las alergias se verán muy reflejados. Todo es cosa de los autores, dijeron en las presentaciones del tebeo que desde que son amigos no paraban de hablar de cuántas sufrían ellos.
De hecho, a modo de bonus, Brian Lee O'Malley dibuja y narra en primera persona su problema alérgico al final de una de las entregas. Le tenían que poner cinco inyecciones en cada brazo hasta que su cuerpo dijo basta y se le empezó a hinchar la cabeza como reacción. Lo cuenta en clave de comedia negra, que asegura que es su género predilecto. Con Jung, la comunión fue perfecta, ambos se sienten cómodos con historias depresivas y tristes y a los dos les encanta a su vez el mundo de la moda, belleza, estilo y celebrities. El maridaje perfecto a todos los niveles.