Hoy es 12 de octubre
La exposición Manuel Tolsà desde la mirada fotográfica de Joaquín Bérchez, podrá visitarse hasta el 10 de abril en Muvim
VALÈNCIA. Cuando dos expresiones artísticas convergen sucede algo como “mágico" e inexplicable, un fenómeno que se genera a través de una conversación y que incluye tanto segundas como terceras voces (y miradas). En el caso de la muestra Manuel Tolsà desde la mirada fotográfica de Joaquín Bérchez, expuesta en el Muvim, se establece por fin un diálogo entre dos modalidades tan técnicas (y a la par expresivas) como la fotografía y la arquitectura. La exposición se aloja en la última planta del centro, un lugar muy acertado según lo considera el fotógrafo Joaquín Bérchez, quien asegura que esta muestra debe estar elevada hacia los cielos, emulando también la idea de la construcción arquitectónica y la ambición por la idea de “mirar hacia arriba”. A través de esta exposición se contempla un modelo de arquitectura inmóvil que posa constantemente frente a la lente del fotógrafo, que debe estar atento a su entorno para poder capturar las mejores expresiones de los edificios.
Introduciendo modelos y planteando planos imposibles el valenciano Bérchez se aproxima a Manuel Tolsà, un arquitecto nacido en Enguera en el año 1757. Él pasó una gran parte de su vida en México, donde según el fotógrafo pudo por fin desarrollar su arte de forma plena: “Tolsà no tenía cabida en el período creativo que se estaba viviendo en España en su época, por ello que emigró a México para poder trabajar el clasicismo arquitectónico, allí sí que contaba con esa libertad que aquí le faltaba”. En un homenaje tanto al fotógrafo como al constructor el Muvim captura un diálogo entre los detalles más minuciosos del trabajo de Bolsà a través de los teleobjetivos acoplados a la cámara mamiya de Bérchez, a quien le bastaron dos semanas en México para poder capturar la esencia de su obra.
La muestra pasa desde los pequeños adornos y la potencia de las sombras de las construcciones hasta impresionantes panorámicas que buscan su narrativa junto a los ciudadanos de México. “Tolsà emigra allá donde el adorno no era delito”, determina Bérchez quien considera que el valenciano trabajaba conjuntamente con la escenografía del país en conversación con su obra. Y con motivo de generar un diálogo más allá para poder titular sus obras ha contado con la colaboración de la escritora Pilar Pedraza y de otros colegas, quienes le ayudaron a contemplar y titular sus piezas desde otra perspectiva, aclarando que a través de ellos es capaz de contemplar narrativas que no se planteaba anteriormente.
A través de los aspectos fotográficos se resalta a Tolsà junto a sus juegos de luces y sus pequeños adornos, que pasan desapercibidos a los ojos de los viandantes pero que ahora por fin están enmarcados a la vista de todos. A la hora de capturar las instantáneas Bérchez juega no solo con las luces de México y con la obra inmóvil sino con los ciudadanos que pasean ajenos frente a las enormes creaciones de Tolsà e incluso a través de un diálogo con modelos que posan en el interior de sus edificios: “Quise contar con dos hermanastras para que modelaran en una breve sesión. Me gusta la narrativa que generan ya que en la arquitectura se buscan referencias humanas, como sucede por ejemplo con las columnas jónicas que se inspiran en los bucles o rizos de la mujer, era una forma de ejemplificar esta historia a través de la fotografía”.
Estos pequeños detalles se escapan constantemente a la "mirada acelerada" que tenemos, tal y como lo comprende Bérchez, y logra aislar y encuadrar estas realidades a través de la fotografía, consiguiendo que que se transmita el verdadero sentido tanto de las grandes como de las pequeñas construcciones. Este es para el fotógrafo el motivo de su trabajo, de estudio y análisis de aquello que pasa por delante de su objetivo, que se mantiene pendiente siempre de todo lo que pueda capturar, estudiando el entorno y su reacción a la obra de Bolsà, buscando siempre una respuesta humana y natural en los entresijos de las grandes ciudades.
Estas fotografías, realizadas en el año 2007, se recuperan con dos motivos: homenajear al arquitecto y realizar una donación a la academia San Pablo de México. Bérchez, que nunca se ha dedicado a la fotografía a través de la vía comercial, considera que el efecto de la donación es una forma de darle a este icono una segunda vida: “El Muvim me parece el lugar idóneo para apantallar este aspecto, Bolsà es un ilustrado de la modernidad y es la fotografía quien le analiza y no al revés”. Al final del recorrido el fotógrafo se queda con una idea central que conduce el relato: "Es un homenaje necesario al que es una pieza clave en la reinvención del clasicismo", y que lo traslada a la actualidad en una narrativa fascinante y "a pie de calle".