La literatura de Bolaño cobra vida en las tablas del TEM con 'Una novelita lumpen'

VALÈNCIA (EP). A principios del siglo XXI, el chileno Roberto Bolaño estaba considerado como el gran referente de la literatura latinoamericana contemporánea. En apenas una década, consiguió dejó atrás sus comienzos en la marginalidad y consolidarse como un novelista genuino y multipremiado, capaz de convertir cada nuevo trabajo en un acontecimiento para los lectores, gracias a su escritura poética, sus personajes extremos y el espacio surreal de sus historias, subraya la sala del Cabanyal-Canyamelar. Su precipitada muerte, en julio de 2003 a los 50 años de edad a causa de una insuficiencia hepática, truncó una carrera extraordinaria pero estableció las bases de un legado que, dos décadas después, sigue inspirando e influyendo a las nuevas generaciones.

'Una novelita lumpen' fue su novena narración y la última que publicó en vida, un año antes de morir. En ella, Bolaño retrataba el viaje existencial de Bianca y Enrico, quienes, tras la muerte de sus padres en un accidente, acogían en su casa de Roma a dos hombres que provocarán un salto de madurez en los hermanos a través de conceptos como la sexualidad y el engaño. La atmósfera y universo contenido en la novela y las posibilidades escénicas del relato (pocos personajes y un único espacio) llevó a la compañía La Intemerata a plantear una adaptación teatral que los próximos 30 de abril y 1 de mayo (19:30 horas) trasladará su surrealismo lleno de claroscuros hasta el Teatro El Musical.

La directora y dramaturga Rakel Camacho, una de las fundadoras de la compañía, fue quien asumió el reto de adaptar a un autor universal del calibre de Bolaño. "Me gusta decir que 'Una novelita lumpen' es un thriller onírico, además de una penetrante consideración sobre la voluntad y capacidad humana para transformar la infelicidad", explica la autora, que define el texto como "el retrato de un paisaje en que la incertidumbre, la soledad y la desorientación laten para desembocar en un final esperanzador".

A su vez, Camacho destaca el papel activo del espectador, "que se sumerge en la imagen poética que provoca la palabra y la puesta en escena, lo que provocará una reflexión sobre ideas como la soledad, la ausencia de referentes en la vida, el significado del amor y el desamor, la pugna entre sueño y realidad, la muerte física o filosófica, el erotismo, la toma de decisiones para alcanzar la libertad de acción o la idea de ejercer la prostitución como sacrificio de la mujer a cambio de sustento diario".