VALÈNCIA (EP). La Fundación Mediterráneo ha buscado en su colección "Lo más bonito del mundo" y el resultado han sido dos exposiciones en Alicante y València con 29 y 24 fotografías y obras creadas con técnicas fotográficas que animan al visitante a encontrar esta belleza. Eso sí, acompasado al ritmo descriptivo y pausado de Azorín, cuya obra 'Doña Inés' acompaña a la exposición.
Varios pasajes de la obra del escritor de Monòver recorren las dos salas de la Llotgeta de València, que acoge una de las dos partes de la exposición desde este miércoles hasta el 23 de julio. La otra se encuentra en Alicante y a final de año se unirán en el CADA de Alcoi.
En el caso de València, las obras representan "la juventud", mientras que en Alicante está "la madurez". Así lo ha indicado la comisaria de la exposción, Mamen Velasco, que ha explicado que la muestra de la Llotgeta se divide en tres partes: "Todo lo que nos pasa", "Espacios de la memoria" y "Lo más bonito del mundo... eres tú".
La primera parte de la exposición invita al espectador a una "reflexión poética sobre la construcción de nuestra propia identidad, sobre los límites de las cosas, sobre la fragilidad de lo sólido o el paso del tiempo".
Esta parte, situada en el primer piso, tiene como lema "Identidad, belleza y rebeldía" y en ella se mezclan artistas que miran a la intimidad, como las series de Esther Ferrer y Juan Hidalgo; los que buscan la excentricidad como la checa Jana Sterbak o que miran a su alrededor, como Alberto García-Alix.
En la segunda planta están las otras dos partes de la exposición. Los "Espacios de la memoria" explora "el alma de los objetos y la eternidad del lugar" a través de las fotografías de espacios cerrados, como los teatros de Raúl Belinchón o la fábrica de Hannah Collins.
En esta sala, las fotografías se muestran con gran formato con el objetivo de emular ventanas, que se abren tanto a espacios cerrados, como a los espacios abiertos de la tercera parte de la exposición.
En la tercera parte, los artistas invitan al visitante a la búsqueda de identidad recurriendo a espacios naturales o a la propia infancia. En una dialéctica entre dentro y fuera, entre la construcción humana y el paisaje, se presentan escenas con cierto romanticismo, huellas de factor humano y una tecnología aplicada a la fotografía que culminan con la frase "Lo más bonito del mundo... eres tú".
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