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Concha Velasco vuelve al Olympia con un homenaje a la madre coraje

La actriz pisa el teatro con Olivia y Eugenio, un drama sobre una madre y su hijo con síndrome de Down

22/01/2016 - 

VALENCIA. De chica de la Cruz Roja a madre de Eugenio, ella ha sido protagonista desde los 19 años hasta unos 76 que reivindica con orgullo. Televisión, teatro y cine. También cabaret. “Yo soy Concha, Conchita”, dice. La Velasco desembarcó ayer en el Olympia al abrigo de la obra Olivia y Eugenio, dirigida por José Carlos Plaza y con la que lleva dos años rodando por salas de toda España, una pieza que resulta un homenaje a la madre coraje, a la figura protectora.

La última vez que pisó los escenarios valencianos fue con el montaje de Hécuba, en la que lidia con un tema que también aparece en la obra de Plaza: la muerte. Aunque con algún espacio para la comedia, el punto de partida de la pieza se sumerge en la tragedia. A Olivia, una exitosa galerista, le ha sido diagnosticado un cáncer terminal, momento en el que ha de replantearse, no sólo su vida, sino qué va a ser de su hijo, con síndrome de Down.

Interpretado por los actores Rodrigo Raimondi y Hugo Aritmendiz, la figura de Eugenio abre el debate sobre la normalidad. "¿Quién es normal en este mundo?; ¿Él es anormal porque tiene Down -en referencia a su compañero-?; ¿Pero quiénes son los normales, los corruptos, los asesinatos, los terroristas o los traficantes?", se pregunta la actriz.

Aritmendiz, panadero de profesión, inicia el ciclo en el Olympia, un proyecto que inició hace dos años y que finalizará en marzo, cuando la obra escrita por Herbert Morote diga adiós a los escenarios. En Valencia estará hasta el próximo 31 de enero.

Unos ensayos "muy duros"

La actriz desembarcó ayer en el centenario Olympia cuando apenas pasaban unas horas de una ardua sesión de rodaje de la segunda temporada de ‘Bajo sospecha’, en Antena 3. "Conchita", que prefiere que la califiquen de “versátil” al manido todoterreno, pisa el escenario con la que supone la sexta obra que protagoniza de la mano de José Carlos Plaza.

Cuando le ofrecieron el papel de Olivia a Concha, el director no contaba con la idea de que participaran en la obra personas con Down, aunque luego decidió dar este giro a la trama dando una especial profundidad a esta historia de amor entre madre e hijo. Confiesa Velasco que los ensayos fueron "muy duros", pero "lo maravilloso es que Hugo no tiene nada que fingir. Él es así".

Recuerda la actriz que el autor de la obra, Herbert Morote, también tiene este problema y por este motivo -ha dicho- lo conoce "tan bien". Estas sensaciones y emociones se intentan transmitir en esta representación teatral con un toque de dramatismo aunque también "con muchos motivos de comedia que aportan los personajes".

A pesar del latente suicidio, la obra quita hierro a la tragedia, no la dramatiza con discursos sentimentaloides, Olivia ya pasó esa etapa. Ahora se enfrenta a la mecánica de lo prosaico, lo ordinario. Ayuda a esta desdramatización la participación ingenua de Eugenio que sin querer abre una alternativa obligando a Olivia a pensar si no hay otra solución o al menos postergarla.

Madre en la ficción y en la realidad, Velasco confiesa que se tiró a la piscina no sólo por el personaje sino por un mensaje que, entre tanta turbulencia, resulta esperanzador. “Si no, no habría aceptado el personaje. Estoy a favor de la vida, del amor”.

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