VALÈNCIA. Dime cómo suenas y te diré quién eres. O algo así reza el dicho. Sea como fuera, Bombas Gens quiere que afines bien el oído en su segundo aniversario, que plantea subir el volumen de su jardín de la mano del artista Luis López Casero y la instalación Corredorbioacústico. El joven creador propone un viaje que, sin embargo, no tiene principio o final, sino que se compone de cinco espacios sonoros que se nutren los sonidos del mediterráneo, así como instrumentos tradicionales o electrónica que pondrán ‘banda sonora’ al centro de arte dirigido por Nuria Enguita. Este “viaje sonoro” parte de una veintena de damajuanas modificadas que sirven de altavoces generando esos espacios dentro del propio jardín. “La idea es que cada uno de los visitantes se encuentre en el paisaje donde se sienta más cómodo, que se deje afectar por los sonidos y olores", explica el creador.
El trayecto sonoro parte de los datos de la planta recabados por el artista, un estudio previo que sitúa aquello que le viene dado para crear un nuevo universo sonoro. "Cuando hablo de los datos de la planta me refiero principalmente a su origen, en qué tipo de ecosistema nace. Desde el punto de vista sonoro, cómo el sonido afecta a las plantas. Hay investigaciones que dicen que el sonido le afecta, que la planta tiene una respuesta a este entorno". A partir de esto se establece una relación de respeto entre lo que viene dado y lo que aporta López Casero, un diálogo que nada entre ambos espacios –sean o no tangibles- para configurar una experiencia que transforma el jardín de Bombas Gens a partir del arte sonoro. "Para mí espacio y sonido son los mismo, uno no vive sin lo otro. No hay una jerarquía, son iguales [...] No he intentado superponerme a lo que ya hay, sino añadir desde el respeto, desde la contemplación, para crear una convivencia de elementos", indica el autor.
Si bien la instalación se podrá visitar todo el fin de semana, la inauguración de este viernes traerá consigo una performance especial en la que López Casero dialogará, a través del saxofón o el clarinete, con la propia instalación, generando ese ‘corredor bioacústico’ entre la vegetación que nace en el patio de la antigua fábrica. "Como músico llevo un tiempo trabajando en la forma en la que me comunico con el instrumento. He desarrollado un lenguaje diferente que parte de plantearme qué otras formas había de tocar. Trabajé sobre la idea del instrumento como una extensión de mi cuerpo, con lo que deja de ser un artilugio sonoro para ser también un instrumento con el que crear figuras corporales. "Cuando el músico interactúa con su instrumento de forma diferente se abre un espacio nuevo”, explica el artista. El creador, además, tendrá muy en cuenta en su acción la convivencia con A través, la pieza de Cristina Iglesias, que explora la relación del espacio con el agua, un sonido constante que se integrará en la instalación.
Este proyecto se enmarca en el programa de actividades del segundo aniversario de Bombas Gens, que se extenderá toda la semana. Este sábado tendrá lugar Nowhere Man, una actuación de Andrés Corchero en colaboración con el Conservatorio Profesional de Danza de València que propone un diálogo con la exposición La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke. A la actuación le seguirá un coloquio con el artista para contextualizar su práctica y evolución desde Butoh hasta la actualidad. La programación se completa con los talleres familiares ‘Abrir en 3019) (sábado 6 a las 12 horas), que propone construir una cápsula del tiempo para preservar aquello por lo que se recordará a esta sociedad, o 01110000 (Domingo 7 a las 12 horas), que busca descubrir cuál es el proceso de trabajo de los fotógrafos de la muestra La mirada de las cosas a partir de aquellas imágenes consideradas descartes.
