La banda valenciana más salvaje de todos los tiempos se despide esta noche de los escenarios por la puerta grande: con un sold out en el Surf O Rama
VALÈNCIA. Es posible que si empiezo este artículo afirmando que Wau y los arrrrghs!!! son uno de los mejores grupos de garage rock que ha engendrado este país me tomen por una fan infiltrada (lo que también es cierto). Pero, ¿y si apuntalo mi afirmación recordando que esta panda de descarriados valencianos es “el mejor grupo de Europa” para Mick Collins (The Gories, Dirtbombs); “la mejor banda de garage de la historia”, en opinión de Rick Froberg (Hot Snakes, Obits) y el grupo español preferido de Black Lips? Algo habrá de cierto en ello, si pensamos que los discos de Wau han sonado repetidamente en la furgoneta durante las giras de un grupo tan veterano y venerado como los Cynics.
Si hay un nombre artístico que lo dice todo sin decir nada, ése es el de Wau y los Arrrghs!!! Visceralidad, excesos, sudor. Ocurre un poco como en los inicios de su trayectoria, antes incluso de grabar el primer LP, cuando Juanito completó dos giras europeas cantando en “inglés inventado”. Poco le importaba a nadie que el repertorio de los conciertos se basase en versiones o que no se distinguiese ni una palabra de lo que gritaba aquel salvaje de voz carajillera: la puesta en escena dejaba ojiplático al personal, tanto en la España como en los países centroeuropeos. Así empezó a alimentarse una reputación, ahora ya transoceánica, que culminó hace un año en su último concierto en México DF, ante una masa enloquecida de 5.000 personas. (Eso, en los circuitos del underground, es el equivalente a ser AC/DC).
Cualquier exégesis sesuda sobre la propuesta musical de Wau y los Arrghs!!! está de más. La fórmula es radical y deliberadamente sencilla: cuatro acordes, sentido de humor y una actitud bien anclada a los sentimientos más primarios. La fidelidad al garage rock de los sesenta como género de referencia es casi circunstancial. Podrían haberse echado al punk 77 o al hardcore con idéntico resultado. “El éxito de Wau nunca ha tenido nada que ver con el género –opina Isidro, teclista de los dos primeros discos de la banda-. Lo que nos decía la gente, sobre todo los más mayores, es que hacía treinta años que no se veía algo así sobre un escenario”.
Wau y los Arrrghs!!! no surgieron en Londres, Nueva York o Los Angeles, a la vera de la industria, los grupos guays y los delirios de grandeza. Todos los componentes que han pasado por la banda desde su formación en 2003 comparten el mínimo común denominador de ser gente de barrio (o de pueblo) y el “agravante” compartido de ser valencianos. Puesto que sus pretensiones eran nulas, el fenómeno fan les pilló por sorpresa. “Para nada pensamos que nos haríamos tan conocidos, incluso sin salir del underground. Nosotros siempre hemos sido los mismos. No me atrevo a hablar de autenticidad, pero desde luego siempre hemos sido humildes. Hemos sabido transmitir eso de que Lo que ves es lo que hay”, apunta Juanito.
La clave del éxito, en su opinión, es “darlo siempre todo, salvajemente”, y haber rescatado para las nuevas generaciones clásicos de Los Saicos, The Omens o The Troyes, “llevando siempre las versiones a nuestro terreno”. Las letras –muchas de ellas escritas el mismo día de la grabación- no entienden de eufemismos: “Todo lo voy a romper”, “No sé cantar”, “Demolición”. Todas hacen justicia a la fama “destroy” del grupo, aunque lo cierto es que hace ya ocho años que Wau y los Arrrghs!!! cambiaron de tercio. “Paramos porque ingresé en un centro para dejar el alcohol, y cuando lo retomamos se notó mucho la diferencia. Sobre todo en la convivencia. No era fácil viajar por carretera tantos días seguidos viviendo a la máxima potencia”. Juanito asegura que subir al escenario sin probar una gota de alcohol no le ha restado ni un ápice de emoción al directo. “La primera noche que canté sobrio fue en un concierto con La Banda Trapera del Río. Me sentía como un marciano. Al estar tan calmado me costaba oír a la gente. Pero después grabé el tercer disco e hice mi primera gira grande sin beber, y me di cuenta de que era una pasada. Yo di un giro muy importante en mi vida a los 41 años, y ahora soy exageradamente feliz”.
