VALÈNCIA. “Yo no vine para esto”. La regidora del Ayuntamiento de València Consol Castillo, caminaba por la escoleta infantil de Massarrojos. Los pasillos limpios, remozados. Los niños en las aulas. “Por fin la han abierto”, comentaba una vecina con unas amigas. Unos metros más adelante, el alcalde de València, Joan Ribó. A su vera, el concejal, Sergi Campillo. Como testigos, en la comitiva, la vicepresidenta de la Diputación, María Josep Amigó, y el alcalde de Massarrojos, Carles Verdaguer. Faltaban unos minutos para las 11.30 de la mañana. El ángelus aún quedaba lejos. Castillo añadía encogiéndose de hombros: “No sé por qué no me creyeron”.
Hacía tan solo un instante que Castillo había oficializado lo que se barruntaba desde hace más de un año: no se iba a presentar a las primarias del Ayuntamiento de València, o lo que es lo mismo, no iba a seguir. Había sido la propia Castillo la que había dado hálito a los muchos que en su partido, el Bloc, querían que siguiera una legislatura más. Este mismo octubre, en una entrevista en Valencia Plaza, dejaba una puerta abierta: no descartaba de pleno presentarse. “Hemos de ver cómo queda el reglamento [de primarias]. Es como si me preguntaran: ‘¿Te comprarías un piso?’. Bueno, a ver las condiciones”.
Ahora ya sabe cómo han quedado las condiciones: la hipoteca, la letra del mes, el IBI del piso… Y no lo piensa comprar. El reglamento se aprobará este sábado, según anunció Campillo, y es, en la práctica, similar al de 2015. No era lo que ella pedía. “No avanzar dentro de Compromís, para dejar de ser una coalición de partidos y convertirnos en un partido, a mí no me interesará. El origen de Compromís nace con la idea de construir un partido”, apuntaba en octubre. Prácticamente lo repitió este miércoles. Ella no ha cambiado, ha sido coherente. Lo que ha sucedido es que Compromís no ha cambiado y tenía que hacerlo.
El anuncio de su marcha fue recibido con pesar por algunos de sus compañeros de gobierno. La concejal Isa Lozano, compañera de partido también desde hace medio año, lamentaba su marcha. “Es una persona que aporta mucho”, aseguraba en su despacho en Tabacalera. Ella, como unos pocos altos cargos de Compromís, conocía desde hacía tres semanas que Castillo había decidido no presentarse. Aunque resultaba inevitable pensar en una margarita, la realidad, según el entorno de la concejal, es que Castillo siempre había sido clara; los que tenían que deshojar la margarita eran otros, y decidieron no hacerle caso, no seguir la hoja de ruta con la que nació Compromís. En el entorno de la coordinadora general del Bloc, Agueda Micó, que creían que los avisos de Castillo no iban en serio, la noticia había sorprendido; en el entorno de la concejala, no.