Hoy en viernes de ir de vinos y ponernos coloraos, mis queridos salaos, porque nos vamos de tintos, para todos y por siempre.
Con una serie de botellas de aquí y allá, que las habrá nacionales y también de otros lares. Con relente y soltura, porque no queremos pesadeces. De los del día a día, que alegran los momentos sin hacer grandes rotos. O de domingo casero y cocinar. Entre amigos, que de esos hay un puñado con la suerte y alegría de tenerlos. Los admirados por hacer fácil lo más bonito y que les queden tan buenos que no nos cansamos de recomendarlos. Habrá más, pero hoy son los que son y empezamos bailando al son de La Viña de Ramón 2014 (Bodega Fuentegalana). Garnacha de paisaje que es paraje abulense. Con el saber del que le da el nombre que es más que mucho, con la pasión de una vida y la familia que resulta tan querida. Sin mentira, porque es muy serio a su manera, larga y certera con aquel primer cocido madrileño.
Viajamos al furancho de nuestro Capitán Xurelo 2020 (Albamar). Rías Baixas, porque a veces tenemos ganas de desaparecer y este es el lugar. En las Rías Baixas, con mezcolanza de mencía, caíño y espadeiro y el acierto del que allí manda. Bestiecilla de acideces y esas hierbas que descolocan para volver a ponerte en su sitio. Reflejo de su tierra terrosa que es hermosa. Para encender la chimenea con calma y pasar la tarde charlando delante de esa tortilla de patatas.
Saltito a Portugal con uno de los que nos encantan, el Xisto Ilimitado 2019 (Luis Seabra Vinhos). Douro de excursión rupestre. Paseo a la orilla del río que marcha con todo el brío. Con el albedrío suficiente para fluir tras la corriente y no ser del montón. Masticable con refinamiento y ese algo que sólo tienen los lusos. Una libertad con la única atadura de seguir aprendiendo de los antepasados y hacerlo actualidad, trago a trago y con una cataplana de campeonato.
Vamos ahora a hacernos los francesillos de castillo con su viña, que tenemos ante nosotros el Peu Muleau Bourgueil 2014 (Domaine de la Chevalerie). Cabernet franc que es de frescores y nos saca los colores. Con aromáticos de lindas palabras llenitas de conocimiento y atrevimiento del que te deja bien contento. Frutosidad rojilla y talentosa que es claramente el elemento preciso para, precisamente, ser auténtica gozada con un paté de campaña.
Retornamos a nuestra España y las queridas y requeridas Canarias. A Tenerife y su riquísimo 7 Fuentes 2014 (Suertes del Marqués). Los volcanes que crecen con fuerza conservando su finura pura. La evolución que mantiene la esencia de proyectos que son tan preciosos como el origen del mundo. Las formas que conforman realidades de islas hechas continente o lo que quieran, escoltadas debidamente y ahora con un conejo en salmorejo.
Volamos muy arriba y hasta Navarra con el Corral de los Altos 2015 (Viña Zorzal). Hermandad que es humildad y sin tener por qué, porque tiene más que de sobra para presumir. Sobriedad que seguirá por muchas botellas que caigan, levantando muertos con su fruta tan negruza que parece gatito de dejarse acariciar. Trazando caminos que claramente te aclaran que debe estar en nuestra casa, siempre y ahora con unos fritos por Pamplona.
Seguimos con otro de los grandes de la jornada, que llega La Cometa 2020 (Quinta Milú) y la lanzamos a un cielo que querríamos tener a mano todo el tiempo. En campos intensos e inmensos como los picos de esas montañas lejanas. Las de retrepar con ojos golosones por alcanzar el objetivo. Con gesto aparentemente seco que enseguida te saca esa sonrisa contagiosa que te demuestra que hay pocas cosas mejores que esto con un arroz de los que no se caen.
Terminamos de nuevo viajando, a Italia y con el Ferrione Barbera D’Alba 2020 (Diego Conterno), que nos pasea por el Piamonte más lindo. El que no nos agotará, aunque pidamos el quinto. Y sí, es distinto, suavecito y a su modo. En términos absolutos y absolutamente necesario con algún plato de pasta con guiso de ragut de horas y horas. Como las que nos quedan para volver, unas trescientas treinta y pico y, por supuesto, con algo rico.