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Pepe Viyuela: "A los actores nos dan palos por opinar, pero es un derecho al que no voy a renunciar"

1/05/2021 - 

CASTELLÓ. Podríamos definir a Pepe Viyuela (Logroño, 1963) como un humorista controvertido. No porque sobre su figura gire mucha polémica, sino porque es de esos actores que no se callan. Y eso, más en su caso que es recordado como el tipo bonachón de Aída, crea controversia o al menos incomodidad. ¿Debería alguien tan querido como 'Chema' mojarse públicamente sobre política o negacionismo? Para Pepe Viyuela la respuesta es más que obvia. Como dice en el titular de esta entrevista, opinar es un derecho al que no va a renunciar. El actor que visita Castelló para representar el espectáculo de clowns Encerronaatiende a Castellón Plaza antes de subirse este sábado, a las siete de la tarde, en el Teatre del Raval. Sin contarse pero sin vincularse como altavoz de ningún partido, Viyuela ataca un discurso "virulento" que desde hace tiempo se ha instalado en la sociedad.

-La primera pregunta puede ser la más predecible, ¿pero ha servido la pandemia para reafirmar que la risa y el humor son un bien de primera necesidad?
-Sí, siempre he tenido claro que el humor tiene efectos muy beneficiosos no solo para la salud física, sino también mental. El ser capaz de mirar las cosas con sentido de humor ayuda a sobrepasarlas con menos traumas, hablo por experiencia personal. En momentos complicados de mi vida el humor siempre ha servido. Se vuelve más necesario y por lo menos es más útil. Está muy extendido eso de decir que la risa nos hacía falta, pero es verdad, nos hace falta pasar un buen rato, porque no es solo algo coyuntural, va más allá del rato que hemos pasado, sigue emitiendo ondas de cara al futuro y seguimos conservando esa sensación durante mucho tiempo.

-Otra pregunta que puede resultar recurrente durante estos días. ¿Qué opina del revuelo que se ha formado con Miguel Bosé por su discurso negacionista?
-La mentira, la rumorología y la falta de información fiable está ocupando cada vez más lugar en nuestra vida por la cantidad de información que gira por las redes sociales. Mi opinión es que frente a esta avalancha de mentiras y de información falsa, lo mejor es informarse y no dejarse embaucar por el primer estafador que llega, porque sino se crea una pandemia paralela a la propia. No hay vacuna más eficaz contra esto que la búsqueda de información. Vivimos en un mundo en el que no nos podemos fiar de nadie pero sí que hay fuentes más fiables que otras. Me parece muy peligroso caer en el negacionismo y en la concesión de credibilidad a teorías descabelladas y absurdas que desconfían de vacunas o de que exista una pandemia. De entrada es una falta de respeto a la gente que ha muerto y a quienes están sufriendo por tener cerca a enfermos. Así que sí, tengo una opinión formada y es bastante enfadada con la distribución de bulos o que personas como Bosé hagan de altavoz de de estos. No puede ser tan gratuito en sus opiniones. Es demencial y en cierto modo punible.

-Quienes también están dando que hablar son los políticos con su campaña para las elecciones de Madrid. ¿En qué lugar queda aquí la pandemia?
-Esta es quizá la tercera pandemia. La contaminación del discurso político ha hecho que tenga un exceso de virulencia. Es una clase política con la que difícilmente nos podemos sentir representados. Yo desde Madrid, estoy viviendo con disgusto la campaña. No estoy contento con el tono que ha adquirido, porque como dices se pierde de vista y se deja fuera del debate temas como la pandemia o de mucho calado como es la financiación pública, la educación o la sanidad. Estos temas se han quedado fuera y se han ocupado los tiempos con otras cosas que enturbian. Han puesto cortinas de humo sobre aspectos importantes. Por eso el tono me parece, en ocasiones, poco lúcido y, en muchas otras, despistante. Es cierto que hay partidos más desafortunados que otros; el Partido Popular y Vox han teñido la campaña de tinta de calamar, que hace que todo se confunda. Ya empezando por su eslogan, sobre el comunismo y la libertad, me resulta facilón y que ha contribuido a esa polarización. Y el problema es que los otros partidos han dejado arrastrarse por el discurso confuso.

-En su caso, ha apoyado públicamente al partido de Errejón sin importarle demasiado el público que como actor podría perder al hacerlo. 
-Nunca me cansaré de posicionarme porque es un derecho que tengo y al que no voy a renunciar. Está claro que las personas que no nos dedicamos a la política profesionalmente pero tenemos nuestra particular visión, hemos recibido muchos palos por nuestras ideas. Pero me parece que hacerlo contribuye de alguna manera a crear un clima democrático en el que cada uno da sus ideas libremente. Yo no tengo interés de presentarme a elecciones, pero sí siento sintonía por algunos partidos y personas y cuando me preguntan respondo. Por la calle me han llegado a insultar, pero es que mi obligación es posicionarme porque esto contribuye a la transparencia social. Yo no voy a descalificar a nadie, diré con que estoy de acuerdo o no, aunque sea incómodo.

