VALENCIA. Si la fotografía sirve para captar un instante, Natacha Lesueur (Cannes, 1971) logra bajar la temperatura hasta congelarlo. La artista francesa inauguró el viernes en la galería de arte contemporáneo Espai Tactel (C/Dénia, 25) la exposición I am a cliché, que supone su primera muestra en una galería en España, aunque ya mostró su trabajo en 2006 en el Institut Française. La colección, que se podrá ver hasta el 5 de agosto, indaga en una figura humana que se presenta como artificial, el envoltorio de unos protagonistas que esconden más que su cobertura.
Lesueur, quien en el año 2000 fue galardonada con el Premio Ricard y entre 2002-2003 ganó una residencia en la Villa Medicis de Roma, ha formado parte desde 1996 de algunas de las colecciones públicas y privadas más prestigiosas de Europa. En I am a cliché la artista aborda una de las temáticas que ha sido constante en su trayectoria: la cuestión de la identidad frente a la representación, las complicadas y numerosas realidades frente a la exigencia social de simplificar lo existente. La práctica de Lesueur ha sido esencialmente fotográfica, imágenes para las que ha sometido el cuerpo a diferentes tratamientos como la restricción, la puesta en escena o el enmascaramiento.
En I am a Cliché la concreción la lleva hacia la figura femenina, aquellos elementos que supuestamente configuran su identidad reduciéndola a un mero icono. El exceso de maquillaje, en la vestimenta y accesorios generan una realidad sobre la mujer que no deja de ser virtual. “A través de estas obras podemos entender cómo la fotografía se ha acercado mucho a la escultura en la (re)presentación de las cosas y, también, en el retrato del cuerpo como algo performativo. Sus fotografías son la evidencia crítica de una realidad, de un volumen (el cuerpo, las cosas) que se muestra bajo una apariencia y esgrimiendo una actitud determinadas, detenidas en la foto, que ponen en cuestión los arquetipos establecidos”, explica Ricardo Forriols, vicedecano de Cultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de València.
Natacha construye sus fotografías como si se tratasen de pinturas: la cámara congela la escena y la imagen fotográfica se establece como un barniz en la composición. En ciertas obras la artista se enfrenta al cuerpo con alimentos, por ejemplo, envuelve el cabello de las modelos con piel de salmón y cubre sus párpados con escamas de pescado, mientras que en otras de sus piezas los cuerpos llevan las marcas de perlas que han sido presionadas contra la piel con pruebas ópticas de todo el mundo. La artista utiliza el cuerpo como un lugar de inscripción, una superficie que sirve para la preparación de alimentos o marcas que ella desee hacer.
"Cierto carácter barroco en el manejo de alimentos ajustados al cuerpo, el gusto por exagerar el color y su contraste, del pop al tropicalismo, los juegos con las prendas, el maquillaje o el arreglo del peinado, y hasta una ironía a veces melancólica, a veces sarcástica, han marcado una trayectoria de la que se entresacan para esta exposición un conjunto de obras que recoge trabajos iniciales de los años noventa y otros más actuales, haciendo especial hincapié en un hecho acromático, en un continuum en blanco y negro que, además, acentúa el efecto estatua y el vínculo entre fotografía y escultura, entre el retrato y la naturaleza muerta", indica Forriols.
I am a cliché bebe, precisamente, tanto de la pintura como de la escultura, sin ser nada de eso, fotografías que encuentran en los cuerpos andróginos el lienzo perfecto para sumar todo tipo de atrezzo que disfraza el género, una reflexión que se podría integrar en la teoría queer. Natacha Lesueur juega en dos fotografías de 1996 con la idea de dolor, marcas de unas joyas que muestran el sacrificio por mostrarse de cierta manera para encajar en los parámetros establecidos. En la obra de Lesueur nada es lo que parece.
La exposición 'Light and Passage' recorre a través de la pintura "una profunda reflexión sobre la propia naturaleza del arte, la tradición y la mirada del artista"