VALÈNCIA. Si pasean por el cauce del Turia es probable que vean una construcción un tanto llamativa, una obra que rompe con el recorrido del extraño río verdoso de València, que cada día cruzan a ‘nado’ centenares de runners o paseantes. Les doy una pista: se ubica bajo el Pont de les Arts, a pocos metros del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). ¿Todavía no les suena? Más pistas: se trata de una obra de arte del danés Per Kirkeby, que exhibe la ciudad desde hace más de tres décadas. ¿Nada? Tocará volver a pasearse por la zona. Y es que desde 1989 descansa en el cauce del río una obra sin título del célebre Per Kirkeby, uno de los ejemplos más destacados de arte público de la ciudad y uno de los símbolos de la revitalización del Turia, convertido a la postre en uno de los grandes jardines de Europa. Sin embargo, su presente poco tiene que ver con la gloria de los años noventa. Pintadas, restos de basura y un par de vallas impidiendo el acceso al interior es la fotografía que sigue dejando en 2020, a la espera de un rescate que tarda en llegar, aunque tenga nombre y apellido: jardín del IVAM.
Y es que la historia del jardín del museo es la de nunca acabar. Tras años de retrasos, la puesta en marcha de las obras en la parte trasera del museo parecía poner punto y final a una de las cuentas pendientes históricas del centro, haciendo habitable el solar anexo, hasta entonces un espacio abandonado e inaccesible para el público. Las obras finalizaron y, aunque sin inauguración oficial ni una programación vinculada al espacio, el jardín pudo empezar a ser visitado y acogió a sus nuevas ‘inquilinas’, una serie de esculturas que formaban parte de una selección previamente anunciada por la dirección del centro y la conselleria de Cultura. Andreu Alfaro o Miquel Navarro son algunos de los nombres vinculados al ‘nuevo’ proyecto del museo, artistas que dan forma a un espacio ideado como una suerte de sala de exposiciones al aire libre y que, a pesar de todo, sigue con una cuenta pendiente: recuperar la escultura de Per Kirkeby del río Turia.
La pieza llegó a València en 1989, con motivo de la colaboración del artista danés con el museo valenciano, cuya subsede -entonces el Centre del Carme- acogió la exposición Per Kirkeby. Pinturas, esculturas, grabados y escritos. Sin embargo, años después, la obra del artista danés se presenta grafiteada, con basura vallada, un problema que no es nuevo. Allá por 2011, cuando gobernaba el Partido Popular, ya Compromís denunciaba el "preocupante" estado de la obra de Per Kirkeby. "La parte delantera presenta una grieta y el ayuntamiento ha vallado la entrada para que no pase nadie, ya que es habitual encontrarse con alguna persona haciendo sus necesidades", explicaba entonces la concejal de Compromís Consol Castillo.
Tres décadas después de su instalación, en octubre de 2018, se anunció que la pieza sería trasladada del cauce del río Turia al bautizado como Pati Obert del IVAM, sin embargo, una maraña administrativa ralentiza ahora su reconstrucción en el espacio anexo al museo. Fue el pasado mes de junio, con el jardín ya visitable, que desde Parques y Jardines de València se remitió el informe para proceder a la demolición y nueva construcción de la pieza a la comisión técnica de patrimonio, informe que fue devuelto al no contar con la correspondiente ficha del Catálogo de Protección, que incluye una descripción de la obra o sus características de protección. Esta ficha no fue remitida, en realidad, porque no existe, ya que la pieza es del IVAM, aunque sea el Ayuntamiento el que asuma las tareas de conservación de la misma. Este documento, necesario para que la comisión proceda a la aprobación del 'traslado' (destrucción y nueva construcción en su nueva ubicación), todavía se interpone en su avance y, desde el Ayuntamiento de València, apuntan que todavía no cuentan con él. El proceso, además, ha sido ralentizado por el vacío en la subdirección de Colección y Exposiciones tras la salida de Sergio Rubira, un 'hueco' que la nueva directora, Nuria Enguita, debe ocupar, aunque no será la misma plaza.
Con el esperado traslado del Per Kirkeby al Pati Obert se pondrá la guinda a un proyecto que ha sufrido numerosos retrasos -de hecho la propia administración anunció su puesta en marcha en varias ocasiones-, aunque esto no quiere decir que el proyecto se dé por finalizado. El pasado mes de septiembre, la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, celebraba la apertura del jardín tras años de espera aunque, eso sí, no daba por concluidos los trabajos en el espacio. Y es que, según Tamarit, todavía hay que "pulir" algunos detalles y hacer "alguna pequeña actuación" para "humanizar" el espacio de cara a que estén "más satisfechos con este proyecto porque es lo que se pretendía”.
Y es que la puesta en marcha del jardín está dando casi tantos dolores de cabeza al museo como su construcción. De hecho, el pasado mes de julio, poco tiempo después de que se pusiera en marcha, el espacio amanecía con numerosas pintadas, un ataque que afectó a piezas como Luna sobre prisma (2001), de Miquel Navarro; El muro y la palabra’ (2018-2020), de Victoria Civera; o Fragmentos (1990), de Vicente Ortí Mateu, sobre las que se imprimieron mensajes como ‘FUCK POLICE’, ‘FUCKNAZIS’ o ‘Menos obras de arte y más parke’ (sic). Aunque, tal y como explicaron desde el museo, la solución era relativamente sencilla, pues el jardín dispone de un tratamiento ‘antigrafiti’ por debajo de los tres metros de altura, fue al centro al que tocó pagar con los gastos del ataque.