-En otra entrevista decía que las redes sociales han "enturbiado el panorama de la opinión y radicalizado el discurso". ¿Cree que, en consecuencia, han favorecido a que el discurso de la extrema derecha cale más hondo?
-No se si el de la derecha, pero cualquier opinión de carácter violento o negativo tiene mucha aceptación. Todo lo que supone una descalificación, aquello que es violento y que de pronto puede escocer, rápidamente se viraliza; los elogios ya es difícil que ocurra. Sin decir quien eres, las redes te permiten opinar e insultar, esto es muy cobarde y peligroso. Me parece mejor hablar con la cara descubierta y con respeto. Twitter es la única red social en la que tengo una cuenta abierta y siempre me salgo rápidamente porque lo que veo es una falta de respeto constante, estupidez y eslóganes escritos en pocas palabras. Es un mal caldo de cultivo para el discurso social, porque todo lo que huele a violencia tiene una dimensión que no merece, nos desfavorece a todos. 

-Por lo que hace a la ficción, no han tardado en aparecer films que retratan la crisis sanitaria o que incluso representan una sociedad con otras cepas. ¿Cree que el espectador esté preparado para estas historias o es demasiado pronto para ver el virus desde fuera?
-La ficción siempre está muy pegada a la realidad, por eso, no me parece mal que se ficcione a pie de obra, siempre que se haga sin sensacionalismo. Si se habla de ficción no hay que intentar pasar esa historia por veraz. Pero sin duda, la imaginación es el motor de las personas. No hay que ponerles más frenos. Hay millones de posibilidades de crear a partir de lo que está pasando y es bueno hacerlo. La sociedad siempre ha querido contar lo que ha vivido, porque así podemos sanar nuestros miedos o ver la realidad desde diferentes puntos de vista. Creo, por eso, que no es una cuestión de si es demasiado pronto, sino de intención. Si las películas tratan de crear desconcierto o miedo hacen una mala función. Si ayudan a sanarnos y a superar el trauma, fenomenal.

-Hablemos de su trabajo. En alguna que otra vez ha dicho que en escena es de los que siempre se equivoca. Tanto que “no da ni una”. ¿No son estas precisamente las cualidades de un clown?
-Sí, cuando lo dije fue seguro refiriéndome a mi personaje. El payaso históricamente basa su éxito en su fracaso, en no saber hablar bien, en equivocarse, por eso nos gusta. Mientras nosotros escondemos los fracasos, el payaso los hace visibles. Es una especie de chamán que invoca nuestra vulnerabilidad y la hace visible. Nos muestra todo aquello que pretendemos no ser. Siempre tendemos ser fuertes, infalibles y el ser humano no lo es. No dejamos de equivocarnos en la vida. El error es el gran trampolín para salir adelante. De muchas crisis hemos salido reforzados. 

-Encerrona, como show, ¿tira más que otros de la improvisación?
-Hay un grado de improvisación siempre en los espectáculos de payasos, porque dependemos muchos de la reacción del público, pero desde luego está todo muy pautado y medido. Lo que pasa que después existe esa espontaneidad que tienes que tener dispuesta para solventar lo que vaya a ocurrir.

-¿Está el público dispuesto o con la covid se ha perdido este feedback?
-El público necesita divertirse. Cuanto peor estamos más necesitamos el humor, porque como te comentaba al principio, hace de salvavidas. Cuando alguien se ahoga se agarra más al humor. Ahora la gente tiene hambre de reírse.

-Hará doblete en Castelló con la representación de On està Mercé junto a la compañía La Bandana. ¿Cómo se gestó esta colaboración?
-Te voy a ser muy sincero, no ha existido nunca esta colaboración. Me llegó a través de ellas y les dije que intentaría estar el domingo por la mañana en el show, pero en principio no debería estar. No se si podré, pero bueno si voy improvisaremos y haremos justicia al cartel. A partir de una errata, se ha dado una situación que parece casi una broma. 

-El festival dice que es el anfitrión, ¿eso sí que es así?
-Sí, eso sí, pero lo de la mañana del domingo no estaba previsto. Lo intentaré, pero no sabría decirte muy bien qué vamos a hacer.

-El fin del Estado de Alarma está a la vuelta de la esquina, ¿qué será lo primero que hará Pepe Viyuela?
-Afortunadamente desde que salí del confinamiento en julio no he parado. He trabajado mucho y es lo que voy a seguir haciendo. Tenemos en gira Esperando a Godot y después he de ensayar la siguiente función. Mi vida seguirá tal y como la recuperé después del confinamiento. Por suerte no me ha cambiado mucho, excepto por las precauciones, los miedos y las constantes pruebas médicas, PCR... Pero no, no he pensado ninguna escapada ni nada por el estilo.

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