MÚSICA, SALSA Y DOBLES LECTURAS

La canción de la mayonesa

Sí, esto va sobre una canción con título de mayonesa pero no es la que esperas

23/03/2018 - 

Mi adolescencia noventera estuvo claramente marcada por el ruido. En la vida real no existen epifanías culturales, nada pasa así de repente pero, a veces, sí hay cosas concretas que nos cambian y nos marcan. Yo no me crié escuchando a los Beatles ni a los Rolling y a mis padres les importaba poco la música más allá de pegarse unos bailes en las fiestas del barrio. Eso es así y no va a cambiar; cantaban Astrud eso de "si el pasado no se cambia podemos inventarnos nuestra historia", pero este no es el caso. Así que mi realidad es que he sido hijo, básicamente, de la generación post-Destroy (un saludo, Eugenio). El bakalao chungo, los flyers de Puzzle en Nuevo Centro y pedir alguna versión italo en el Bikini Club que presentaba Bartual. El Total Eclipse de Nicki French y eso. A veces lo traes gordo, a veces lo traes fino. Esta vez no hay mucho glamour, lo siento.

Pero pasó algo: me llevaron a ver El Cuervo a los cines Serrano. El cartel estaba pintado a mano. La película bien, pero lo que me voló la cabeza fue la banda sonora porque por primera vez algo diferente a lo que solía escuchar me hacía sentir bien. The Cure, The Jesus and Mary Chain, Nine Inch Nails, Medicine… pasados de moda antes incluso de editarse, guitarras, ruido y todo un poco oscuro. Desde ese momento no he parado. Acabé metiéndome en el shoegazing, en los grupos del sello 4AD, en Cocteau Twins muchísimo. Pero también en las bandas nombradas antes y en The Smashing Pumpkins, que no era exactamente eso pero me gustaban. Tengo fotos del instituto con una camiseta de esas que ponía ZERO en plateado como la que llevaba Billy Corgan. La compré en una tienda de discos del centro comercial El Saler que se llamaba Gong. Lo prometo.

Su disco Siamese Dream salió antes de este acontecimiento vital, pero lo escuché a posteriori (como casi todo lo bueno) y me enganché a él. Es, seguro, uno de los CDs que más quemé en esa época y quizá uno de los que más he escuchado nunca. Y había una canción (que tiene una sutil vinculación con la comida, a eso voy) llamada Mayonaise que me tenía pensativo. Por supuesto por lo de 'mayonesa', que yo no entendía ni veía por ningún lado. ¿Qué demonios tendría que ver? Además, la palabra estaba mal escrita en inglés, al parecer a propósito. Lo recuerdo un poco como una pequeña obsesión.

Qué comienzo de letra, amigos: "Suficientemente tonto como para casi serlo, suficientemente guay como para no verlo del todo". Ya ves, mi vida entonces. La de todos los adolescentes un poco. Ahí había amor, ganas de escapar, la tristeza como animal estético, la rabia, la sensación de saberse un poco condenado. "Y yo fallo pero, cuando puedo, lo logro". Pues exactamente como funciona todo cuando no sabes qué va a ser de tu vida ni te importa demasiado. La canción, resumiendo la cosa, me traía loco. ¡Y se llamaba mayonesa! ¿Qué significaría la mayonesa? ¿Qué analogía escondía? ¿Qué influencia tenía la comida en todo esto? A mí nunca me ha gustado la mayonesa y yo me sentía mal por Billy. Ups.

Con el tiempo otras canciones sobre comida o similares me han vuelto a afectar también de forma complicada. Especialmente esa última cita que relataban La Mode en su Cita en Hawaii, en un bar con la lluvia de fondo. "Pedimos un té con cruasán", dice él. Ella, con las manos frías, buscaba el futuro en el fondo de la taza por no mirarle. Era imposible no imaginarse a uno mismo sentado en una mesa redondita de esas de café antiguo, de terrazo quizá, teniendo alguna conversación pendiente con un amor que ya sabías que iba a durar tanto como pudieses apurar el bollo. No es que la canción hable de comida, es que la canción te recuerda lo más importante de la comida: estar sentado con alguien en la mesa, los rituales sociales que formalizamos con la excusa de comer juntos, las cosas que pasan allí.

Pero yo seguía con mi mayonesa, demonios. Hasta que en una entrevista le preguntaron a Billy Corgan por la canción y el extraño título y contó lo que probablemente no quería escuchar: que mientras componía la canción, abrió el frigorífico de su casa y lo primero que vio fue un bote de mayonesa. Y como no tenía título le puso ese. Eso fue, nada más. Por supuesto, a veces (muchas veces) nosotros pensamos por encima de las canciones, de los libros, de las películas, de las intenciones de los restaurantes también eh. Vemos dobles lecturas donde no las hay. Porque a veces solo hay casualidad, un bote de mayonesa que no significa nada.