En el número 34 de la calle Pintor Salvador Abril ya se respira el aroma del café de especialidad y los dulces recién horneados, que nos hacen sentir en casa.
Este relato ha de ser contado desde la calma, la libertad y la consciencia, porque Casa Raíz es mucho más que una cafetería de especialidad. Es el hogar de los comienzos, un refugio para los amantes de esta bebida, pero también del arte o la música. Un espacio donde conectar, pero al mismo tiempo desconectar del ruido mundano. En la calle Pintor Salvador Abril, número 34, se hornean dulces deliciosos y el interiorismo nos hace sentir como en casa. Porque del mismo modo que en el hogar destinamos cada estancia a una actividad, aquí hay varios rincones donde disfrutar de un café de especialidad mientras se trabaja, se lee un poemario, se escucha un vinilo clásico o, incluso, se realiza un taller de cerámica con amigas para encontrar la calma y la paz.
Porque la casa de Alejandra Villella Seijas, Lali para los amigos, nos reconforta y nos hace sentir que formamos parte de algo. Ella sabe lo importante que es esa pertenencia. La historia de Casa Raíz es también la de esta joven argentina, que eligió trasplantar su hogar desde la tierra natal, para hacerlo crecer en el efervescente barrio de Ruzafa. Es en Valencia, una ciudad que la ha abrazado desde su llegada, donde está dando forma a un sueño que comenzó a dibujarse hace años. Arrancar la raíz de la tierra que nos vio nacer nunca es fácil. Se requiere valentía, ganas de cambio, entusiasmo y, también, abrazar el miedo. Ese que nos paraliza durante unos instantes, solo para impulsarnos más fuerte después.
Por tanto, no se trata de un sitio de paso, sino de un lugar donde plantar una semilla para verla, poco a poco, crecer. Donde sentirse cómodo, libre y en casa. Efectivamente, todo el interiorismo invita a ello, con maderas y colores crema, además de un patio interior luminoso y repleto de plantas. Un escondite donde cultivar relaciones significativas con el entorno, el barrio y su amplia comunidad. “Soñaba con crear un ambiente cálido, donde el aroma a café de especialidad, a pastelería recién horneada y a helado artesanal -otra de las fortalezas culinarias- impregnase cada rincón”, expresa Lali, a quién se puede ver siempre de aquí para allá por la sala, pero con el corazón y las manos en la cocina.
El café es, sin duda, la raíz de este árbol con tantas ramas. Por supuesto, de especialidad, porque este credo ya es imparable entre los amantes del buen producto. Tras la cafetera Marzocco de Casa Raíz, se encuentra Fede Duronio, barista italiano de larga trayectoria, quien explica la utilización de distintas variedades según el tipo de elaboración. “Por ejemplo, para el espresso optamos por un perfil más achocolatado, más dulce, que casa muy bien con la leche. Perfecto para personas que buscan un sabor menos intenso”, comenta tras la barra. Por su molinillo siempre pasarán diferentes tipos de café y tostadores nacionales, con el fin de probar distintos sabores y procesos, y apreciar todos los matices.
¿Cuáles serán los grandes éxitos? Probablemente las dos elaboraciones más demandadas en el café de especialidad, que aquí presentan con toque especial:
Este tipo de tazas constituyen recetas en sí, por lo que no necesitan compañía, pero para quienes tengan hambre, desde luego que hay posibilidad de maridar con dulce y salado. Entre la extensa variedad de opciones de Casa Raíz, destaca la carta de repostería, a medio camino entre la pastelería anglosajona -cheesecake, carrot cake o brownie-, y la pastelería francesa, con recetas más complejas como la mousse de maracuyá o el sablé con crema de pistacho y mousse de vainilla de Madagascar. El toque final y goloso lo ponen los helados naturales, elaborados de forma 100 % artesanal y disponibles en varios sabores. Si eres más de salado, aquí vienen un par de sugerencias:
Casa Raíz se inspira en su entorno, de la misma manera que una raíz bebe del terreno que la rodea. Por ese motivo, antes de desplegar sus puertas el pasado mes de febrero, Lali paseó por todo el barrio de Ruzafa, donde quedó prendada de la cerámica de Misc. La firma ha diseñado una serie de tazas personalizadas de forma totalmente artesanal, sin emplear torno, sino moldeando a mano cada una de las piezas. Tazas que, muy pronto, tendrán su propio dueño o dueña, ya que en esta cafetería cuidan cada detalle para que cualquiera que atraviese la fachada se sienta en casa. Puede que con el último sorbo descubras una palabra secreta al fondo de la taza, quizá ‘pureza’ en ingles, y este tipo de sorpresas conseguirán que tengas una taza favorita cada vez que visites el local.
“La idea es que esta atmósfera haga que el cliente quiera volver una y otra vez”, matiza Lali. Algo donde juega un papel sustancial el interiorismo, ya que logra mucha calidez y genera un amplio sentimiento de refugio. Con predominio del color verde y los tonos tierra, en Casa Raíz se han logrado crear dos espacios completamente diferenciados: el ‘Sector vinilo’, donde escuchar discos clásicos de blues, jazz o french music, mientras tomas una taza de café caliente o lees un libro; y el ‘Patio de Casa’, una zona abierta, que se irá moldeando en base a las necesidades y preferencias de quienes la habiten. “De manera especial, se adapta a la función y no al revés, dando lugar a un patio como los de casa, donde siempre suceden cosas”, añade. ¿Una cata de vinos naturales? ¿Un taller de cerámica al aire libre? ¿O quizá un espacio de confluencia vecinal? Casa Raíz está viva.