Es la primera referencia del nuevo sello de música experimental Canoa Snake Records. La familia se ampliará en los próximos meses con Güiro Meets Russia y el artista californiano Pierce Warnecke
VALÈNCIA. Cuando Nacho Marco y Pau Roca se conocieron en el año 2000, ninguno podía imaginar que algún día buscarían juntos un espacio situado fuera de las coordenadas del pop y la electrónica de baile, los géneros que dan de comer a uno y a otro desde hace más de dos décadas. El dj y productor valenciano, que ha desarrollado casi toda su trayectoria en el terreno del house, y el guitarrista de La Habitación Roja, banda indie por excelencia, han escapado de sus zonas de confort con un disco de música ambiental que cogerá por sorpresa tanto a sus seguidores como a muchos que nunca lo han sido. Diamont Dancer es el nombre de este nuevo proyecto, que no esta concebido para cantar ni bailar. Es música para cerrar los ojos y flotar. Y te arrastra desde la primera escucha.
Con estructuras y duraciones muy diferentes, los nombres de las siete canciones que integran Shapes remiten a formas geométricas básicas –“Octagon”, “Pyramid”, “Pentagon”- aunque de hecho lo que nos entra por el oído son figuras sin ángulos, modeladas suavemente con sintetizadores analógicos, pedales y loops de guitarra. El disco, cuya portada ha sido diseñada por el artista plástico Artur Heras, está atravesado de cabo a rabo por un halo de melancolía.
Marco y Roca ya habían colaborado puntualmente en la grabación del EP de La Habitación Roja Ciudad Dormitorio, pero la idea de experimentar con sonidos y texturas llegó 15 años más tarde, durante las sesiones previas a la grabación del disco de Lost Tapes, banda paralela de Pau Roca con RJ Sinclair (Tokyo Sex Destruction). En la búsqueda de referencias sonoras comunes para la producción de este grupo -escorado hacia el dream pop de ribetes electrónicos-, se cruzaron en su camino los discos facturados a principios de los años setenta por Robert Fripp y Brian Eno, figura rupturista en la vanguardia musical de la segunda mitad del siglo XX y pionero en la creación de atmósferas sonoras. Además de su papel protagonista en No pussyfooting (1973) e Evening Star (1975), el guitarrista de King Crimson fue también un colaborador indispensable en varios discos en solitario de Eno que han pasado a la historia como piedras miliares de la música ambient: Here Come the Warm Jets y Another Green World.
Un loco de los sintetizadores y un músico de rock progresivo, conocido por crear sonidos alienígenas con loops caseros hechos con seis cuerdas y dos cintas de magnetofón. Ésa fue la referencia histórica que dio origen a Diamont Dancer, aunque una escucha atenta a estas primeras siete canciones saca a la luz un ramillete de influencias mucho más heterogéneo, que no se queda en los pioneros de los años setenta (“Circle” nos trae a la cabeza irremediablemente la obra maestra de Steve Reich “Music for 18 Musicians”), sino que agrega el influjo de los ochenta (Durrutti Column, los efectos de chorus a lo The Cure en “Cube”), los noventa (Orbital, Biosphere), y llega hasta el panorama actual, en el que destacan nombres como Alessandro Cortini o Umberto. La reciente popularización del dark ambient a través del reconocimiento a artistas como John Carpenter, o la aparición de bandas sonoras que funcionan como auténticos artefactos de nostalgia (Kyle Dixon y Michel Stein para la serie Stranger Things) pueden llevarnos a la idea equivocada de que el género ha vuelto, cuando la realidad es que nunca se fue.
“Mi relación con el ambient viene desde muy atrás en el tiempo -apunta Nacho Marco-. Fui uno de los primeros Djs que pincharon este género en los años noventa. En las fiestas del Colectivo Move en València yo pinchaba en la zona chill out a bandas del momento como Future Sound of London y Global Communication. Después lo fui abandonando para centrarme en el house, que es con lo que triunfé finalmente”. “La idea de montar este proyecto viene de querer hacer algo distinto y Pau un poco del pop, aunque es lo que nos da de comer. Nos apetecía hacer algo distinto, y ahora es un buen momento para la música experiencial”, añade.
Shapes –ya disponible en plataformas digitales y en vinilo a partir del 20 de noviembre- inaugura el catálogo de Canoa Snake Records, sello creado por el propio Nacho Marco al margen de su discográfica Loudeast para dar cobijo a otros artistas y grupos de música ambient y experimental. Los primeros fichajes están ya cerrados y preparados para ver la luz a lo largo de 2018. Uno de ellos es Güiro Meets Russia, una de las formaciones de música electrónica más interesantes surgidas en España en los últimos años. El dúo formado por Paco León y Juanvi Fortea dejan la discográfica Verlag System y se unen a la familia de Canoa Snake con un LP de nueve canciones abrumadoras que comenzará a distribuirse entre febrero y marzo del año que viene. El disco -titulado Folk Psychology- supone un nuevo salto de pértiga en el sonido del grupo castellonense. Un paso más lejos del krautrock y más cerca de paisajes sonoros más oscuros e inquietantes.
Canoa Snake Records acogerá también en su seno en los próximos meses a Pierce Warnecke. El artista audiovisual y compositor californiano, compañero de Nacho Marco como profesor en el campus Berklee Valencia, procede a su vez de Raster-Noton, una de las editoriales más influyentes dentro del campo del minimalismo experimental.
El nuevo sello de Nacho Marco, junto con BFE Records-Abstrakce Records y los citados Verlag System, dan idea del interés y el buen criterio sobre música experimental que todavía fluye en las arterias subterráneas valencianas. Larga vida a todos ellos.
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