“Esa noche íbamos a tocar en la sala Vera de Groninga (Holanda), y yo hacía de traductor durante la prueba sonido mientras probaba Juanito. El técnico de sonido me pidió que le preguntara al cantante si quería los monitores más agudos o más bajos. Yo traduzco. Juanito contesta: ¡Dile que me quite los monitores de delante, que hoy estreno botines y quiero que se me vean!. (La verdad es que esos botines de rojo sangre y tacón cubano eran increíbles)”.
“Mi anécdota preferida sin embargo es la del día que tocamos en Austria con The Masonics. Nosotros estábamos cenando solos, y de repente vinieron y nos pidieron permiso para sentarse a comer con su grupo preferido. Ése fue el mejor día de mi vida” .
“Se me ha quedado clavado el recuerdo de uno de los primeros conciertos que di con Wau en la sala Wah-Wah de Valencia, cuando un niño se me echó encima llorando desconsolado, pidiéndome el papel con la lista de canciones. Nunca me había pasado algo así. También recuerdo con mucho cariño la sesión fotos de Todo Roto. Un amigo calorro que tenemos nos consiguió un caballo. Por alguna razón, metimos también en la foto una paella. Juanito se vistió de bailarina, Fletán de fallero… Yo me frotaba los ojos, tronchándome de risa, para comprobar si todo eso estaba pasando de verdad”.
“Recuerdo una vez en San Diego (Estados Unidos), en una sala sin escenario que se llama The Tower. Compartíamos cartel con los Magnetics. Entonces entró un reggaetonero borracho y empezó a liarla. La sala se vació y me quedé solo encarándole. Le empujé, me dio un puñetazo, y entonces llegó el cantante de los Magnetics y le partió un plato de batería en la cabeza. Sacaron al tipo de la sala entre varias personas, y al salir nos encontramos a un grupo de pandilleros esperándonos. Al final todo acabo en un susto y un par de tequilas a cuenta del dueño del bar”.
“¿Una anécdota? Es que hay un montonazo. Muy locas. Impublicables. Bueno, hay una graciosa y reciente. Fue en la Sala Imperial de México. Cuando acababan los conciertos se te tiraba tal avalancha de gente a arrancarte la camisa, besarte y llorar, que literalmente no podíamos salir del club con el equipo. Llegaba a un punto que era muy molesto. Así que tuve una idea. Yo saldría primero, sin ningún instrumento. Así hacía que viniesen todos a mí, y despejaba el pasillo al resto de la banda. Y ahí salí yo, todo sudado, llevándome a toda la gente pegada a mí hacia la calle de la izquierda, justo al contrario de donde estaba nuestra furgoneta aparcada. Cuando ya estaba suficientemente lejos les grité: “¡¡¡Ahora!!!” Y así ellos pudieron salir corriendo con el equipo. Yo escuchaba: ¡¡Aguanta!! ¡¡Aguanta!!”.
Nota final: Wau y los Arrrghs!!! echan el cierre, pero no sus componentes. Belinda Bono sigue aporreando la batería en Les Ton Ton Macoutes; Isidro forma parte de la banda del músico australiano afincado en Valencia Johnny Casino; Pepe Fletán toca en el grupo de punk paródico España; Molongui continúa con Pogüey Romero y Los Malasangre y Juanito… a Juanito podéis ir a visitarlo un martes a su bar de La Malvarrosa (El Valiente) y de paso probáis su célebre paella valenciana.