Unos votan y otros vetan
Los votos son los que son y los vetos son los que están. En esta calurosa semana de julio, el bochorno lo producen los “líderes” políticos que bajan en votos o escaños y suben en humos
Ha llegado la hora de que PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos nos vendan el Gran Pacto de Estado por la Educación, esa utopía que jamás nadie se atrevió a poner en marcha. Mientras tanto, atendemos a sus posturas en materia de conciertos, becas, inmersión lingüística y hasta deberes en casa
VALENCIA. La Educación. Ese tema universal que importa tanto y a la vez tan poco. Solo la Sanidad podría equipararse en el trato. Mientras los representantes políticos insisten en su gran preocupación por potenciar la formación, los programas electorales adolecen de escasez de propuestas y falta de originalidad. También es delatora la posición que ocupa en sus panfletos, donde suele acabar relegada a la centésima página.
Distinguir los eslóganes de las medidas es complicado, pero necesario, además de leer en clave valenciana algunos de los datos. ¿Puede el PP hablar de un gran acuerdo mientras mantiene la imposición de la LOMCE? ¿Será capaz el PSOE de cumplir sus más de 11 páginas de promesas? ¿Acaso Podemos, ahora arropado por IU, acabará por eliminar todos los conciertos? ¿Y qué hay de la insistencia de Ciudadanos en la implantación del inglés?
A continuación, un repaso por las promesas de las cuatro grandes fuerzas políticas.
El partido que ostenta el mando, al menos en funciones, parece bastante relajado con respecto a la parcela educativa. Las propuestas en esta materia no llegan hasta la página 171 de su programa electoral, bajo el epígrafe Impulsar el Talento. Esto no impide que lo hayan convertido en uno de sus lemas electorales: "Culminar la mejora de nuestra educación”, aseguran en la presentación. Lo que vendría a significar que ya está en el buen camino, pese a las protestas de diferentes sectores por la aplicación de la Lomce.
Después de una introducción cargada de generalidades –“Creemos en el esfuerzo, en el mérito, en la capacidad de todas las personas para desarrollar su potencial” –, llega la esperada mención a que los padres puedan elegir el centro y el modelo en el que educar a sus hijos. Es sin duda, una defensa constatada de la educación concertada y privada, que Mariano Rajoy ya respaldó durante su visita a Valencia. También tiene implicaciones lingüísticas, en la medida que apoya “el derecho de los padres a que sus hijos reciban enseñanza en castellano".
Tras recordar que las competencias educativas están delegadas a las autonomías, pero evitando mentar casos como el de la Comunitat, donde la infrafinanciación repercute en el gasto por alumno, apuntala los siguientes objetivos desde el marco estatal:
Por supuesto, hay referencia al Pacto Educativo. El texto insiste en que el PP ha impulsado “una intensa agenda reformista” durante la legislatura, y hace una defensa airada de la Lomce, pero admite que ahora están dispuestos a convocar a todos los grupos políticos y a toda la comunidad educativa para la consecución de un acuerdo nacional. Será difícil concretar cómo. Plantean hacer extensible el consenso a la Universidad, mediante un estatuto del personal docente, "la equidad estudiantil" y un acuerdo sobre la financiación.
Situar la Educación nada más arrancar el programa, solo precedida por la introducción, parece apropiado y denota interés por hacerla prioritaria. Podría tratarse, no obstante, de un formalismo. Bajo el título Bases para un proyecto de futuro, la disertación arranca con una crítica despiadada al trabajo del PP, al considerar que ha creado “un sistema sesgado, que todavía se agravará más si llega a hacerse efectivo el principio de demanda previsto en la Lomce”. El punto de partida, por tanto, es derogar la ley y sus polémicas pruebas externas.
Otro elemento interesante es su nivel de concreción en lo referente a la financiación: se habla de alcanzar un suelo común del 5% del PIB en dos legislaturas, ampliable hasta el 7% a medio plazo. Y aunque promueve “la suficiente oferta en centros públicos en todas las etapas para garantizar el derecho a la educación”, no descarta la “financiación pública” y “los servicios comunes” para todo el sistema educativo, incluyendo colegios concertados. Asimismo, habla de un reconocimiento diferencial para las cooperativas de enseñanza.
