CLASE MAGISTRAL EN EL HUMANS LAB

Estibaliz Urresola: “En el cine todas las decisiones son políticas”

2/12/2023 - 

VALÈNCIA. El pasado jueves 30 de noviembre la directora Estibaliz Urresola (Álava, 1984) logró obtener 15 nominaciones a los premios Goya con su film 20.000 especies de abejas, convertiéndola en la ópera prima con más nominaciones en la historia de los premios. Esta cuenta la historia de una niña trans que se descubre a sí misma durante un verano en familia, a través de un relato en el que la familia y las apariencias construyen su historia y manera de identificarse. La directora, tras poder celebrar las nominaciones, puso rumbo a València para poder impartir -ayer mismo- una clase magistral sobre su manera de hacer películas, centrándose en el tacto y la escucha para acercarse a las grandes historias y sus protagonistas. 

Las nominaciones no le han supuesto un cambio en la agenda, modestamente admitía que no podía plantearse dejar de participar en el marco de actividades del Humans Lab -laboratorio perteneciente al Humans Fest- ya que este se centra en el cine enfocado a los derechos humanos, algo que ella es crucial ya que considera que a través del cine se puede transformar “tanto nuestra realidad como nuestra comunidad”, y lo lleva por bandera en cada uno de sus pasos. 

Rodeada por los preciosos frescos que adornan el Centre de la Beneficencia una cableada Urresola se dispone a abrir su portátil y comenzar esta clase en la que intenta acercar a los asistentes a sus procesos, aunque sostiene que por mucha conversación que se tenga “los procesos creativos no se pueden enseñar, no hay una fórmula”, aunque sí que hay una manera de comprenderlos, y eso es lo que la ha llevado a donde está ahora mismo. 

En esta charla la directora ha expuesto sus claves en el proceso creativo de Cuerdas, un corto de ficción nominado al mejor cortometraje en el año 2022. Este se centra en la historia de una coral de mujeres que está al borde de la disolución al perder la subvención municipal para mantener el local de ensayo. El grupo se debe enfrentar al dilema de si aceptar o no el patrocinio de una de las empresas que más contamina en el valle.

Tal y como lo explica la directora llega a Cuerdas a través de una historia real, al acercarse al dilema de estas mujeres a través de unas jornadas de eco-feminismo. Para ello se dedica más de dos años a investigar sobre el tema, con entrevistas a las implicadas e intermediarios. Al igual que sucede con 20.000 especies de abejas, Urresola se documenta y trabaja con cientos de perfiles -en este caso familias y asociaciones- para comprender todos los lados de un mismo prisma. En ambas obras Urresola dirige a través de algunos pilares que sustentan su creación, y sobre los que  deja entrever su forma de trabajar. 

Conocimiento

En el caso de Cuerdas la directora trabaja constantemente de la mano de Sara, quien daba las charlas en las jornadas de eco-feminismo, ella es quien le adentra en el pueblo y le permite entrevistarse y trabajar con las verdaderas protagonistas de la historia: las mujeres mayores del grupo de teatro amateur del lugar. Con la simple intención de trabajar en un proyecto que le emocionara, ya que le va a dedicar años de su vida: “Tenemos que crear desde un lugar que nos interpele, que nos haga emocionarnos”, explica sobre el tiempo dedicado, al que le añade un acercamiento natural a las protagonistas para estar un rato con ellas y conocerlas.

“Dirigir solo es comunicarte lo mejor posible, así que me reúno con ellas una vez a la semana para hablar y conocernos, para llegar a un lenguaje común”. Lenguaje con el que trabaja también en 20.000 especies de abejas, film en el que acerca el guion a la jovencísima Sofía Otero a través de dibujos que ella misma crea sobre el relato: “Leemos el guion y ella dibuja lo que imagina, en cada sesión íbamos llenando los huecos que se quedaban entre las escenas, para que lo comprendiera por sí misma”. En ambos casos trabaja con la historia desde dentro y junto a sus verdaderas protagonistas, sin lecturas externas. 

