El restaurante del chef Enrique Medina es un “win-win”: creatividad, clasicismo y el mejor producto de cada temporada
En la cocina de Enrique Medina veo un fiel reflejo de la personalidad del chef aragonés: concienzuda, sensible y muy fina. Bien enraizada en los valores clásicos, pero con espíritu explorador (su paso por los fogones de La Sucursal y Vertical no fue en vano). En Apicius reina la ponderación en el servicio, en los emplatados, en los sabores. Sus menús son como esas sinfonías sin notas estridentes ni cosas locas, pero en las que no puedes predecir un solo compás.
La especialidad de Medina es hacer virguerías con el mejor producto de cada temporada -espárragos blancos de Tudela y guisantes del Maresme en primavera; atún rojo bluefin en verano, setas de Teruel en otoño-. Sabe brillar sin recurrir a los fuegos artificiales.