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Confirmation: la mujer que osó desafiar el muro normativo de los hombres blancos

Basada en hechos reales, Kerry Washintgon (Scandal) y Wendell Pierce (The Wire, Tremé) protagonizan el telefilm de HBO sobre la acusación por acoso sexual de la abogada Anita Hill al juez Clarence Thomas, a las puertas de su nombramiento para ser miembro del Tribunal Supremo de los EEUU

23/04/2016 - 

VALENCIA. “En nuestra empresa no somos racistas”, decía el responsable de una compañía tecnológica a su abogada Lucca Quinn, en un episodio durante esta última temporada de The Good Wife. Al escucharlo, Quinn, mitad afroamericana, simplemente respondía: “No digo que lo seáis. Solo observo vuestro lugar de trabajo”. El plano se abría para seguir su mirada, con la que repasaba de arriba a abajo la estancia. Una oficina en la que sus empleados eran en su totalidad hombres, blancos, y de pelo claro. La connotación quedaba en evidencia con tan solo una imagen, mucho más potente que cualquier argumento.

La fuerza en un solo plano, de los que valen más que mil palabras, aparece con igual contundencia en Confirmation, la tvmovie de HBO emitida el pasado sábado en EEUU, basada en el caso real de Anita Hill, la abogada y profesora de derecho que denunció a un juez por acoso sexual en 1991. Una mujer afroamericana que tuvo que declarar ante un comité compuesto por senadores, en su totalidad hombres, blancos, y de avanzada edad.

Imaginen la escena: una mujer joven de color, recatada y culta, frente al viejo establishment del poder de Washington, entre ellos el senador Ted Kennedy, teniendo que explicar todos los detalles en una acusación de acoso laboral, en este caso de índole sexual, un tipo de delito poco conocido en la cultura popular por entonces. Penes, pelos del vello púbico, incluso el título de una película porno, son algunos de los términos que tuvo que mencionar mientras declaraba rodeada de fotógrafos y cámaras de televisión, sentada justo delante de sus propios padres. Según la abogada, la situación la sufrió durante los dos años que trabajó de becaria, recién licenciada, para el juez Clarence Thomas. Fue capaz de narrarla con suficiente frialdad y tranquilidad ante un grupo de políticos vetustos, que no ocultaban su escepticismo y emitían juicios de valor en cada una de sus intervenciones.


La profesora universitaria no tenía intención de denunciar al juez Thomas, aspirante a miembro del Tribunal Supremo tras haber sido propuesto por el Presidente George Bush padre. Sin embargo, durante el proceso de su nombramiento, que debía pasar por la aprobación en el senado, recibió una llamada del despacho del senador Ted Kennedy. Un miembro de su equipo había recabado información sobre el pasado incómodo del juez y quiso contrastar el rumor. Según su versión, se sintió en la obligación de contar los hechos tal y como sucedieron. Detrás de su visión naíf de que se hiciera justicia, desde la perspectiva política además estaban en juego los intereses de diferentes adversarios políticos. Cualquier zancadilla contra el candidato propuesto por los republicanos era bienvenido en el bando contrario.

“En mi experiencia, en un caso como este, la víctima tiende a ser tratada como el villano”, dijo Anita Hill escéptica antes de decidirse a sacar a la luz el escándalo. Una vez resuelto el caso, sabemos que la abogada en cierto modo acertó en su análisis. El comité no creyó su testimonio, dio la razón al juez, que la tildó de mentirosa y lo negó todo, mientras que los medios de comunicación la pusieron en duda. Después de pasar por todo ese bochorno, la abogada volvió a la Universidad con un fracaso estrepitoso.

Foto: A la izquierda, la verdadera Anita Hill. A su derecha la actriz, Kerry Washington en Confirmation de HBO

No se trata de ganar o perder, sino de trascender

Hill hasta entonces era una profesora respetada en la Universidad de Oklahoma, dominaba su profesión, que había ejercido antes de pasarse a la docencia, y se expresaba con gran claridad e inteligencia. No se trataba por tanto de un perfil de mujer que buscase dinero o fama en el papel cuché. Se había jugado su credibilidad y reputación en balde. Ahora, veinticinco años después, sabemos que no fue así. Como se dice popularmente, toda piedra hace camino. La profesora de derecho creó un precedente, popularizó el conflicto, y se convirtió en un icono.