Acercamiento

El acercamiento de Urresola a las historias es crucial. No solo basta hacer entrevistas, tomar apuntes y estudiar cientos de casos, también es importante comprender todas las pequeñas decisiones que no se ven en cámara. En el caso de Cuerdas explica que cuenta con un equipo de trabajo casi enteramente femenino, lo que hace que las mujeres actrices se sientan más cómodas con quienes trabajan: “Es una imagen que para ellas es muy llamativa, en el cine todas las decisiones son políticas y depende de cómo lo gestionamos todo desde cero. 

En su caso siempre me explicaban cómo les afecta todo lo que les rodea, comprendiendo cómo entienden ellas los acercamientos. También explica que para trabajar tanto con Sofía Otero como a Begoña Suárez (protagonista de Cuerdas) se reúne con ellas mínimo una vez a la semana para conversar y conocerse, para comprender ese lado humano que luego podrá reflejarse a través de la gran pantalla. 

Transformación

En el caso de Cuerdas la directora observa la discusiones reales entre las mujeres del club de teatro, comprendiendo que más allá del guion algunas cosas de las que les fuera a dar “podían ser mejores de lo que tuviera escrito”. También comprende que en el caso de estas historias con tanta intimidad y basadas en hechos reales es su labor la de crear un entorno de seguridad, para que se sientan cómodas desde la interpretación: “Debo llevarles a lugares donde no vayan a estar expuestas y es ahí cuando me pueden contar las cosas dentro del marco de seguridad”, explica sobre su forma de trabajo. 

Con ello consigue que sus protagonistas, actrices amateurs, se vean en la gran pantalla y se sientan muy seguras de sí mismas y de su trabajo, manteniendo así la teoría del cine como arma transformadora de la sociedad. “Puede ser transformador desde el minuto cero. Cuando hablamos del cine como herramienta transformadora de la sociedad también podemos transformar a la comunidad que forma parte de esa película y los procesos”, añade sobre este aprendizaje. 

Escucha

Cuando Urresola persigue una historia confiesa que se imagina a los personajes que la protagonizarán “como sin cara”, y se deja llevar de alguna manera por las energías. Esto le sucedió con Sofía Otero (Basauri, 2013) quien gracias a su excelentísima interpretación se ha convertido en la ganadora del Oso de Plata en la Berlinale por su papel protagonista. Con Sofía el trabajo fue de escucha, tanto a ella como a su entorno, a las fuentes de investigación y a los padres y madres que comparten su historia con ella a través de un año de entrevistas. 

Buscando el punto clave entre reflexiones, dudas y confusiones crea una enorme pizarra en la que ir resolviendo los antecedentes, detonantes, puntos de giro y acciones que darán vida a la historia. De esta forma vislumbra a los personajes principales y construye secundarios que se incluyen por completo en el relato, como en el caso de 20.000 especies de abejas, donde algunos de ellos solo dicen una frase pero que resulta crucial para el relato. 

Construcción

El truco final de la clase magistral va de la mano de Chillida. Él  hacía escultura monumental, pero en su primera fase de creación lo que hacía era crear una pequeña maqueta de sus trabajos para enseñarla a su equipo, al que le dejaba muy poco tiempo para familiarizarse con la pieza y luego se la arrebataba para que la representaran desde la memoria. 

Urresola explica que su manera de trabajo es similar, en Cuerdas le dejó el guion a las protagonistas solo una vez y a compartir entre parejas: “La única vez que compartí con ellas el guion les dejamos hacer una italiana y empezamos a abordar los personajes. Al final acabas viendo las relaciones entre ellas, jugando esas cosas a favor, al final son ellas llenando esos huecos, muchas veces de forma muy personal”. De esta manera explica que consigue interpretar de nuevo sus historias llegando a un lenguaje común entre cómo son sus perfiles y lo que quiere contar a través de estos. 

Con todos estos pilares Urresola cimienta su obra, un trabajo que ahora se celebra entre premios y nominaciones, y que habla de su lucha por la sociedad. Por dar voz a esos relatos que merecen ser escuchados con tanta atención y cariño como ella presta a construirlos. 

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