CASTELLÓN. Tan solo durará un mes, pero qué mes. Los chicos en la playa han vuelto a su casa; el mediterráneo. Custodiado por el Museo del Prado en Madrid, el Sorolla “más Sorolla” de todos ha viajado de forma extraordinaria el Museu de Belles Arts de Castellón, donde se hospedará hasta el próximo 24 de febrebro. Y es que el codiciado cuadro del pintor valenciano hace escala en la Comunitat antes de su marcha -temporal- a la National Gallery de Londres. Aún así, que la “terreta” tira es un hecho. Su llegada al ente cultural, de la mano de Manuel Falomir, ha sido recibida con una satisfacción y orgullo que pocas veces se palpa ante otro tipo de creaciones. En efecto, tanto el director general del Institut Valencià de Cultura (IVC), Abel Guarinos, como el del Museu de Belles Arts, Ferrán Olucha, han coincidido en asegurar que su exhibición en la ciudad supone la culminación de un trabajado de “calado importante”. La inauguración, celebrada ayer, contó además con la presencia de la regidora de Cultura, Verónica Ruiz; el director territorial del IVC, Alfonso Ribes; y la directora del MACVAC de Vilafamés, Rosalía Torrent.
Hace dos cientos años que el Museo del Prado abrió sus puertas en Madrid. Una excepcionalidad en una institución cultural que requiere de celebración; no solo por cargar en sus espaldas con los movimientos sociopolíticos y económicos de dos centenarios, cosa que se dice pronto, sino por haber conseguido crear uno de los depósitos más importantes del mundo al albergar más de 1.900 obras de todas las ciudades autónomas, junto a otras piezas de pintura europea. Con ello, para conmemorar su joya patrimonial, la pinacoteca lleva inmersa en una “gira” por España desde finales del año pasado, con la que quiere agradecer su papel al resto de instituciones, cediendo al menos una de sus hijas más queridas a cada comunidad. “Para nosotros era una obligación recordar que el museo es nacional no solo porque lo ponga una etiqueta, sino porque tiene vocación de ser para todos”, afirma su director Falomir.
De este modo, el bicentenario del Prado ha dejado un Sorolla a Castellón, siendo así la única ciudad en toda la Comunitat elegida para festejar la buena salud del museo. “Queríamos evitar los sitios que normalmente estamos, donde el Prado tiene presencia recurrente. Por eso no hemos viajado hasta Barcelona, Sevilla, València o Toledo. No obstante, unas obras de tal calidad deben ir a sitios donde se reúnan las condiciones necesarias y, en este sentido, el museo de Castellón dispone tanto de buenas instalaciones como de una digna colección. Esperemos pues que la llegada de Los chicos en la playa sirva para que sus propios ciudadanos descubran lo que hay”, ha destacado Falomir. En efecto, es la ciudad de Castellón la que menos piezas reúne de la prestigiosa galería en toda la Comunitat, dado que de las 90 que hay repartidas entre las tres provincias, solo 12 corresponden a la Plana. “Esta resituación del museo nos sirve para demostrar que no se está haciendo tan mal y que potenciamos el arte de esta tierra”, ha recalcado Ferrán Olucha.
Evidentemente que venga un Sorolla a la Comunitat Valenciana no es para casualidad. Nada ni nadie puede extraer la relación del pintor valenciano con su tierra. Ni siquiera los kilómetros de distancia que hubo en sus últimos años de vida. Sin embargo, no es este caso aislado. También el resto de ciudades han contado con sus autores “fetiches”, puesto que otro fuerte de esta iniciativa era poder reforzar el vínculo de unión que hay entre un artista y su lugar de origen. Aun así, no todas las obras han repetido este mismo patrón, ya que el Prado ha conseguido llevar a algunos autores hasta sus lugares soñados: “Hemos hecho guiños a las diferentes ciudades. Por ejemplo, a Cataluña expusimos un Dalí porque el deseo del pintor era estar colgado al lado de Rafael Sanzio. Y en Castellón no podíamos exhibir otro que no fuera el Sorolla más grande”, indica el responsable del Prado, quien asegura además que esta es una buena oportunidad para continuar poniendo en valor su prestigioso legado. “Los críticos no han podido con él a pesar de que nunca le apoyaron. De hecho, fue clave el impresionante fervor popular para darle el lugar que se merece, porque si algo queda claro es que Sorolla te puede gustar o no, pero es un pintor extraordinario”, sentencia Falomir.
Con todo ello, el Museu de Belles Arts se prepara para recibir además una selección de pinturas, esculturas y obras en papel de otros relevantes autores como son Picasso, Gris, Magritte, Delvaux, Chillida y Tàpies, en una muestra itinerante de la Colección Telefónica que recalará en el ente a partir del 7 de febrero. “Los chicos en la playa es una obra capital, pero es que con todo lo que nos espera podemos decir que Castellón se está posicionado en el mapa de arte plástico de todo el estado”, ha concluido Guarinós.