¡de qué bars, nano!

Ana 3

Hoy en Megaconstrucciones, los enteros

| 29/10/2021 | 4 min, 43 seg

Siempre me ha interesado mucho el tema de los bares numerados, como el Toni 2 o el Convento 2, porque pienso que tiene que haber una historia detrás.

En este caso, estoy parado delante de la puerta del Ana 3, imaginando, por supuesto, que no lo dijeron todo en el Ana 1 y el Ana 2, y hacía falta una tercera secuela para... no sé... llegar al bocadillo perfecto. También me fastidia un poco que no hayan aprovechado para llamarlo Ana 3 "reloaded" o Ana 3 "La Venganza". Este sitio de verdad se merece una review, porque es curioso de cojones.

Para empezar, me planto allí sobre las 11 y lo que veo es una cola que llega hasta la puerta. La gente espera pacientemente con sus camisetas del Valencia formando una fila delante de la barra, mirando sus móviles. No habrá menos de 20 personas, y sobra espacio, porque el bar por dentro es gigantesco, tiene cierto aire a bar de polígono. Al parecer el protocolo es este: tú llegas y eliges el pack de almuerzo que prefieres. Tienen el pepito, el medio y el entero, y todos incluyen cacaos, olivas, bebida y café. La diferencia obviamente es de tamaño y precio. El pepito es un bocata pequeño, el medio es media barra de pan, y el entero es un buque portaaviones insignia del gobierno. 

Durante el tiempo que dura la cola, me da tiempo a fijarme en detallitos a lo Colombo, por ejemplo, tres personas en la cola llevan mascarillas de la guardia civil. Eso unido a que tras la barra tienen una colección de gorras de policía, me da para pensar que este es un bar muy frecuentado por carabinieri.

 Estoy ya oteando las bandejas, cuando una mujer sale de la cocina con una bandeja de bocadillos, y grita un número como si se estuviera cayendo por el hueco del ascensor. 

- ¡¡Ochentaycuatroooooorgh!!!

- ¡Aquí!

Un rato después, finally,  conseguimos llegar hasta donde tienen expuesta la comida. Hay bandejas de embutido, tortillas (finas en su mayoría), platos con puntilla, sepia, patatas y demás cosas susceptibles de ser bocateadas, tapadas con papel film.  


Nuestra idea era pedir dos bocatas gigantes para 4, pero la señora nos dijo que eso no podía ser, porque entonces había un suplemento de no se qué hostias, y que no entendí mucho. Ella iba estresada, había mucha cola, yo me estresé porque tampoco la entendía y finalmente la presión pudo conmigo. Me pedí un bocata medio, me dio un ticket y me alejé de la barra sollozando y desorientado.

Entonces empieza la movida. Tú te pones las olivas y los cacahuetes que quieras, cogiéndolos de un glamouroso cubo de plástico industrial que tienes al lado, y te vas con ellos a esperar a tu mesa. La cola no disminuye ni por un segundo, de hecho empieza a amontonarse gente en la puerta. La señora sigue saliendo cada cierto tiempo y grita números. De vez en cuando lleva a las mesas litronas de una cerveza que se llama Burge Meester, y que tiene pinta de ser el Sharknado de las cervezas

Después de esperar lo que viene siendo aproximadamente temporada y media de Breaking Bad, alguien grita nuestro número y nos acercan los bocatas a la mesa.

Bueno, al menos la espera ha valido la pena. En el Ana 3 no tienen bocatas ya compuestos con receta propia, tienes que elegir tú los ingredientes de la barra. Yo por lo que sea, me motivé esa mañana con uno de hamburguesa de pollo, cebolla y pimiento verde frito. Olrait.


Es un buen castañón de bocata. El pan es brutal, de los mejores que he catado por ahí. Mis colegas se permitieron locas combinaciones de hamburguesas, patatas, huevo y lomo, con bocatas del mismo tamaño también. La única manera digna de comerlos es cortarlos en pedazos más pequeños, porque si no, es como intentar meterte un San Bernardo en la boca. De vez en cuando, si logras establecer contacto visual con alguien que haya salido de la cocina a entregar un bocadillo, puedes pedir una segunda ronda de bebidas o los cafés. Bueno, pues eso, que estaba tremendo. Es uno de esos bocatas jugosones en los que notas que no se ha escatimado aceite a la hora de cocinar nada. Lo gocé fuertemente. 

Al final, nos pedimos unos cortados, y ahí si que te digo que el café no era de los de pegar trago con esmoquin y decir what else. Pelín alquitranoso.

Una de las señoras francesas nos indica que se paga en la barra. Hace un repaso mental de lo que hay en nuestra mesa y le dice a la otra algo que suena como cuando Joey intenta hablar francés. Nos sacan la cuenta escrita en un papel, y al final, 4 bocatas, 4 tercios, una Coca-cola, los cafés y toda la mandanga, 7 pavos por persona. Espectacular.

Ten en cuenta otra cosa, entramos a las once, nos sentamos sobre las doce y salimos a la una. Quiero pensar que sería algo puntual de ese día, porque si fuera siempre así no sería sostenible.

En fin, nanos, bar carismático, buenos bocatas, buenos precios, recomiendo la experiencia como quien va a Port Aventura, pero para ir con la calma, y si no eres muy fan de lo healthy.

Si sabéis algo del Ana 1 y el Ana 2, espero esas anécdotas.

Goza de amplio aparcamiento. 

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