CASTELLÓ. Que dos jóvenes llamen a su marca de accesorios sostenibles 'Resaca' no es de extrañar. Y seguramente no por lo que a priori se pueda pensar. Explican sus creadores, Carla Díaz y Sergio Valverde, que escogieron el nombre mientras estaban en el bar, apuntando esta y otras ideas en una servilleta, un día cualquiera. De pronto se les ocurrió: ¿por qué no llamarla resaca? Es lo que sienten en repetidas ocasiones por ser millennials. "Nacimos en una sociedad capitalista y consumista y tenemos resaca emocional de todo lo que pasa. Queremos una buena situación ya, estamos hartos y por eso queremos hacer nosotros el cambio", afirman.
El suyo no es para nada un sentimiento aislado. Como veíamos en otro artículo de Culturplaza una nueva generación de creativos está revitalizando la industria joyera con proyectos que expresan el latido de una época: son, en su mayoría, trabajos manuales, cuidados y que suman valores contemporáneos como la sostenibilidad o el feminismo. En su caso, su granito de arena se basa en convertir residuos de plástico en complementos sin género que, de vuelta al trabajo artesanal, respetan el medioambiente y rechazan cualquier tipo de crueldad humana o animal.
Carla Díaz estudió Comunicación Audiovisual en la UJI y Sergio Valverde en la Universidad de València, pero entrelazaron sus caminos cuando cursaron juntos un máster de Comunicación de Moda. Fue entonces cuando participaron en un proyecto artístico que intentaba concienciar sobre el uso del plástico y su efecto nocivo en el planeta. Un trabajo que más tarde evolucionó en la idea de crear accesorios, a fin de darle una segunda oportunidad a este material. "No sabíamos nada de joyas, ni de plásticos. De hecho, aunque al final es joyería, lo que hacemos no tiene nada que ver con esta técnica. Hemos tenido que aprender desde cero. Y funcionamos en modo 'prueba y error' porque no hay mucha información sobre el tema", explican.
Y esto les ha obligado claro a trabajar a pequeña escala. Aunque, en realidad, para los creadores el producir sin stock es más una necesidad que una obligación: "Hacer una producción masiva, además de que es inviable, va en contra de lo que nosotros entendemos por sostenibilidad". Por ello, aunque la marca todavía no ha comenzado a comercializarse, cuando lo haga - que será más pronto que tarde, aseguran- será bastante normal encontrarse con complementos de edición limitada. "Hay materiales que no se pueden adquirir más de una vez y por eso se convierten en piezas exclusivas". Desde pequeñas motos de plástico, hasta tapones, tuppers o botellas de champú, la joyería que piden y crean los millennials nace bajo la promesa de crear piezas recicladas que no contengan materiales tóxicos. "Primero pensamos en una idea, seleccionamos los plásticos, que tenemos clasificados por colores, los lavamos bien y los ponemos a fundir. Y tras esto, los lijamos y barnizamos para darles el acabado". Hecho cada uno a mano, rematan sus diseños con cadenas, cierres y arandelas de acero inoxidable o plata.
Pero aunque todo este trabajo parece funcionar entre solo cuatro manos, tanto Valverde como Diaz son conscientes de que para que su idea tenga continuidad en el tiempo hace falta que les ayuden con la recolecta del material. "En nuestros destacados de Instagram la gente ahora puede ver la cantidad de plásticos que utilizamos por cada pieza. Por ejemplo, para unos pendientes largos amarillos que hicimos nos hicieron falta solo diez tapones porque los gastamos íntegros, pero de normal, nos hacen falta el triple", dicen. Su idea para que esta producción no cese es poder instalar, en un futuro, puntos de recogida en los que la gente pueda llevar ahí su "basura". En compensación, la marca, planteará algún tipo de descuento o promoción.
Sea como sea, lo que tiene en común este proyecto con el de muchos otros de su generación es que encajan con ilusión el binomio de ética y estética. Como defienden los creadores de 'Resaca', hace tiempo que la moda sostenible empezó a transformarse para dejar de ser lo que se suponía que debía de ser. "Ahora no sucede tanto, pero antes las empresas de este tipo solo empleaban para sus diseños colores tierra, utilizaban logos de hojitas y se quedaban en la producción de chaquetas vaqueras con parches. Nuestro estilo creemos que va un poco más allá, en parte porque está muy influenciado por el mundo audiovisual del que venimos". Una estética que sí ha evolucionando con los años en el resto de la industria y que ahora debe mirar de lleno a otra parte, a la de la producción join life. "El sector sí que está cambiando porque el consumidor es también más exigente. No vale todo y lo pedían a gritos. Ahora bien, es evidente que el fast fashion no va a desaparecer y por eso tratan de paliar sus consecuencias con otras medidas como por ejemplo el utilizar el láser en lugar del agua en la fabricación de vaqueros. Lo que falta saber es si estos cambios los hacen por propia voluntad o por obligación, aunque es evidente que existe una preocupación".