La historia de Anita Hill recuerda en cierto modo a Rosa Parks, la mujer de color que desafió en los sesenta la segregación implantada en Estados Unidos al negarse a cambiar de asiento en el autobús. Como consecuencia de su insumisión, Parks pasó la noche en un calabozo y tuvo que pagar una multa de catorce dólares, pero su historia trascendió hasta convertirse en un ejemplo para los movimientos anti-segregación, con Martin Luther King a la cabeza. Su rebeldía fue ninguneada, como lo fue la acusación de Anita Hill sobre el juez Thomas. En el caso de Hill, independientemente de quién dijera la verdad, si la abogada o el juez, con la perspectiva del tiempo hemos comprendido que aquel acto de valentía benefició a los que vinieron después. En España tenemos un caso parecido, con la historia de la militar Zaida Cantera, y el acoso sufrido en el ejército. Su conflicto ha sido el detonante para que el Parlamento al menos hiciera frente al problema.

Foto: A la izquierda el actor Wendell Pierce, que interpreta al juez Clarence Thomas.

Al igual que en el caso de O. J. Simpson, las audiencias de aquel comité se televisaron, y durante ese verano captaron la atención de los norteamericanos. Se abrió el debate público, se removieron conciencias. Obligó a la ciudadanía a preguntarse si habían conseguido la igualdad de derechos entre diferentes sexos pese a estar en los inicios de los noventa, cuando parecía que ya se habían superado estas diferencias. Y no menos importante, el debate ayudó a difundir el significado de acoso laboral, cuáles debían ser los límites tolerables en una relación jefe-empleado, y cuándo se podría considerar un abuso de poder. Como consecuencia, a partir de entonces los casos de denuncias por acoso laboral o sexual se multiplicaron en los Estados Unidos.

Un equipo de lujo

La nueva adaptación de HBO es una creación de la guionista de Erin Brockovich,Susannah Grant. Un perfil que se le presupone con una experiencia idónea para escribir una historia basada en un caso real. Sin embargo, la obra no llega a conseguir la excelencia como drama en sí, y es la historia real sobre el caso Hill la que hace mantener el interés por el telefilm. Acompañado del buen trabajo de la actriz Kerry Washington, más conocida por su papel protagonista en la serie Scandal, y la aparición de otras caras reconocibles, como la del actor Wendell Pierce, conocido por su intervención en The Wire y Tremé, aquí en el papel del juez Thomas, al que es imposible ver como culpable cuando uno mira a un actor como Pierce, la película para televisión merece por lo menos un visionado como documento.

La historia de Anita Hill ya fue llevada a la televisión en 1.999 por la cadena Showtime, en otra película para televisión titulada Justicia Salvaje (Strange Justice), aunque fue el documental del 2014, Anita: Speaking truth to power de Freida Mock, estrenado en Sundance, el que recopiló de las tres obras, las mejores críticas. Tal vez de los tres títulos sea la mejor opción para adentrarse en el caso, porque las imágenes reales contienen una fuerza imposible de reproducir.


Series sobre casos judiciales, la nueva moda

Esta temporada, en la que está tan de moda la ficción basada en hechos reales sobre juicios famosos en la cultura popular norteamericana, y con el precedente de la que por ahora consideramos la mejor serie del año, American Crime Story, sobre el juicio de O. J. Simpson, parece claro que se puede disfrutar de una historia de ficción aunque conozcamos perfectamente su argumento, incluso su final, como en Titanic. Una línea interesante para plantearse una serie, aunque sea de un solo episodio como las tvmovies, y que en España se ha visto en contadas ocasiones.

En el caso de la Comunidad Valenciana, con el inminente regreso de RTVV, es una perspectiva que podría tener cabida perfectamente, y como televisión pública sin duda tendría sentido. ¿Quién no se imagina dentro de diez años un telefilm sobre la desastrosa investigación del accidente de metro de Valencia y la manipulación de, por qué no, la propia RTVV, demostrando así hasta espíritu autocrítico? Una historia que pudiera ser vista por las futuras generaciones, porque, como dice HBO en el caso de esta tvmovie, ese era precisamente el objetivo: contarle a los jóvenes quién fue y por qué fue tan importante Anita Hill para la historia de los Estados Unidos.

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