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El proyecto 'Fueras Paraíso' disecciona el territorio valenciano en clave fotográfica

24/08/2018 - 

VALÈNCIA. Embalses, descampados, macetas, apartamentos y paisajes costeros son algunos de los protagonistas de Fueras Paraíso, un proyecto fotográfico llevado a cabo por Jonás Bel y Rafael Trapiello que busca analizar el momento presente del territorio valenciano y su evolución en las últimas décadas. Una radiografía crítica del ahora con voluntad documental. El punto de partida de este trabajo es muy sencillo: sus responsables deben compartir en Internet una imagen al día durante todo 2018 con el objetivo final de congregar 365 instantes capturados en el tiempo. 

Para comprender el origen de Fueras Paraíso resulta imprescindible echar la vista atrás. Hace un lustro, Bel y Trapiello, integrantes del colectivo madrileño NOPHOTO, lanzaron 2013, un proyecto de retratos realizados durante uno de los peores años de la crisis y acompañados de una ficha manuscrita. La fórmula les gustó tanto que la han repetido en esta nueva empresa, pero variando la temática. “Nos atraía  la idea de entregarnos de forma intensa y continua a una iniciativa doce meses seguidos”, explica Bel, para quien "el hecho de subir una imagen cada día nos hace conservar el tesón, no bajar la guardia". “Disfrutamos mucho creándolo y pensamos que estaría bien juntarnos cada cinco años para tomar el pulso a la sociedad. Pero no queríamos hacer siempre lo mismo, por eso, 2013 esta más centrado en las personas y Fueras Paraíso en el entorno. Abarcar de forma precisa toda España era imposible para nosotros, así que decidimos acotarlo en la Comunitat Valenciana porque los dos tenemos vínculos fuertes con ella”, explica Trapiello. “Además, creemos que es una zona muy representativa, resume muy bien lo que es este país, sus virtudes y sus defectos”, añade. 

"Tengo la sensación de que al territorio valenciano se le exige mucho y está extenuado por cuestiones como la explotación turística o los problemas hídricos. Tiene lugares preciosos, pero percibo cierto agotamiento por la sobrecarga que ha sufrido desde el postfranquismo”, agrega Bel sobre la elección de escenario para este trabajo. 

El estudio consta así de tres líneas argumentales, tres ejes que lo estructuran: por una parte, la escasez del agua, la sostenibilidad y el cambio climático; también las consecuencias de la crisis y cómo el modelo productivo imperante está derivando del ladrillo al turismo; y, por último, la propia historia del territorio y sus potencialidades, “queremos hablar del paraíso valenciano subyacente, lo que todavía puede ser”, apunta Trapiello. En este sentido, el miembro de NOPHOTO subraya que su iniciativa “no pretende lanzar una moralina, sino concienciar sobre la necesidad de gestionar bien los recursos, tanto naturales como económicos. Una vez pasada la burbuja inmobiliaria, tenemos que evitar tropezar de nuevo con la misma piedra”.

Cada mes, uno de los dos creadores se desplaza hasta alguna coordenada valenciana y van radiografiando así todos los puntos que les interesan, “intentamos cubrir las tres provincias y retratar tanto la costa como el interior”, señalan. “A veces, investigando, elegimos un lugar porque nos llama la atención su historia, su simbolismo. Pero también ocurre que, por azar, conocemos a alguien que nos habla de algún paisaje o episodio que consideramos necesario que aparezca. O surge un asunto de actualidad que debemos añadir, como el incendio de Llutxent”, explica Jonás Bel. Tanto él como Trapiello coinciden en que la documentación previa resulta esencial en el proyecto, una única instantánea puede ser el resultado de horas y horas de investigación: “por ejemplo, la temática del agua nos lleva a explorar sistemas de abastecimiento, embalses, ríos, desiertos…Eso te va conduciendo a otros lados, piensas en quién consume agua: núcleos de población e industrias como la de la cerámica de Castelló. Tirando de hilos, acaban saliendo las imágenes unas detrás de otras”. “También es esencial hablar con la gente que nos vamos cruzando, conocer sus historias”, apunta. Las nuevas tecnologías reclaman su cuota aquí a través de herramientas como la geolocalización, incluida en cada imagen, “así se puede comprobar cuánto mapa llevamos ya abarcado, qué nos falta y qué debemos peinar”.

En Fueras Paraíso es evidente que la batuta la lleva la imagen, pero la palabra escrita también hace su aparición en escena través de los breves textos que acompañan a cada instantánea, una tendencia compartida desde hace años en el colectivo NOPHOTO. Como explica Trapiello, “en principio, esos pasajes no iban a ser tan clave, pero nos hemos dado cuenta de que la relación entre texto y fotografías es esencial. Nos ha salido de manera natural, no queríamos colocar un pie de foto simple y sintético. El consumo de imágenes hoy en día es tan salvaje que, si tu trabajo puede incorporar un escrito bien investigado, consigues que la experiencia visual sea un poco más profunda y no se pasen por alto muchos elementos”.

Se crea así un paisaje fotográfico rebosante de matices y aristas, abonado a la diversidad como modus operandi. “Las imágenes funcionan como pequeña piezas de puzzle, buscamos crear una visión de conjunto. La variedad es maravillosa porque te ayuda a completar el mapa. Una instantánea, en sí misma, puede ser mentirosa, pues te enseña un fragmento de realidad, pero ignora lo que está pasando alrededor. Cuando tienes un gran mosaico, el relato es mucho más rico, aporta muchos más recursos”.

 

Un archivo de la cotidianidad

Fueras Paraíso ejerce también como un archivo de la cotidianidad inmediata, no hay cabida en él para el esteticismo o la grandilocuencia efectista. “Nos interesa más nuestra mirada que el hecho de conseguir imágenes espectaculares, no somos preciosistas”, apunta Trapiello. Como muestra cita la estampa correspondiente al 14 de agosto, protagonizada por la Nit de l’Albà de Elx y en la que “no se busca la clásica foto bonita de fuegos artificiales, sino algo más sugerente que tenga más que ver con el relato. Cuando cogemos la cámara, pensamos en la historia que queremos contar, no en el poder de la imagen como elemento individual. No aspiramos a realizar un compendio de sitios hermosos y lugares horrorosos, sino a crear un poso que hable del día a día, que suponga un viaje”.

¿Y qué opinan del proyecto los propios valencianos, personajes fundamentales, de forma directa o indirecta en este relato visual? “En general, le gusta mucho, porque, por una parte se reconocen en él, se sienten representados. Pero, al mismo tiempo, descubren cosas que no conocían sobre sí mismos y sobre su entorno, eso es algo fascinante”, resalta Trapiello. De hecho, algunos se han convertido en inesperados cómplices, “hay gente que, después de saber sobre nuestra iniciativa a través de Instagram, nos sugiere sitios interesantes a los que acudir o se ofrece a mostrarnos los puntos clave de su municipio. Esas conexiones nos dan acceso a lugares a los que es más complicado llegar, por ejemplo, domicilios privados o enclaves escondidos. De ese modo, se logra un análisis del territorio mucho más concienzudo”, subraya. Bordeado ya el ecuador de 2018, Fueras Paraíso reivindica su papel como retrato territorial que habita en el presente pero que encuentra su razón de ser en los claroscuros del pasado y los interrogantes que acechan al futuro.


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