VALÈNCIA. De la Albufera o el cauce del río Turia al Cabanyal o la fiesta de Els enfarinats de Ibi. Pasando también por Turquía o Siria. València propone una nueva ruta fotográfica con la que se mira a sí misma y que, también, permite poner la mirada en aquellas realidades que en un primer momento nos resultan lejanas. No son pocos los proyectos expositivos que actualmente acoge la ciudad en este ámbito, que van desde la renovada Fragments en el Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM) hasta la World Press Photo (WPP), que desde hace seis años acoge la Fundación Chirivella Soriano. En este último caso, será hasta el 11 de marzo que se pueda disfrutar de la muestra, que desembarcó en València hace más de un mes con el objetivo de presentar lo mejor del periodismo gráfico a escala mundial, una serie de proyectos seleccionados de entre más de 80.000 fotografías que fueron presentadas por alrededor de 5.000 profesionales.
De esta forma, los llamados ‘Óscar’ del fotoperiodismo aterrizan con un eje temático que se centra principalmente en la crisis de los refugiados, migrantes fotografiados mientras recorren en barco el Mediterráneo desde Libia u otros países del entorno hacia Europa, o tratando de cruzar la frontera a pie entre Grecia y Macedonia. Es precisamente por esto que por segundo año consecutivo el certamen ha unido fuerzas con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado del País Valencià (CEAR PV) para plantear distintas actividades en torno a una exposición que cuenta mil y una historias. Si bien, la composición de la muestra no viene determinada de antemano, sino que es la suma de proyectos galardonados la que genera la muestra. Es por ello que, entre proyectos de denuncia social, también se reflejan historias relacionadas con el mundo del deporte o de las tradiciones culturales.
En este último cajón se sitúa la única conexión valenciana con el certamen, una selección de fotografías realizadas por el italiano Antonio Gibotta en las que refleja la popular fiesta de Els enfarinats que celebra la localidad de Ibi, donde un grupo de vecinos luchan por el poder en una guerra entre harina y huevos. De la locura de Ibi a la tranquilidad de El río invisible, de Francisco Llop. Este es el lema de la exposición que presentó hace apenas una semana en el MuVIM el ganador de la I Beca Fragments, un cambio de fórmula en el proyecto generado desde la Unió de Periodistes por la que financia la producción de un ensayo fotográfico sobre la realidad contemporánea de la Comunitat Valenciana. El resultado es una serie de imágenes en la que captura la esencia de ese río olvidado, aquel que no es un jardín que deriva a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero que sigue vivo para sus vecinos.
“Había quedado olvidado el río de verdad”, expresó Llop durante la presentación de la exposición. El punto de partida del proyecto es la finalización de las obras del conocido como Plan Sur (entre 1965 y 1973) a raíz de las inundaciones sufridas por la ciudad, un desvío del tramo final del cauce del río para evitar que pasara por el núcleo urbano que también provoca el cambio social y en la propia concepción del propio cauce. De esta forma, el autor de Paterna presenta el resultado de años de trabajo que derivaron en centenares de fotografías –de las que se expone una selección de casi treinta piezas-, una serie que resume más de 5.000 kilómetros de paseo en bici alrededor de esta zona. Con la Beca Fragments queremos ayudar a la construcción de la memoria visual valenciana”, recalcó Noa de la Torre, presidenta de la Unió de Periodistes, en la inauguración de un renovado Fragments que, por cierto, también es especial este año por su regreso al MuVIM.
De una mirada actual a una nostálgica con el proyecto Albufera, espejo de sol, que reúne en la Llotgeta más de 50 fotografías de inéditas realizadas por Jesús Castro durante los primeros años de los años 80. Fue por encargo del Ayuntamiento de València que nació esta serie, fotografías que muestran la relación de los agricultores y de los vecinos de La Albufera, así como el valor medioambiental de espacios tan frecuentados como recónditos dentro de este preciado parque natural. De este manera, Castro muestra al visitante las diversas tareas que acompañan al cultivo del arroz en las distintas épocas del año, así como la actividad pesquera de la llisa y la anguila o paseos en barca por sus aguas. Con un total de 55 fotografías, la muestra se puede visitar hasta el 13 de abril.
La conexión marítima parece marcar la vida de una València que, tras el río y la Albufera, mira al Cabanyal. El Museu Valencià d’Etnologia, a través del proyecto ‘València en blanc i negre’, presentó en febrero una muestra en torno al barrio del Cabanyal, compuesta por 80 fotografías tomadas por los Vidal, una familia de fotógrafos que durante generaciones han reproducido la evolución de la ciudad. De esta forma, la exposición presenta la evolución de este barrio, un proyecto que aborda su imagen y la construcción de su identidad alrededor de la pesca y sus actividades relacionadas, elementos que a la postre han configurado un barrio con una identidad social diferenciada con particularidades de lenguaje, costumbres, sociabilidad y fisonomía.
Si en el primer caso mencionado, el World Press Photo, impera el ámbito internacional, también es el caso de la propuesta de Bombas Gens. El gran centro de fotografía valenciano mostrará hasta el mes de mayo La blancura de la ballena, de Paul Graham, en la que el autor presenta tres series fotográficas que muestran un interés común por analizar la desigualdad racial y de clases en Estados Unidos, reflejar el tejido social contemporáneo y examinar la naturaleza de la vista y de la percepción, así como el propio medio fotográfico. A esta muestra se sumará la semana que viene Hacia la luz de Joel Meyerowitz, una exposición que incluye un centenar de imágenes del gran fotógrafo documental y pionero en el uso del color, realizadas durante su estancia en España en los años sesenta: un corpus inédito que refleja un país en transformación.
Por su parte, el Centre del Carme, hasta el 1 de abril, presenta la exposición retrospectiva Com tots els dies, de la fotógrafa iraní Shadi Ghadirian (Teherán, Irán, 1974). La exposición está formada por medio centenar de fotografías que componen las series más controvertidas de esta artista sobre la mujer iraní y que mezclan tradición y modernidad. A través de las contradicciones en la vida cotidiana, la fotógrafa se basa en su entorno y cultura, y en su condición de mujer para crear la obra.