Esta segunda edición del ciclo tiene como objetivo ofrecer al público las herramientas educacionales necesarias para romper con los estereotipos de forma constructiva y empática
VALÈNCIA. “Ahora hay muchos bisexuales porque está de moda”, “no tengo ningún problema con los gays, tengo amigos maricones”, “los transexuales desprestigian el movimiento porque se comportan como locos”, “bueno, travesti…, transexual…, lo mismo es”. Son frases que todo el mundo habrá oído en alguna ocasión o incluso pronunciado sin plena consciencia de su verdadera trascendencia. El movimiento LGTBI ha evolucionado mucho en los tiempos recientes, y es cierto que ya empiezan a quedar atrás infinidad de comportamientos profundamente discriminatorios que antes estaban normalizados. Sin embargo, todavía se estigmatiza al colectivo a través de prejuicios que homogeneizan la manera de ser de millones de personas, y que lo hacen desde pretextos terrenales como el paternalismo o la depravación. Todavía no cala del todo una realidad que no puede ser más objetiva y que, aunque pueda resultar evidente para muchos, conviene explicitar: son personas. Personas normales y corrientes que tienen como única desdicha el hecho de tener que cargar con la losa de la exclusión y el rechazo estructurales.
No debe haber un ejercicio de culpa por parte de quienes discriminan por falta de conocimiento al respecto. Hasta hace bien poco, las sociedades se han caracterizado por un profundo analfabetismo LGTBI que despoja de las herramientas necesarias para que uno se deconstruya. El avance social se cuece a fuego lento, y así debe ser, pues de otra manera ninguna idea cuajaría con la fuerza necesaria. Es gracias a algunas iniciativas la razón por la que esa transformación comienza a calar en las personas. Iniciativas como Colors al Cercle, una serie de eventos culturales LGTBI organizados por la productora Cinética Emocional. Estarán disponibles para el público a partir del próximo 1 de septiembre en Muviment, la terraza del MuVIM; y cada martes del me se hará hincapié en un asunto distinto, siempre con el mismo hilo conductor: respetar, no por la obligación del respeto, sino a través del aprendizaje.
Esta es ya la segunda edición de la iniciativa. Organizada por el director valenciano Carlos Giménez y por la artista contemporánea Liz Dust, se presentarán una serie de debates con distintos invitados (que formen parte del colectivo LGTBI) para que la gente pueda debatir de una forma familiar y distendida acerca de la situación discriminatoria que desgraciadamente viven tanto lesbianas, como gays, transexuales, bisexuales e intersexuales.
Carlos Giménez explica a Culturplaza algunos de los puntos clave del evento. Cada semana habrá un invitado perteneciente al colectivo, con quien el público podrá interactuar a lo largo de la tarde. Esta segunda edición abrirá con Liz Dust, la artista contemporánea dragqueer (el término 'drag' va referido a personas de cualquier orientación sexual que crean un personaje para la sociedad; y 'queer' significa aquella identidad de género y orientación diferente a la heterosexual y cisgénero). Además de dedicarse a la organización del ciclo, la artista participará ofreciendo charlas en las que se llevará a cabo una entrevista, seguida de una conversación con el público que ahonde en temas como el travestismo y su concepción errónea por parte de la sociedad. Todo ello desde una perspectiva humorística que invite al debate constructivo y al aprendizaje.
Según Giménez, "el público tendrá una posición activa durante todo el evento. También se pondrán sobre la mesa temas muy polémicos como la transexualidad". Explica que "lo más importante es que la gente va sin saber exactamente lo que va a ocurrir, y que, al ser temas que por lo general siguen siendo desconocidos por la mayoría -por causa de la infrarrepresentatividad-, servirán para escuchar una vivencia, aprender a ir más allá de lo banal y respetar a través del aprendizaje".
En este sentido, al ciclo acudirá también Cloe, una niña transexual de 9 años que inició su transición hace unos años. Se dio a conocer a través de un vídeo en redes sociales en el que explicaba su situación. El vídeo se hizo viral, y en Colors al Cercle, junto con su madre, explicará como vivió todo el proceso y la manera en que consiguió adaptarse a su situación.
El siguiente martes se tratará el tema de la adopción por parte de padres y madres homosexuales, de la mano de Óscar y Vicente, una pareja que suma más de cincuenta mil seguidores en Instagram, que mostrarán al público, según palabras de Carlos Giménez, "cómo es un proceso de adopción y cómo se debe educar a un niño con padres homosexuales" sabiendo que se enfrenta a un mundo en el que la homosexualidad todavía sigue cargada de estigmas. Giménez apunta además que esta parte concreta del ciclo "puede servir a gente joven para dar el paso en la adopción o para que vean que se puede ser de otra manera a lo establecido". El ciclo también contará con la presencia de Elena López, una mujer que decidió ser madre por cuenta propia, y que narra toda su historia a través de sus redes sociales y su blog personal.
El siguiente martes se centrará en el tema artístico. Colors al Cercle traerá a algunos artistas valencianos que "han marcado un antes y un después en la historia del colectivo". Se trata, en primer lugar, de Rampova, un icono transgénero que fue represaliado y encarcelado por el Franquismo, que ahora presenta su libro Ploma 2, en el que engloba treinta años de transgresión sexual y disidencia política, sin dejar nunca de lado el glamour. "Hablará de cómo vivió su sexualidad en la cárcel, rodeado en una sociedad que reprimía su condición". Junto a esta lista, se añaden otros invitados dedicados a la sexualidad y el arte contemporáneo, como los artistas Bartolomé Limón o Carmelo Gabaldón, que hablarán de la New Drag School. "Solemos pensar que solo hay hombres y mujeres -explica Giménez-, pero hay personas que rompen totalmente con el género binario".
Cualquier enseñanza sobre la amplia diversidad que engloba al colectivo LGTBI debe partir de una premisa muy clara: si uno carece de las herramientas adecuadas, es imposible que ejerza sobre sí un crítica constructiva. Esas herramientas, llamémoslas educación con perspectiva, llamémoslas empatía o incluso tolerancia (en un sentido no paternalista) son indispensables para poder construir una sociedad más justa e igualitaria.
Y es en esta línea que el objetivo de Colors al Cercle sea "que la gente, a través del disfrute y la distensión, aprenda algo". Así es como opina Carlos Giménez: "La cuestión no es respetar por respetar, no, sino respetar a través del aprendizaje". Y al final es evidente que se necesita actuación por parte de las instituciones. En esta dinámica, la Ley LGTBI valenciana fue aprobada el pasado 2018 como la más avanzada de toda España en lo que a los derechos del colectivo se refería. Sin embargo, fue paralizada por el Gobierno por varios motivos, entre los cuales se suponía que varios artículos entraban en contradicción con la legislación estatal, pues se suponía que iban más allá de las competencias autonómicas.
"Es cierto que en los últimos años ha habido quizás un poco más de apoyo institucional al colectivo -explica Giménez-, pero poblacional y sociológicamente seguimos siendo bastante comedidos a la hora de condenar las LGTBIfobias. Este gobierno -el valenciano- nos ha dado más voz, nos sentimos mucho más representados que antes".
Lo que Carlos Giménez tiene claro es que Cinemática Emocional "nunca dejará de crear". Explica que, después de este, llevarán a cabo muchos más eventos. Actualmente ya tiene uno entre manos, junto con Liz Dust. "Vamos a hacer un proyecto de videoarte que ponga en el objetivo la iluminación de la persona. La idea es hacer un vídeo de Dios creando a un travesti".