Como si no tuviesen suficiente: más problemas para nuestros bares
“El juego no se acaba hasta que se acaba”, la sentencia pertenece a un jugador de béisbol americano pero me viene al pelo para dibujar el panorama -negrísimo- que se cierne sobre el sector hoteles, restaurantes y cafeterías. ¿El contexto? La ley de regulación del juego y de prevención de la ludopatía en la Comunitat Valenciana que se aprobó a finales de mayo en Les Corts.
“aprobar esta ley supondrá la puntilla para el sector”
La aprobación de esta ley ha pasado un poco por la zona baja del radar de la sociedad y buena parte del propio sector horeca porque el Covid-19 se ha llevado todos los focos (como es normal) pero las consecuencias son tremendas para miles de familias y bares del tejido valenciano: “aprobar esta ley supondrá la puntilla para el sector", afirma Encarna Gaspar, presidenta de Andemar pero la patronal española del juego no se queda atrás “traerá pobreza y paro”.
Desde luego la aprobación de unas medidas de este calado, y esta es mi opinión, requeriría un ejercicio de reflexión profunda y sentar en un mesa a todos los implicados, porque los datos hablan por sí solos: son 7.000 empleos directos y 30.000 indirectos en el ecosistema de bares y restaurantes los que se van a ver afectados; precisamente por eso se han alzado en armas reclamando un aplazamiento Conhostur y sus diferentes asociaciones provinciales, la plataforma SOS Hostelería, patronales y asociaciones del sector del turismo, del ocio y el juego y el sindicado UGT.
Pero ha llovido sobre mojado, la ley está aprobada y las cartas (nunca mejor dicho) están sobre la mesa; así que vamos a meternos en harina… ¿cuales son exactamente esas medidas y cómo afectarán a los empresarios en su día a día?
Hablamos con Tino Marvi, culpable de uno de los almuerzos más sobresalientes de la ciudad y culpable también de unas bravas que quitan el hipo: el bar Marvi (Sants Just i Pastor, 14) es un templo que ejemplifica lo que todos imaginamos como un bar de toda la vida: negocio familiar, cocina tradicional y una parroquia fiel. Las medidas que afectan a tantos bares y restaurantes las podéis ver en detalle aquí, pero el cocinero nos cuenta lo que más nos interesa, cómo ve el panorama un currante desde la barra de un bar como el suyo.
“Como hostelero sucede lo mismo que con el alcohol: nosotros vendemos alcohol pero no queremos que la gente abuse de él, ni nos gusta tener personas con síntomas de embriaguez en nuestras casas; lo mismo pasa con el juego, estamos a favor de que se haga un uso lúdico y recreativo de las máquinas pero como personas que somos tampoco queremos que nadie abuse ni tenga problemas a causa de este”.
¿Prohibir es la solución? “el juego como cualquier adicción hay que tratarlo desde la prevención y el tratamiento, no desde la prohibición, ahí es donde veo un error; de hecho somos muchos los que pensamos que con el dinero de los impuestos y tasas que pagan los hosteleros por las máquinas se podría crear de sobra una red de ayuda”.
“muchos de estos hosteleros ya están a punto de jubilarse y ni se van a reinventar ni les quedan fuerzas”
¿Qué tipo de restaurador va a ser el más afectado? “a ver, los restaurantes de moda no disponen de máquinas de juego, sino que la mayoría están ubicadas en bares regentados por personas de edad avanzada (un sector vulnerable) con una clientela también entrada en años, que son los que hacen uso de estas máquinas al igual que cuando acuden a pasar el rato jugando al dominó”.
Continúa Tino, “muchos de estos hosteleros ya se están preparando para jubilarse y ni se van a reinventar ni tienen fuerza, ganas ni energía para ponerse a innovar reconvertir sus locales en gastrobares con panes bao y sashimis. Y es que a estos profesionales tras toda una vida de trabajo, por poca que sea la recaudación de las máquinas igual les ayuda a pagar la cuota de autónomo, que es lo que necesitan: cotizar para poder disfrutar de una jubilación digna después de tantos años detrás de la barra”.
No es tema sencillo, lo que está claro es que a muchos se les llena la boca hablando de apoyar nuestra gastronomía y nuestra cocina pero qué difícil es no entristecerse ante el panorama que se cierne sobre el bar de toda la vida: con todo lo que nos han dado.