VALÈNCIA. La industrial audiovisual española se ahoga y, decidida a no sucumbir, reclama urgentemente una bombona de oxígeno en forma de implicación gubernamental. Así se desprende de las medidas exigidas por el sector a José Guirao, ministro de Cultura, durante el IV Encuentro Estatal de Asociaciones de Empresas Productoras que se celebró el pasado viernes en La Filmoteca de València. La reunión fue organizada por la Associació Valenciana d’Empreses de Producció Audiovisual i Productors Independents / Transmedia /Crossmedia (AVAPI), la Asociación Valenciana de Empresas de Producción y Productores Audiovisuales (AVANT) y la Asociación de Productores Audiovisuales Valencianos (PAV). Además, contó con la colaboración del Institut Valencia de Cultura (IVC) y el Festival Internacional de Cine de València – Cinema Jove. Cultur Plaza ha hablado con algunos de los agentes implicados en esta iniciativa para desgranar los principales retos a los que se enfrentan.
Las demandas son muchas, pero entre ellas destaca la acuciante equiparación con el marco europeo. Para ello, los representantes del sector se basan en el estudio realizado por PROA (Productores Audiovisuales Federados) en 2017 sobre los diferentes modelos de financiación audiovisual en nuestro continente. Según dicho informe, la inversión anual en Francia es de 800 millones, en Italia de 400 , en Alemania de 140 y en el Reino Unido de 130 millones. Incluso, señala el texto de referencia, territorios con apenas 5 millones de habitantes como es el caso de Dinamarca o Noruega cuentan con una inversión en el sector audiovisual de 80 millones anuales.
“Si comparas las ayudas que recibimos en España con las de otros países, la diferencia es abismal. Queremos recordar que el cine es industria, pero también es cultura, debemos apoyarla e incentivarla”, señala a Cultur Plaza la presidenta de PAV, Giovanna Ribes, quien considera que “es necesario apostar más por el sector, no solamente en materia monetaria, sino de una forma global. Hay que pensar más allá de las ayudas para rodar una película y tener en cuenta cuestiones como la distribución, los distintos tipos de salas, la educación…Debemos llevar a cabo un cambio en el paradigma cinematográfico desde todos los prismas posibles”. “El sector audiovisual necesita inversiones para ser importante dentro de la economía nacional, la situación actual deja mucho que desear. Si como país queremos crecer, debemos apostar también por la industria cultural y no solamente por asuntos como las infraestructuras”, subraya Antonio Mansilla, presidente de AVAPI.
Como impulso a esta petición de alcanzar la igualdad de condiciones con el entorno europeo, los asistentes al evento proponen presentar a todos los grupos políticos el Fondo Nacional Público de Apoyo al Sector Audiovisual (FASA), un proyecto que ya fue aprobado por los profesionales el pasado enero en una reunión celebrada en Zaragoza y que, según los primeros cálculos, dotaría de más de 150 millones de euros anuales al sector.
Según indica Lorena Lluch, presidenta de AVANT, el modelo FASA busca acabar con "la infrafinanciación que existe en torno al cine". "Lo que proponemos es equipararnos con las cinematografías europeas a partir de una solución escalada de aumento de presupuesto", concreta. Así, Lluch remarca que no se trata de dar "un salto directo a los presupuestos de Francia o Italia, sino de ir haciendo un aumento progresivo y factible".
La vida después de À Punt
En cuanto al caso valenciano en particular, Ribes señala que cada autonomía “presenta su propia peculiaridad: algunas no tienen televisión propia, otras tienen unas ayudas públicas muy reducidas… Creo que los valencianos estamos entre la Primera y la Segunda División”. En este sentido, la líder de PAV destaca que la apertura de À Punt “nos ha dado esa fuerza que nos faltaba tras unos años muy duros para el sector audiovisual. Creo que hemos adelantado muchísimo. Ahora tenemos los dos sectores: la tele, que hace programas para la tele, y el cine, que puede tener, o no, un apoyo televisivo detrás”.
En palabras de Mansilla, “después de muchos años de sequía, se tiene la sensación de que, gracias a À Punt, vuelve a pasar el tren y que vamos a tener la posibilidad de cogerlo de nuevo". "Igual que hay productoras en Galicia o en Cataluña que son importantes a nivel estatal, aquí también tenemos la oportunidad para hacerlo. Pero todavía debemos esperar un par de años para ver si somos capaces de subirnos a ese tren y lograr un tejido empresarial importante de creación de empleo. Ojalá sepamos aprovechar el momento”, considera.
En cualquier caso, el líder de AVAPI resalta que la nueva televisión valenciana “puede ser un gran cliente de la industria audiovisual, pero no debe ser el único. También tiene que haber implicación de cadenas estatales, y de plataformas de pago como Netflix”. "Durante estos años sin televisión pública el sector se había quedado cojo, ahora À Punt está contribuyendo a dinamizar la industria audiovisual valenciana. Además, está apostando por propuestas de calidad", remarca Lluch.
Otros de los asuntos abordados es el impulso a la pluralidad de las propuestas cinematográficas y, en especial, a la habilitación de salas de exhibición dedicadas a los nuevos lenguajes. Con el cierre de los Aragó (entidad que precisamente se decantaba por propuestas visuales alternativas) todavía en la memoria, Ribes subraya la necesidad de “incentivar la supervivencia de los cines pequeños y centrados en las películas independientes o pertenecientes a filmografías extranjeras poco conocidas. No podemos permitir que algunos títulos que ganan premios en los festivales luego no tengan recorrido”. Pone como ejemplo a Alemania, donde “han puesto en marcha una iniciativa para rehabilitar cines antiguos” y así salvarlos del abandono y la desaparición. “Hay muchas maneras de hacerlo, sólo se trata de encontrar la vía adecuada”, concluye.
“Es muy complicado conseguir que un sector de la población vaya a las salas. No sé si va a ser suficiente con impulsar estos espacios; quizás sea necesario que, desde la etapa escolar, se remarque la diferencia tan grande que hay entre ver una película en el sofá o hacerlo en la butaca de cine”, añade Mansilla.
Por su parte, la presidenta de AVANT defiende que "el cine de autor funciona, pero resulta muy difícil competir en un mismo saco con los productos más comerciales". "Es necesario hacer un análisis profundo de público, estudiar qué tipo de inversiones se requieren, cómo mejorar la distribución...Si permitimos que cierren esas salas especializadas estaremos dejando fuera a un público que existe. Lo que debemos hacer es proponerle una oferta con sentido", afirma Lluch.
Respecto a este tipo de encuentros a nivel estatal, Ribes destaca los beneficios de “descubrir cuáles son las necesidades y bondades del resto de comunidades autónomas. De esta forma, podemos trabajar de manera conjunta para crear un tejido audiovisual que esté más allá de la propia comunidad autónoma”.