El último viaje de la Colección Lladró
El último viaje de la Colección Lladró
VALÈNCIA. La obra Yo soy el pan de la vida de Joaquín Sorolla, que formó parte de la exposición De la foscor a la llum. Cinc segles d’art en el Palau de les Comunicacions, ya se encuentra instalada en su lugar final de exhibición en las salas de la colección permanente del Museo de Bellas Artes de València. Esta obra, un óleo sobre lienzo de 415 x 532 cm, es la pintura de temática religiosa de mayores dimensiones que se conserva del maestro valenciano. Firmada y fechada en 1897, la pintura está presidida por una barca en la que destaca la vela blanca que ocupa una parte importante de la composición. De pie y de espaldas a un grupo de pescadores se encuentra Cristo, vestido con un amplio manto rojo, que con los brazos alzados se dirige a una multitud de gente que le escucha en la orilla.
Por sus grandes dimensiones, la obra de Sorolla ha necesitado un "complejo y minucioso" proceso de traslado e instalación de la pintura en la sala donde finalmente será exhibida al público, proceso que ha sido controlado en todo momento por el personal técnico del centro museístico, explican desde el centro. Por sus excepcionales dimensiones, tal y como avanzó este diario, Yo soy el pan de la vida se ha instalado en la futura sala Sorolla que se inaugurará a finales de 2023, pues, una vez desenrollada la pieza, no volverá a abandonar esta ubicación para asegurar su correcta conservación.
El último viaje de la Colección Lladró
El director del Museo de Bellas Artes de València, Pablo González Tornel, ha subrayado que “para el Museo de Bellas Artes es emocionante albergar Yo soy el pan de la vida, la obra de Sorolla de mayores dimensiones en la Comunitat Valenciana”. Igualmente, ha indicado que “con el traslado y la instalación de Yo soy el pan de la vida culminan los trabajos de traslado de las obras que la Generalitat Valenciana adquirió en octubre de 2022 a la familia Lladró, para su integración en los fondos del Museo de Bellas Artes”. Además, González Tornel ha añadido que “el traslado de esta colosal obra de Sorolla marca el punto de arranque de la nueva sala dedicada a él, en la que figurarán más de cincuenta obras del maestro”. La colección del Bellas Artes se convertirá así en la colección pública más importante de obras del pintor tras la del Museo Sorolla.
La pintura Yo soy el pan de la vida fue encargada en 1896 por Rafael Errázuriz para decorar su casa palacio de Valparaíso (Chile). Sorolla había conocido al diplomático y empresario vitivinícola chileno en Madrid en diciembre de 1895 y como producto de ese encuentro, este le encargó una serie de retratos familiares, una pintura religiosa con el tema de Jesús predicando en la barca y cuatro obras relacionadas con el vino. Dos de esas obras, ‘La vendimia’ y ‘La prensa’, se encuentran hoy en el Museo Municipal de Viña del Mar (Chile), mientras que de las otras dos, ‘La parra’ y ‘La bacanal’, se ignora su paradero. Para la realización de esos cuatro paneles, relacionados con el trabajo de la uva, Sorolla decidió viajar a Jávea y conocer de primera mano el trabajo que se realizaba para la producción del vino.
La combinación de elementos cotidianos de la realidad circundante, como la barca humilde de pescadores valencianos en la que se sitúa Jesús, con la temática cristiana y una iluminación que produce cierto misticismo dan como resultado una obra simbolista única dentro de la producción de Sorolla.