Las propuestas socialistas en materia educativa se desgranan a lo largo de más de una decena de páginas, con dos apartados diferenciados para FP y Universidades, áreas que cuentan con tres páginas respectivamente. No obstante, podríamos destacar las siguientes apuestas:
Luego llega el turno del Gran Acuerdo Social, sin entrar a detallar los términos en los que debería producirse, pero no podía faltar. Donde sí se profundiza es en el fortalecimiento de la cooperación entre Comunidades Autónomas, dotando a la Conferencia Sectorial de Educación de una mayor capacidad operativa para solucionar problemas comunes. A lo largo del resto del programa, la Educación vuelve a aparecer de manera intermitente, con menciones especiales en los bloques de igualdad de género y de orientación sexual.
El partido mantiene el programa presentado para la cita electoral del pasado 20-D, pese a que incorpora un acuerdo de 50 puntos firmado junto a Izquierda Unida, con quien concurre a la cita. Hace alarde de un diseño original, que emula el formato de un catálogo de Ikea, e incluye en la sección de Mobliario Infantil la mayor carga de política educativa. Sin olvidar otras tantas medidas que inciden en la FP y en el nivel universitario.
“Educación laica, pública y de calidad” es la declaración de principios. De hecho, son muy directos cuando hablan de recuperar la inversión en formación pública, hasta alcanzar la cota del 4,6% del PIB en los primeros dos años de legislatura, y ejecutar “la moratoria de conciertos educativos, junto a un plan para su supresión progresiva”. Con este anuncio prometen enfrentarse a una parte activa de la comunidad educativa, que ya se ha visto las caras con el Consell valenciano. La medida iría acompañada de la integración voluntaria de los centros privados y concertados en la red pública, prácticamente su única alternativa.
El resto de sus objetivos tienen una clara vocación social, y se concretan en:
Qué nadie se asuste: finalmente, también se apuesta por una nueva Ley de Educación, “que nazca del debate y la participación de toda la comunidad educativa”, con la consecuente derogación de la Lomce, a la que critican duramente. Esta vendría a ser su particular versión del gran acuerdo políticamente correcto.
El programa de Ciudadanos está dividido en cinco partes, a la que se suma una Memoria Económica final, que explica cómo poner en marcha las propuestas a nivel presupuestario. Pero vayamos al tercer bloque, titulado Invertir en el presente para ganar el futuro, donde se abarca buena parte del contenido educativo. Una cuestión importante para el partido, siempre puesta en relación con cuestiones transversales, como el desarrollo de un tejido empresarial potente o la apuesta por determinados sectores productivos.
Resulta llamativa su defensa de “una educación verdaderamente gratuita para las familias”. “Los costes escolares deben ser transparentes”, asegura uno de los puntos del programa. De este modo, no solo se refieren a una mejor financiación, sino a eliminar “las tasas y tarifas encubiertas en colegios públicos o concertados”, lo que de por sí es una garantía de que también apostaran por este modelo educativo.
Este planteamiento de conciencia social también se ve reflejado en su relación de medidas:
Por supuesto, hay espacio para un Pacto Nacional por la Educación, que cuente con el consenso de las fuerzas políticas, comunidad educativa y de los colectivos sociales. Con argumentos tan grandilocuentes como “pensar más en nuestros hijos y en las próximas generaciones, que en los intereses de los partidos políticos”. Pero parece que muchos fracasan antes en la conversión de la educación como "herramienta eficaz para la igualdad de oportunidades, y no para dividirnos en bandos”. Queda dicho.
Los votos son los que son y los vetos son los que están. En esta calurosa semana de julio, el bochorno lo producen los “líderes” políticos que bajan en votos o escaños y suben en humos
"No esperará que le llevemos todos flores a Mariano", afirma