Hace un par de semanas despedíamos 2022 y la Navidad a base de recuerdos. Ahora toca mirar adelante con unos vinos para pasar el año con el mejor de los talantes.
Hablamos de una serie de etiquetas que nos darán alegrías sin un dispendio en demasía. Para gustos de todo tipo y tipologías diversas, porque habrá generosos, tranquilitos y algo de gurbujismo bonito y tan necesario. De aquí, acá y acullá, que no somos de hacer distingos por localidades o nacionalidades. Divertimentos de cualquier momento, a trago rápido o lento para que cada cual escriba su cuento. El nuestro será de doce meses brindando con y por la pandi. Pensando en los viajecitos que vendrán y esas comidas desde lo más humilde hasta lo gran lujo, pero siempre lujuriosas por la actitud que pondremos. Y con la mentalidad de que cada botella que abriremos será puro disfrute. Como la Manzanilla Pasada Astronáutica (Callejuela), que es una pasada. Tarde de invierno luminoso y saleroso. En casita rodeada de viña y los reflejos de su suelo. Campechanismo del que no pierde lo elegante. Pensando en caminar hacia adelante. Y fuera miedos para que el tiempo avance. Porque puede ser cómplice de dichas si la ídem es buena y desde luego que lo es con un arrocito de patos de esos que hacen frente a la desembocadura del río.
Pasamos a rollito espumoso con el Cava Millesime Robert J. Mur 2015 (Robert J. Mur). Macabeo, xarel·lo y chardonnay de cepas viejitas en todo su esplendor. Floreciendo entre lo marchito con tanta finura como alborozo. Vivacidad muy sagaz que nos conduce a una pastelería linda a pasar la tarde. En tiempo de brindis por todo lo que se nos ocurra y alguna cosa más, que aquí todo está permitido, hasta tomarlo con unos caracoles a la llauna.
Vamos ahora con uno de nuestras cosas preferidas del mundo, conocer otros países, costumbres y saberes. Y nos sabe de lujo el Loimer Ried Loiserberg Grüner Veltliner 2017 (Loimer). Austriaco que abrimos en campo de perales con su música de fondo dedicada a un buen amigo. Lo ligero que no pierde consistencia al mantener su esencia. La de ser auténtico con simetría y un schnitzel en el plato.
Damos unos pasitos saltarines para llegar a Francia y su Domaine de la Janasse Côtes du Rhône Blanc 2020 (Domaine de la Janasse) que tiene cuerpazo de modelo con sus buenas curvas. Ponemos la quinta y tiramos sin freno gozando con cada viraje, que el camino promete ser del largo justo que requiere este periplo. Observando paisaje de calma y estar a gusto sin necesidad de más lujos que compartirlo con uno mismo, en compañía o con una reconfortante sopa de cebolla.
Volvemos a lugares tan cercanos como sus gentes con el Tres Navíos (Barco del Corneta). Cigales en forma de clarete aunque se diga rosado, que le tenemos calado. Modos de hacer de los clásicos que no pasan de moda. Resultado que es seriedad rodeada del divertimento que nunca debe faltar. La alegría de estar en la mejor compañía en el presente que es un presente y sabiendo que lo mejor está por llegar con esas croquetas.
El Tesalia 2019 (Bodega Tesalia) es excursión en tinto de blanco y postal a Arcos de la Frontera. Con foráneas, que esto está hecho, y tan bien, con petit verdot, syrah, tintilla de rota y cabernet sauvignon. Potencia sin prepotencia. Masticable con su tánico agradable. Peso y firmeza con entereza para arriesgar en espacios que son luz. Y como buen andaluz nos hace sentir como casa con las palabras que se multiplican ante la perspectiva de una cazuelita de menudo.
Paradita y encantados en La Rioja con el Gabaxo 2019 (Olivier Rivière). Garnacha, tempranillo y graciano en conjunción que es distinción. Placer en lo que puede parecer pequeño y que contiene continentes de guapura. La altura de los que son grandes sin dárselo de ello porque no hay necesidad. La calidad que queremos para cada día y que no haya tu tía en lo de tomarnos un vino por jornada y en esta con unos caparrones.
Terminamos con cierre perfecto, porque así es el Cayetano del Pino Amontillado (Bodegas Cayetano del Pino y Cía). Acéticos molones haciendo que desatemos nuestras más bajas (o no) pasiones. Galones de guerrero impertérrito a la hora de ganarnos enteros con firmeza en el gesto. Pretexto para largas sobremesas con sus frutos secos y caramelos de café para el que así lo deseé. Para nosotros con una buena tabla de quesos, en trocitos o trozacos, que nos encanta todo cuando está rodeado de abrazos. Los que imaginamos y sabemos verdaderos cada dos semanas en este rincón hedonista. Y así os decimos hasta la vista, artistas.