Hoy es 14 de octubre
VALÈNCIA. La directora kurda Sevinaz Evdike tenía previsto presentar hoy en la Sección Oficial de Mostra de València-Cinema del Mediterrani su primer largometraje: ‘The Wedding Parade’, pero la situación de Oriente Medio le ha impedido obtener el visado. La película sigue a tres jóvenes kurdas, Gule, Barin y Naze, que están planeando la boda de sus sueños en Serekaniye, una ciudad amenazada por la guerra cerca de la frontera con Siria. Cuando las primeras bombas caen sobre la ciudad se debaten entre huir y cambiar su destino o hacer realidad sus sueños.
Sevinaz Evdike, una de las fundadoras de la Comuna Cinematográfica de Rojava, cooperativa cuyas películas han pasado ya anteriormente por el festival, se estrena en la gran pantalla con esta cinta que, como ha explicado en declaraciones a Mostra de València, “retrata el impacto de la guerra en estas mujeres y sus vidas cotidianas”. Nacida en la misma ciudad donde transcurre su largometraje, la cineasta ha explicado que como sus protagonistas, ella también se ha visto obligada a huir de su hogar en varias ocasiones: “La primera vez tuvimos que huir porque grupos radicales, que posteriormente pasaron a llamarse ISIS, invadieron la ciudad. Yo me fui durante cinco años, pero mi padre y mi hermano se quedaron allí y se negaron a abandonar nuestra casa. No tuvimos noticias de ellos en todo ese tiempo". En 2016 logró regresar a su hogar y en 2019, debido a la invasión turca, “nos vimos obligados a huir de Serekaniye por segunda vez. Fuimos desplazados y no podemos regresar debido a la ocupación en curso. Somos refugiados en nuestro propio país".
La película se basa en historias reales, vivencias y detalles que Sevinaz Evdike recogió de su familia y amigos durante esos largos años de guerra. Hay muerte, huida, dolor pero también sacrificio, lucha y resiliencia: “La boda de Gule simboliza la esperanza y la resistencia en medio del conflicto. Las decisiones a las que la familia debe enfrentarse reflejan los retos de las comunidades kurdas en regiones asoladas por la guerra. Pero a pesar de la adversidad diaria, se aferran a la felicidad, el amor y las tradiciones”. Con la Comuna Cinematográfica de Rojava, que comenzó su andadura en 2016, “hemos producido varias películas de jóvenes locales, un logro increíble porque, antes de 2013, hacer películas estaba prohibido para todos nosotros”. La cultura, asegura Sevinaz, “que en el caso del pueblo kurdo le fue negada y perseguida durante décadas en Siria, es la llave para abrir todos los caminos. Cuando se pierde la motivación, a través de diferentes muestras de la cultura se puede levantar la moral”.