VALÈNCIA. Se habla mucho de la crisis de los 30, pero no tanto de la de los 20. Sí, la de los 20. Ese momento en el que el adolescente deja de serlo y tiene que comenzar a adentrarse en la vida adulta como por arte de magia. Un momento agridulce en el que muchos jóvenes se dan un planchazo de realidad y en el que, tal vez, abandonan sus proyectos o ambiciones artísticas… por esa gran losa de que “no hay salida”. En contra de esta idea, y luchando contra el síndrome del impostor y la falta de oportunidades, 20 jóvenes comparten sus pensamientos sobre tener 20 años en la antología Veinte años, mala edad, en el que el editor Xabier Fernán, bajo el sello editorial Tres veces trance, se adentra en la “no adolescencia” de veinte artistas -y ahora autores jóvenes- que exploran la realidad de “tener 20 años en los años 20 del siglo XXI”.
Un reto con el que pretende dejar constancia en el papel sobre las memorias de aquellos que vivirán “jóvenes eternamente” entre las letras. Tal y como lo explica Fernán la idea de este proyecto nace a través de su frustración propia como escritor al pensar que “nunca le publicarían un libro”. Movido por este sentimiento, pensó en todos los jóvenes que podrían tener este mismo sentimiento y en su frustración, lo que le motivó a juntar a un grupo y crear este proyecto “sin muchos requisitos y sin entrar en la rueda de las editoriales”. Con la idea de no poner en duda la escritura de estos jóvenes reúne a veinte autores y artistas para guardar el proceso de como escriben en ese momento: “Quería preguntarles lo que estaban pensando, darles libertad para contar sus historias y juntarlo todo bajo un mismo relato. El libro se fue dando como por arte de magia porque todos tenían algo que contar sobre sus años 20”.
Con este caldo de cultivo cuenta con una veintena de nombres -Clara Mayoral, Junaked, Ariel Ariel, Lucía Ramos, Júlia Peña, Teresa Carril, Beñat U. Etxeberria, Aitor Artetxe, Víctor Heranz, Joshuawf, Claudio Portalo, Nico, Emmanuel Álvarez, Miguel Machetti, Sam Fuentes y Jorge Librero- y entre ellos, dos valencianos: Romeo Bueno y Nadia Risueño. Ellos son los autores de Ahora que soy adulto me he convertido en una persona diferente a ahora que soy niño y El día que mi hijo cumplió 20 le enseñé que nunca serían felices, respectivamente. Dos textos en los que se adentran, de forma visceral, en la realidad de la veintena a través de sus propias vivencias y sus versos. Para Bueno, un creador “que siempre escribe muy rápido” su foco tenía que estar centrado en el “conflicto” y en la línea entre el deseo y la familia.
Trazando este texto por “impulsos” Bueno considera que este proyecto les permite construirse “una máquina del tiempo” al pasado en la que recuerda la veintena y deja de romantizar: “A veces tener 20 años es un horror, siento que la veintena te da un día lo mejor de tu vida y al otro te lo quita. Es algo extraño porque tienes un recuerdo nostálgico que está muy distorsionado. En su caso Risueño se centra en una realidad en la que habla de tener un hijo y verle pasar por la veintena como “una edad menos feliz”. Centrada en esa angustia, consigue elaborar de una forma muy poética un texto en el que inventa personajes y crea un escenario en el que monta un escenario en el que se sitúa en otro mundo.