Maduritesseo maduritismo, tanto da que da lo mismo. Hoy toca hacer un canto a la virtuosa madurez vinosa y aunque por la cabeza de pelos rojos no pasa madurar, sin que sirva de precedente nos revestimos de chica madura
Así, de rapaza a mujer, del albo al oro. Como el de los pálidos vinos que nos harán compañía. Blancos de más de diez años. Casi nada, hedonistas.
Porque sí, señores. No sólo la tinta envejece con altura. Que el paso del tiempo aparca frescor y lozanía, vale, pero oh maravilla, a cambio crece en misterio y atractivo. Se pone más seria, de acuerdo, pero sonríe con una boquita… esa boquita que es niña de largos silencios que el alma cambió.
Y para alma la de la primera bodega del día. Mítica de Rioja que nos invita a dos tragos, dos, empezando por su más sencillo, que no menos estupendo, Viña Gravonia 2007 (R. López de Heredia Viña Tondonia). Unos pocos años ganados al tiempo, antes de seguir con el Viña Tondonia Gran Reserva 1996 (R. López de Heredia Viña Tondonia), ese grande que siempre acompaña con inteligencia. Vinos que juegan a ser dama con un truqui trucoso, la crianza oxidativa. Botellas que se abren en nobleza y que desde lejos nos hacen volar a Jerez. Consistencia envolvente con un plato de raya en escabeche.
Vamos de acá para allá y así nos plantamos en Jura, donde el Rolet Vin Jaune 2007 (Domaine Rolet) nos regala un clavelín. Crianza biológica que, dejada de la mano de Dios, renace para estar a tu lado con nervio vibrante. Cortante yodo para disfrutar de marina brisa, percebe en mano.
En Cataluña pasa fugaz el MS 4.7 Xarel·lo 2008 (Finca Valldosera Viticultors). Que las primaveras a veces son demasiadas y toca parar el tiempo. Lo hacemos picoteando camarones y, sin movernos mucho, abrimos el gironés Clos D’Agon Blanc 2008 (Clos D’Agon). Intensidad cambiante que mira al Mediterráneo, enciende una cerilla y brota el fuego. Le queremos bien y asamos unos salmonetes en las brasas.
Diciendo cosas mil aparece el Nora da Neve 2007 (Bodegas Viña Nora). Vuela alto hacia lo eterno entre la experiencia y el futuro. Un gallego entre tierno y austero que nos seduce con un tartar de vieiras de restallante aliño.
Un brinco grande, grande, nos sitúa en Nueva Zelanda, que nada queda lejos si la dicha es buena. Y rebuena nos la promete el Pegasus Bay Chardonnay 2007 (Pegasus Bay). Molón y en colchoneta pone morritos enormes y pide un clásico del fritangueo mundial, fish and chips. Seguimos viajando.
Y te extrañábamos tanto que saltamos de nuevo el charco para caer de bruces en Toledo donde, otra vez, tenemos vinos a pares. El tranquilo, paciente y bueno Guzqía 1998 (Bodegas y Viñedos Jesús Recuero) y el más chisposo y jovial Guzqía 2001 (Bodegas y Viñedos Jesús Recuero). Abrazos de vainilla y terruño que lucen bien guapos con unos canapeses de rúcula, canónigos y salmón ahumado.
La Palma más palmera para el tiempo pensando en su Llanos Negros Los Tabaqueros 2006 (Llanos Negros). Volcánicos pellejos de piel tersa y sin arrugas. Aromas infinitos, untuosos y complejos. Un gusto con unas lapas a la plancha con ajito y cilantro.
Pasajero veloz llega el Valentin Zusslin Pfingstberg 2004 (Valentin Zusslin) desde Alsacia. Alegre de mieles llena el depósito porque debe partir de nuestro lado más pronto que tarde. Dibuja círculos de despedida y nos ofrece un poquito de queso, un munster de locura.
Y sí, en Eslovenia decimos adiós soñando con volverte a ver con una copa de Movia Lunar 2008 (Movia) en la mano. Tan audaz y zalamero. Tan ocurrente y poliédrico. Llenando de vida mientras mordisqueamos cacahueses. Cuando tu mirada busca a la mía y te dice que sí, que no debería crecer. Que ya no es niña, ahora es mujer.