Bodega y cocina que maridan a la perfección en un lugar que te hace sentir como en casa
Salir de la zona de confort cuesta, es una pereza interior que te lleva a eludir aquellos lugares que están fuera de tu radio. Por suerte, siempre hay un duendecillo que te anima a salir para conocerlos y llevarte gratas sorpresas, como ocurre con Trenca Beach, el nuevo restaurante de Kike Jiménez ubicado en Port Saplaya (Plaza Mayor, 12). Alejado de la primera línea de mar turística, en una de esas plazas donde los colores rojizos y pastel de los edificios se reflejan en el agua y el olor a Mediterráneo llega a su antojo, Kike lleva las riendas de su propio restaurante sin más presiones que ser feliz.
En Trenca Beach Kike se ha quitado las etiquetas, las presiones y las ataduras de ese pasado que le situó al lado de Raúl Aleixandre, cuando abrió Trenca Dish en 2011. Primero estuvo en sala y luego al lado de Raúl, en la cocina. Aquello acabó y pasó a ser jefe de cocina en Filigrana, el restaurante del Hotel Reina Victoria. Experiencias que le han llevado a volar solo en un sector al que entró casi por casualidad. “A mí siempre me ha gustado la gastronomía así que me apunté a algunos cursos de cocina”, recuerda Kike Jiménez
Tras su experiencia como jefe de cocina en el hotel hubo silencio pero ese bagaje le ha ayudado a saber qué quiere y desarrollar una cocina honesta, de producto y con ligeros toques creativos, fruto de esa influencia de Óscar Torrijos —uno de sus grandes maestros—. Lo hace fuera del extrarradio de València, en Port Saplaya, en un local coqueto, con apenas seis mesas y grandes ventanales que dejan entrar la luz mediterránea. Una atmósfera que invita a relajarse, dejar fluir la sobremesa y sentirse como en casa. Aquí la atención es magnífica. “Apostamos por una atención cercana, que los comensales se sientan a gusto”, comenta Kike Jiménez. Junto a él, su hijo Enrique comienza a aprender los gajes del oficio.
El nombre guarda cierta relación con Trenca Dish pero aquello es historia. Aquí Kike Jiménez apuesta por una carta escueta —para qué más—, con entrantes como la ensaladilla de gambas con sepia, pulpo braseado y todo aquello que venga de la lonja. Adiós a los buñuelos de Bacalao. Hola en mayúsculas al «fuera de carta» que viene de la lonja y el mercado, donde el cocinero se mueve mejor que nadie y adquiere productazos. Materias primas que cocina con honestidad, dejándose de experimentos raros y utilizando la plancha con maestría. Hay carne, por su puesto, pero aquí se viene a saborear el Mediterráneo. También apuesta por los arroces —los cocina con mucho sabor— ya que estamos junto a la playa y a Kike se les da bien. Los hay melosos y secos. De postres, la torrija debería ser casi obligatoria.
En Trenca Beach Kike Jiménez se confirma como un cocinero que respeta el producto y sabe acompañarlo por buenos vinos y champagnes que resaltan la calidad de la materia prima. Referencias singulares, de pequeñas bodegas y de distintas partes del mundo que hacen aún más especial la experiencia gastronómica. Vinos que, como su carta, cambian según la estación y de los que es mejor dejarse aconsejar. “Por ejemplo, en verano hay más blancos que tintos y en invierno al revés. Busco referencias que me gusten y que hablen del terruño”, sostiene.
Bodega y cocina que maridan a la perfección en un lugar que te hace sentir como en casa, en el que Kike ha logrado exactamente lo que se proponía: ser feliz, hacer lo que le gusta y hacer felices a los demás. Qué pena no haber venido antes porque ciertamente, venir hasta Port Saplaya y disfrutar de la nueva etapa de Kike en Trenca Beach bien merece la pena. Y ya de paso dar una vuelta por la Venecia valenciana, que tiene su encanto.